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El gran viaje de Kortajarena

El gran viaje de Kortajarena

36.000 kilómetros después, el ‘top model’ vasco regresa impresionado de Vanuatu, en el Pacífico Sur, donde ha convivido con los primeros refugiados climáticos del planeta. «Nunca había visto tanta inquietud»

josé antonio guerrero

Viernes, 19 de mayo 2017, 13:09

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Para llegar al kilómetro cero del cambio climático, Jon Kortajarena, que hoy cumple 32 años, tuvo que tomar varios aviones y cubrir los 17.378 kilómetros que separan España de ese remoto archipiélago, al noreste de Australia, que se llama Vanuatu. Hasta allí ha viajado el top model bilbaíno para poner su cotizada figura al servicio de Greenpeace, y de una causa tan poderosa como evitar que el cambio climático (subida de las temperaturas, supertormentas y, sobre todo, aumento del nivel del mar) borre definitivamente del mapa sus 83 islas y una población de 264.000 almas.

Vanuatu es el lugar más amenazado del planeta, un frágil paraíso de arenas blancas y aguas esmeraldas tan vulnerable que Naciones Unidas lo considera el país con mayor riesgo del mundo frente a los desastres naturales. En el reverso de esa postal de playas, cocoteros, montañas y ríos de ensueño aparece su otra cara, la realidad más cruda, la que indica que Vanuatu está al borde de una crisis humanitaria cada vez que sufre un ciclón, una tormenta, la erupción de alguno de sus volcanes, un terremoto o una epidemia. E, innegablemente, todas estas catástrofes van ganando en furia y frecuencia, con graves consecuencias sobre la población rural, la inmensa mayoría, que se traducen en pérdida de tierras, escasez de alimentos, brotes de infecciones, enfermedades... El 64% de los isleños están expuestos a algún desastre natural y el nivel del mar, que ha subido once centímetros en los últimos 25 años, ha obligado a decenas de nativos a abandonar sus casas. Los habitantes del pueblo de Tegua, en las Islas Torres del norte de Vanuatu, están considerados los primeros refugiados climáticos. Se vieron forzados a dejar sus hogares por el avance del mar. El suelo de las aldeas estaba permanentemente encharcado, el fango lo rodeaba todo, las viviendas se inundaban... y los indígenas tuvieron que desplazar el pueblo entero para huir del agua.

Poner en el escaparate todo este sombrío panorama, que no parece inquietar lo más mínimo en los despachos de las petroleras, es lo que ha movido a Kortajarena a cambiar momentáneamente la fama de los flashes y las pasarelas por el anonimato austral y plantarse en el otro lado del globo tras cruzar cuatro continentes y atravesar nueve husos horarios. El primer empujón se lo dio una buena amiga, la actriz Elena Anaya, que hace unos años hizo una expedición al Ártico con Greenpeace para denunciar la pérdida de la masa de hielo por culpa de las emisiones de gases de efecto invernadero. «Para Elena fue un viaje muy inspirador y le prometí que, si alguna vez necesitaban un embajador, estaría encantado de colaborar con Greenpeace. Meses después surgió la oportunidad de hacer esta expedición y no lo dudé», cuenta el modelo, ya de vuelta, al que ha acompañado en la aventura un equipo de El Intermedio (La Sexta), que emitirá un reportaje.

«Viven un drama»

Kortajarena se ha fotografiado junto a los restos de colosales árboles derribados por los tornados como si fueran naipes, y jugando con los chavales de Vanuatu, que le han cautivado con la ingenuidad de sus sonrisas y a los que cariñosamente ha bautizado como «mis príncipes» en Twitter. También se ha retratado sumergido bajo las aguas de un archipiélago donde la vida es mucho menos idílica de lo que se puede pensar. Al margen de los cinco días del larguísimo viaje de ida y vuelta, el actor ha permanecido otros cinco conociendo de primera mano los efectos de los desastres naturales en las islas, conversando con sus gentes, empapándose de sus preocupaciones. «Nunca he notado tanta inquietud como entre sus habitantes. Más que en ningún otro sitio donde haya estado. Su vida se paraliza, el nivel del mar sube y tienen que cambiar sus casas de sitio, los niños no pueden ir al colegio, tienen que prepararse por lo que pueda pasar...».

Dice, y se le nota, que ha regresado impactado por la conciencia social que ha encontrado allí sobre el cambio climático y la importancia cultural que otorgan a la naturaleza. «Ellos son conscientes de ser las primeras personas que están pagando las consecuencias de nuestro modo de vida. Los fenómenos naturales cada vez son más extremos y sube el nivel del mar hasta el punto de que ya existen los refugiados climáticos. Es un drama que ahora están viviendo ellos, y pronto llegará a nosotros».

Jon ha sentido en su piel los contrastes climáticos que padecen. «Hemos estado en una época de sequía y hubo dos ciclones. No pudimos acceder a la isla de Tegua para conocer a los primeros refugiados climáticos. Tuvimos que cambiar de planes cada día. Y si nosotros tuvimos que adaptarnos estando solo una semana, imagínate cómo afecta a la gente que vive allí y con los limitados medios que disponen».

Usted es de Bilbao, otro sitio cercano a la costa, con la ría atravesando la ciudad ¿Se imagina algún día el Casco Viejo cubierto de agua por la subida del mar a consecuencia del cambio climático?

Sería el gran fracaso de nuestra generación.

El breve pero intenso contacto con los nativos de Vanuatu ha permitido al modelo conocer a unos hombres y mujeres «valientes, respetuosos, constructivos y muy amables», y de los que le ha enamorado el trato que dan a sus ancianos. «Me gustó cómo la vejez está dignificada por la sabiduría que aportan los miembros más mayores de la familia, por lo útiles que se sienten en esa cultura. Me llevo muchas lecciones vitales. Este viaje me ha conectado y refrescado prioridades de mi vida. La única forma que tenía de acercarme a ellos era desde el corazón. Y conectamos. Es muy gratificante llevarte este tipo de experiencias y enriquecerte con la sabiduría de gente que probablemente no vas a volver a ver, pero que de alguna manera se van a quedar siempre en tu esencia. ¡Mola!».

¿Cómo se combina la belleza de ese lejano paraíso con la desazón que debe de producir ver amenazado su futuro por culpa de industrias, vertidos, emisiones... que se hacen al otro lado del mundo?

Por eso estoy con Greenpeace. Para que eso no siga pasando y para que la gente más joven entienda que heredamos un problema al que no se le quiere dar visibilidad, pero que nos afectará mucho más en un futuro cercano. Culpar al pasado no servirá para solucionar problemas que ahora aún son solucionables.

El cotizado físico de Kortajarena (ojos verdes, 188 centímetros de estatura) y ese estilo tan seductor que deslumbró a Tom Ford, son ahora el grito de los vanuateños al mundo para evitar que el agua se trague sus islas. «Pido a la gente que firme contra el cambio climático en www.kortajarena.greenpeace.es. Ayudará a presionar a los gobiernos para que tomen este asunto como una prioridad».

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