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Salón.
Oda a la calma y el equilibrio en un hogar actual

Oda a la calma y el equilibrio en un hogar actual

La interiorista Loreto Balbuena abre las puertas de su casa, un dúplex luminoso y diáfano decorado con un espíritu funcional y gran sensibilidad cromática

Lorena Codes

Lunes, 29 de septiembre 2014, 13:04

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La serenidad es la nota dominante en el hogar de Loreto Balbuena. En esta casa nada parece estar fuera de lugar, todo elemento parece haber encontrado su «hábitat natural». Es una sensación que prevalece a lo largo de toda la casa, desde el hall hasta el estudio, en la terraza o en los dormitorios. Situado en la privilegiada zona de Guadalmina Baja, a pocos metros de la playa y rodeado de vegetación, este dúplex posee los metros ideales para el estilo de vida de la interiorista y sus hijos. Una profesión en la que desembocó sin planteárselo, después de trabajar durante años en revistas de decoración. Estudió Publicidad y en aquellas lides comenzó su trayectoria, pero su inquietud innata y su instinto la llevaron pronto a meterse en tareas como el estilismo para la fotografía decorativa, la supervisión de proyectos y obras, y más tarde, la propia tarea de interiorista. La plasmación de sus años de experiencia en varios proyectos y el boca a boca le aseguraron pronto un hueco en el sector, hasta que hace catorce años se mudó a Marbella, donde ha continuado dando rienda suelta a su creatividad en nuevos hogares. Asegura que «cada casa tiene su propio idioma y sabe pedirte lo que necesita». Así, el punto de partida de sus trabajos varía en función del mensaje que le llegue, si bien todos tienen en común un eclecticismo armónico y una gran sensibilidad cromática que plasma en estudiadas combinaciones de colores.

La ausencia de ruido (ruido sonoro, visual e incluso olfativo) se deja sentir en su hogar al atravesar la puerta de entrada. Es otra de sus identidades, la necesidad de serenidad: «Es algo obsesivo, lo primero en lo que me fijo al entrar en una vivienda es en si tiene o no ruido». De hecho, asegura que muchos de sus encargos han arrancado en la mejora de la habitabilidad a través de una buena distribución que permita eliminar molestias de este tipo. Su casa es un buen ejemplo. El equilibrio reina en todos los ambientes y comienza en el mismo hall, donde ya se presenta el estilo limpio y cálido que rezuma toda la vivienda. Un papel pintado de rayas horizontales en tonos arena sirve de base y unifica este espacio con el resto del pasillo. Una consola de estilo contemporáneo y una obra de Paco Sanguino centran la atención, aderezados tan sólo por elementos de aspecto orgánico, como una planta y objetos decorativos realizados en materiales naturales. Este ambiente sirve de distribuidor del resto de las estancias, con especial atención al salón, al que se une a través de una doble puerta corredera. Este acceso es una inmersión en el feudo de la luz.

El salón comedor es una habitación luminosa y diáfana, con acceso a la amplia terraza. Es aquí donde Loreto muestra mayor audacia a la hora de multiplicar los metros, gracias a una perfecta distribución y orientación del mobiliario. Recuerda que cuando llegó a la casa la encontró «destrozada y sumida en la oscuridad». Cambió todas las tomas de electricidad y rehizo el mapa de iluminación artificial punto por punto. Escogiendo muebles de un tamaño considerable y tonos neutros logró ampliar visualmente el espacio y ganar en funcionalidad. La mayoría de piezas del salón comedor llevan su rúbrica, con diseños que ha ideado a la medida de las necesidades familiares. El equilibrio cromático se impone como si se tratase de un lienzo pintado y retocado trazo a trazo hasta lograr la evocación de un todo que trasciende a la realidad. Enemiga de seguir las tendencias a rajatabla, Loreto prefiere incorporar algún guiño en pequeños y selectos toques, que permitan actualizar un ambiente con cambiar un par de complementos. Lo demuestra la zona de estar, presidida por dos sofás en beige arena, una gran mesa cuadrada blanca y una antigua librería. «Hay que ser sencillo y práctico en lo esencial, invertir en lo duradero y dejar los caprichos para pequeñas piezas, detalles de estilo», sentencia. Así, Loreto es una firme defensora del hogar como «un organismo vivo», que debe ser el reflejo de la evolución de la propia persona, de sus vivencias.En su caso, varias antigüedades conviven con obras de arte que tienen un significado especial para ella.

