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EL CANDELABRO

MORBO

ARANTZA FURUNDARENA

Martes, 25 de abril 2017, 00:39

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Dicen que Macron es un excelente bailarín de tango. Pero dos no bailan el tango si uno no quiere. Si ya en la edad del acné el ahora principal aspirante al trono de Francia fue capaz de ligarse a la profe del instituto hasta conseguir que ella desmontara una familia de marido y tres hijos para casarse con él, no resulta difícil entender que aquel adolescente, hoy a sus 39 años, haya logrado montar en cuatro días un partido político y termine encandilando a media Francia para llevársela al huerto del Elíseo... Bien es verdad que los que votan son todos mayores de edad y nadie se los lleva al huerto sin su consentimiento. De la misma manera que la maestra en cuestión no era ninguna jovenzuela cuando se produjo el flechazo. Tenía por entonces 40 años y para mayor regodeo biográfico enseñaba lengua, o sea francés. Una observación políticamente incorrecta y probablemente machista, pero absolutamente literal.

Trato de hacer el ejercicio de imaginar que Macron fuera mujer y que estuviera casada con un hombre 24 años mayor. ¿Habría habido tantos comentarios? Sinceramente... sí. No por la diferencia de edad, a la que estamos bastante acostumbrados (sobre todo cuando el añoso es el hombre), sino por el morbo que despierta cualquier romance entre alumno y profesor, sean del sexo que sean. Si Macron fuera mujer ya la habríamos puesto de perversa Lolita para arriba. Y a su marido, de sesudo Pigmalión. Como es hombre, hay dos versiones. La que sostiene que era el típico estudiante repelentillo y pelota que supo ganarse la confianza de la profe. Y la que asegura que fue ella la que le enseñó todo lo que sabe. Y aún hay una tercera que extiende la sospecha de que Macron en el fondo se ha casado con su madre porque en realidad es gay... (Cherchez Lacan).

A mí la mujer y exprofesora de Macron me recuerda a Mireille Darc, otra fibrosa rubia que fue pareja de larga duración de Alain Delon y que hacía plantearse a las admiradoras del actor: ¿qué hace esa fea con ese guapo? O ya en plan más optimista: si ella ha podido, yo también... Bien es verdad que Macron no es físicamente Alain Delon. Pero puestas a hacernos las rubias, mejor Mireille Darc que Marine Le Pen.

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