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EL CANDELABRO

ARREGLO

ARANTZA FURUNDARENA

Miércoles, 22 de marzo 2017, 01:48

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U n día de estos nos vamos a dar de bruces contra los límites de la escenografía en la que estamos inmersos. Igual que Truman, el personaje que interpretaba Jim Carrey. De pronto, una mañana, Truman (que algo se olía) confirma ya de manera inequívoca que estaba viviendo en una mentira, en un puro 'atrezzo'. Que todo a su alrededor era ficción. Menos él. Vuelvo a revisar aquella foto de 'Vanity Fair' firmada por Annie Leibovitz, con Tom Cruise abrazado a Katie Holmes y a su hija Suri, los tres en una pradera, con los cabellos al viento y las Rocosas al fondo... Y yo (que algo me olía) caigo definitivamente del guindo: la falsedad era cierta. Aquello era demasiado fotogénico y cinematográfico como para ser real. Pero entonces, ¿Suri, su hija? ¿No es fruto del amor sino de un contrato? La verdad es que siempre tuvo más cara de cláusula que de niña... ¿Y Leibovitz, pareja de Susan Sontag, prestigiosa intelectual que hasta su muerte fue una perseguidora incansable de la verdad, se prestó a aquella consagración estética de la familia feliz a sabiendas de que era una farsa? Si esto es así, entonces de los Reyes Magos para acá vamos a tener que replanteárnoslo todo.

Ahora una serie titulada 'The Arrangement' ('El arreglo') aborda el tema de las parejas de conveniencia de Hollywood. En ella una actriz hambrienta de éxito acepta interpretar el papel de perfecta esposa de un astro del celuloide a cambio de 10 millones de dólares. Dicen que la historia recuerda descaradamente a los Cruise, antaño acaramelados hasta el coma diabético y hoy agriamente divorciados. Yo siempre me resistí a creer aquella versión, complemento de otra también terrorífica: que nuestra Penélope Cruz se hizo un hueco en la meca del cine gracias a un contrato como novia de conveniencia de Tom... Pero ahora, ya sin venda, me viene a la memoria aquella romántica escena en la que él, en una gélida alfombra roja, colocó amorosamente su esmoquin sobre los hombros de ella. Y entonces me imagino el 'making of' e incluso el 'unmaking of' ya fuera de cámara, con ella devolviéndole a él fríamente la chaqueta y marchándose cada uno por su lado... Con cuidado de no darse un golpe en la espinilla (¡ay!) con algún canto del invisible escenario.

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