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Liliane en el salón principal de la cas
Una perla frente al mediterráneo

Una perla frente al mediterráneo

Liliane Laredo hace gala de una decoración pensada para el disfrute de los sentidos en esta villa situada en la Milla de Oro

Lorena Codes

Lunes, 27 de octubre 2014, 09:56

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Una amiga mía compró su casa, una residencia de lujo, porque al visitarla el propietario estaba tocando el piano y quedó absolutamente cautivada», relata Liliane Laredo con la intención de explicar su teoría sobre cómo se produce el deseo de comprar una casa. «Tiene que ser como un flechazo amoroso, ya no puedes vivir sin ella», apostilla. Esta francesa nacida en Casablanca y residente en la Costa del Sol desde hace más de tres décadas ha visto transformarse el sector de la construcción en Málaga desde su perspectiva como decoradora, una profesión que ha desarrollado a lo largo de casi cuarenta años de carrera. Liliane llegó a Torremolinos en los años 70, época en la que este rinconcito del sur de Europa era el centro del universo, lugar predilecto de la jet-set. Por entonces, según explica, una compañía inmobiliaria alemana fletaba aviones en los que viajaban posibles compradores de apartamentos que un constructor malagueño edificaba con generosidad.

Durante un día, esos potenciales clientes tenían que decidir si se quedaban o no con el piso que se les mostraba y si finalmente optaban por comprar el viaje a España les salía gratis. Estrategias de venta agresivas que por entonces se daban con asiduidad en la zona, tal y como indica Laredo. «Puesto que esta venta era cuestión de un impulso, de una primera y única impresión, se me ocurrió ir a visitar a este promotor y sugerirle que me dejara amueblar y ambientar uno de los apartamentos, para que resultase más atractivo», indica. Dicho y hecho. Tanto el alemán como el constructor torremolinense quedaron tan contentos que le llegó un importante cheque de la empresa germana para agradecerle el incremento en las ventas. Fue el comienzo de su carrera laboral como decoradora de interiores, una tarea que, asegura, nunca ha separado de la faceta comercial, de la que posee estudios superiores.

Se considera «autodidacta» y afirma que sus mejores maestros han sido los viajes y los libros. No obstante, asevera que lo más importante a la hora de enfrentarse a la decoración de una casa ajena es saber detectar las necesidades del cliente, cómo quiere disfrutar de su casa. «Un decorador es como un cocinero, tiene que ser generoso para hacer disfrutar a los demás», argumenta. La Perla Rosa es, sin duda, un lugar privilegiado para el deleite de los sentidos. No sólo por su ubicación, en plena Milla de Oro marbellí, al pie de la montaña y con unas inmejorables vistas al mar, sino porque el diseño de toda la vivienda está pensado para el disfrute de sus huéspedes. El nombre de la villa le viene dado por el color de la fachada de la casa, en un terracota rosáceo de aire marroquí, que encaja perfectamente con el vergel que la rodea.

Este color contrasta con la pureza del blanco que viste la mayoría de las paredes en el interior, potenciada por la amplitud de espacios y los grandes ventanales que recorren toda la casa, filtrando la luz natural de forma estratégica. Liliane sostiene que le gusta estar al día de las tendencias y mezclar estilos, «siempre sin perder la armonía y la elegancia». «El blanco es ahora el rey de la decoración, atrás quedan los ambientes abigarrados y barrocos, nos gusta sentir la paz que transmite este color», apunta. Es, por ejemplo, la base del salón principal de este hogar, una estancia que multiplica la luminosidad gracias al blanco de sus principales piezas de mobiliario, los espejos y el uso del cristal en los accesorios. Los únicos toques de color, en morado y negro, los aportan las butacas auxiliares, los cojines y el cuadro que preside la sala encima de la chimenea, obra de la artista Owanto. Un mueble de anticuario destaca en el conjunto contemporáneo, algo habitual en los proyectos de Liliane. El mismo estilo vanguardista, con espíritu de mixtura, se respira en el comedor principal, dotado para una docena de comensales y con acceso a la relajante sala de televisión.

Otra de las estancias de las que Liliane se siente más orgullosa es la cocina. Afirma que en sus más de treinta años de carrera ésta ha sido relegada a un segundo plano y, sin embargo, se trata de un lugar muy importante para la vida de un hogar. En este caso, para Laredo ha primado la funcionalidad, de tal forma que el espacio se ha distribuido a la medida de las necesidades. Las sillas de diseño rojas y los potentes cuadros ofrecen el contrapunto exacto a una cocina blanca impoluta. El capítulo de los dormitorios de esta casa merecería una mención aparte en este reportaje, puesto que sus nueve suites (dos de ellas situadas en la casita de invitados) ofrecen tal variedad de estilos que es imposible narrarlos todos. Los hay más clásicos, como el principal, decorado en relajantes tonos neutros; de estilo árabe mediterráneo, con formas que recuerdan a las Mil y una noches; y más modernos, ambientados con muebles de diseño. Todas estas habitaciones poseen su propio baño, algunos de ellos con unas imponentes vistas desde el jacuzzi.

Sin embargo, para mayor relajación, la casa cuenta con hamman y sauna propios, espacios ideales para después de una jornada deportiva en alguno de los dos gimnasios que posee, de una partida de billar en la sala de juegos o de un partido de tenis en la pista de la villa, ubicada en la zona más baja de la parcela, después de la piscina. El exterior es, sin duda, la joya de la corona de esta vivienda. Un sitio resguardado del ruido, iluminado por el constante foco del sol marbellí y con una distribución de elementos sobria y práctica. En el primer nivel, el porche acoge varias zonas de estar y el comedor al aire libre. Unas escaleras vestidas de flores dan acceso a la piscina y la zona de relax, por la que se llega también a la casa de invitados. Además, algunos elementos decorativos como fuentes árabes hacen de esta casa una verdadera perla. «Vivimos en el paraíso, la luz de Marbella, su riqueza poblacional, con gente de diversas nacionalidades y la felicidad que produce su estilo de vida hacen que sea el mejor lugar del mundo para vivir», concluye Liliane.

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