La obra principal que cuelga encima del sofá es de Paloma Souto. Sobre una consola que hace las veces de segundo recibidor se exhibe una escultura de Stella Kamazón, así como otra obra de Sanguino. Para Loreto, si se posee un presupuesto más o menos holgado, «la mejor inversión es el arte». Las lámparas, preciosas, son de Porta Romana, y los cojines de Teklassic. La otra parte de esta ele que forma la habitación se dedica al comedor, dejando entre ambas y el resto de la casa un gran espacio vacío, que facilita el flujo de la luz y el aire. En esta parte Loreto ha instalado una librería a medida con un particular diseño que la hace muy especial. A su lado, un espejo vertical multiplica la profundidad de la habitación sobre un papel pintado (de nuevo de rayas) que ha diseñado ella misma. El comedor, al igual que el resto de ambientes, posee una atmósfera atractiva y acogedora, apoyada en muebles con carácter y un par de piezas decorativas actuales. La amplia terraza se dispone en dos zonas, una de comedor exterior y otra de estar. Esta última se ha vestido de alegres tonos veraniegos con cojines y detalles de Teklassic. La cocina y los baños de la casa siguen las mismas pautas que estos ambientes, con bases neutras y de calidad que, como un buen lienzo, permitan personalizar y cambiar el ambiente a placer. Por último, los dormitorios reflejan de nuevo el carácter proporcionado y armónico de las creaciones de la interiorista, en las que no caben la extravagancia ni el exceso. En el principal el ritmo lo marca un papel pintado de rayas en blanco y negro que posee un ligero aire americano. Los dos tonos se trasladan también a la ropa de cama, con un elegante print floral.

El punto de estilo llega de la mano de los complementos: cojines, plaid y jarrones de Cachemir decoración, en un agradable tono verdeagua que suaviza la atmósfera y la hace más femenina. En el de los niños también predomina el estampado de rayas, combinado en varios tamaños y a juego con las colchas de cuadros.Formas, colores y estilos atemporales que soportarán perfectamente el paso del tiempo sin que pierdan vigencia gracias a la sabia actualización que Loreto ha realizado con ellos.La serenidad es la nota dominante en el hogar de Loreto Balbuena. En esta casa nada parece estar fuera de lugar, todo elemento parece haber encontrado su «hábitat natural». Es una sensación que prevalece a lo largo de toda la casa, desde el hall hasta el estudio, en la terraza o en los dormitorios. Situado en la privilegiada zona de Guadalmina Baja, a pocos metros de la playa y rodeado de vegetación, este dúplex posee los metros ideales para el estilo de vida de la interiorista y sus hijos. Una profesión en la que desembocó sin planteárselo, después de trabajar durante años en revistas de decoración. Estudió Publicidad y en aquellas lides comenzó su trayectoria, pero su inquietud innata y su instinto la llevaron pronto a meterse en tareas como el estilismo para la fotografía decorativa, la supervisión de proyectos y obras, y más tarde, la propia tarea de interiorista.

La plasmación de sus años de experiencia en varios proyectos y el boca a boca le aseguraron pronto un hueco en el sector, hasta que hace catorce años se mudó a Marbella, donde ha continuado dando rienda suelta a su creatividad en nuevos hogares. Asegura que «cada casa tiene su propio idioma y sabe pedirte lo que necesita». Así, el punto de partida de sus trabajos varía en función del mensaje que le llegue, si bien todos tienen en común un eclecticismo armónico y una gran sensibilidad cromática que plasma en estudiadas combinaciones de colores. La ausencia de ruido (ruido sonoro, visual e incluso olfativo) se deja sentir en su hogar al atravesar la puerta de entrada. Es otra de sus identidades, la necesidad de serenidad: «Es algo obsesivo, lo primero en lo que me fijo al entrar en una vivienda es en si tiene o no ruido». De hecho, asegura que muchos de sus encargos han arrancado en la mejora de la habitabilidad a través de una buena distribución que permita eliminar molestias de este tipo. Su casa es un buen ejemplo.

