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Elena de los Ríos / mujerhoy
Lunes, 22 de mayo 2017, 10:28
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«Lo que debería haber sido una experiencia verdaderamente única, terminó convertida en una experiencia humillante». Así resume Ulrikke Hoyer, modelo danesa que ha trabajado para Stella McCartney o Chloé, su relación con Louis Vuitton, la firma que la contrató para desfilar en el show que tuvo lugar en Kyoto esta misma semana. Se presentaba la colección crucero 2018, y Hoyer comparecía a la cita con la pasarela aún más delgada que cuando había sido contratada. No imaginaba que su languidez no iba a ser suficiente.
Al llegar a Japón, un responsable del casting le dijo que su cara, su espalda y su estómago estaban «hinchados», y le sugirió que en las siguientes 24 horas no tomara más que agua. La noche siguiente, su agente le confirmó que había sido despedida y que debía volver a casa. En el post de Facebook donde relata el incidente, exime de responsabilidad a Nicolas Ghesquière, director creativo de Louis Vuitton, pero pone el dedo en llaga: la culpa es de una industria que produce ropa «para mujeres con desórdenes alimenticios». (Más información en Mujerhoy.com)
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