El equilibrio reina en todos los ambientes y comienza en el mismo hall, donde ya se presenta el estilo limpio y cálido que rezuma toda la vivienda. Un papel pintado de rayas horizontales en tonos arena sirve de base y unifica este espacio con el resto del pasillo. Una consola de estilo contemporáneo y una obra de Paco Sanguino centran la atención, aderezados tan sólo por elementos de aspecto orgánico, como una planta y objetos decorativos realizados en materiales naturales. Este ambiente sirve de distribuidor del resto de las estancias, con especial atención al salón, al que se une a través de una doble puerta corredera. Este acceso es una inmersión en el feudo de la luz. El salón comedor es una habitación luminosa y diáfana, con acceso a la amplia terraza. Es aquí donde Loreto muestra mayor audacia a la hora de multiplicar los metros, gracias a una perfecta distribución y orientación del mobiliario. Recuerda que cuando llegó a la casa la encontró «destrozada y sumida en la oscuridad». Cambió todas las tomas de electricidad y rehizo el mapa de iluminación artificial punto por punto. Escogiendo muebles de un tamaño considerable y tonos neutros logró ampliar visualmente el espacio y ganar en funcionalidad.

La mayoría de piezas del salón comedor llevan su rúbrica, con diseños que ha ideado a la medida de las necesidades familiares. El equilibrio cromático se impone como si se tratase de un lienzo pintado y retocado trazo a trazo hasta lograr la evocación de un todo que trasciende a la realidad. Enemiga de seguir las tendencias a rajatabla, Loreto prefiere incorporar algún guiño en pequeños y selectos toques, que permitan actualizar un ambiente con cambiar un par de complementos. Lo demuestra la zona de estar, presidida por dos sofás en beige arena, una gran mesa cuadrada blanca y una antigua librería. «Hay que ser sencillo y práctico en lo esencial, invertir en lo duradero y dejar los caprichos para pequeñas piezas, detalles de estilo», sentencia. Así, Loreto es una firme defensora del hogar como «un organismo vivo», que debe ser el reflejo de la evolución de la propia persona, de sus vivencias.

En su caso, varias antigüedades conviven con obras de arte que tienen un significado especial para ella. La obra principal que cuelga encima del sofá es de Paloma Souto. Sobre una consola que hace las veces de segundo recibidor se exhibe una escultura de Stella Kamazón, así como otra obra de Sanguino. Para Loreto, si se posee un presupuesto más o menos holgado, «la mejor inversión es el arte». Las lámparas, preciosas, son de Porta Romana, y los cojines de Teklassic. La otra parte de esta ele que forma la habitación se dedica al comedor, dejando entre ambas y el resto de la casa un gran espacio vacío, que facilita el flujo de la luz y el aire. En esta parte Loreto ha instalado una librería a medida con un particular diseño que la hace muy especial. A su lado, un espejo vertical multiplica la profundidad de la habitación sobre un papel pintado (de nuevo de rayas) que ha diseñado ella misma. El comedor, al igual que el resto de ambientes, posee una atmósfera atractiva y acogedora, apoyada en muebles con carácter y un par de piezas decorativas actuales. La amplia terraza se dispone en dos zonas, una de comedor exterior y otra de estar. Esta última se ha vestido de alegres tonos veraniegos con cojines y detalles de Teklassic. La cocina y los baños de la casa siguen las mismas pautas que estos ambientes, con bases neutras y de calidad que, como un buen lienzo, permitan personalizar y cambiar el ambiente a placer. Por último, los dormitorios reflejan de nuevo el carácter proporcionado y armónico de las creaciones de la interiorista, en las que no caben la extravagancia ni el exceso.

En el principal el ritmo lo marca un papel pintado de rayas en blanco y negro que posee un ligero aire americano. Los dos tonos se trasladan también a la ropa de cama, con un elegante print floral. El punto de estilo llega de la mano de los complementos: cojines, plaid y jarrones de Cachemir decoración, en un agradable tono verdeagua que suaviza la atmósfera y la hace más femenina. En el de los niños también predomina el estampado de rayas, combinado en varios tamaños y a juego con las colchas de cuadros.Formas, colores y estilos atemporales que soportarán perfectamente el paso del tiempo sin que pierdan vigencia gracias a la sabia actualización que Loreto ha realizado con ellos.

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