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La protagonista de ‘Sensación de vivir’, el culebrón juvenil más famoso de los noventa, Shannen Doherty, no tuvo reparo en compartir el momento en el que se rapó la cabeza al iniciar un tratamiento de quimioterapia. Las muestras de cariño de todo el mundo no tardaron en llegar.
Las redes sociales, la terapia contra el cáncer de Shannen Doherty

Las redes sociales, la terapia contra el cáncer de Shannen Doherty

La actriz de Sensación de Vivir detalla su lucha contra la enfermedad Instagram, una pauta que en España lo han hecho otros famosos. «Es parte de la vida, contarlo es terapéutico», dicen los médicos

guillermo elejabeitia

Domingo, 25 de septiembre 2016, 00:30

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La larga melena morena de Brenda Walsh es historia. La protagonista de la mítica serie de los noventa Sensación de vivir se rapó en agosto la cabellera y subió las fotos a su perfil de Instagram. Se está sometiendo a un tratamiento de quimioterapia para luchar contra un cáncer de mama y quiso compartir ese momento íntimo con sus seguidores. Las imágenes no tardaron en dar la vuelta al mundo. No era ni mucho menos la primera vez que un personaje famoso hablaba de su enfermedad, pero la naturalidad con la que Shannen Doherty, de 45 años, se despedía públicamente de su pelo sí era nueva. «Millones de personas han pasado por ese trance, ver cómo lo hace alguien a quien admiras puede resultar reconfortante», dicen los médicos.

Hasta hace poco la palabra cáncer era prácticamente impronunciable, encubierta en los obituarios tras el manido eufemismo de «una larga y penosa enfermedad». Todo lo relacionado con la que, todavía hoy, es considerada por muchos como «una enfermedad maldita» estaba rodeado de opacidad. Ese tabú se ha roto en los últimos años gracias al testimonio de un puñado de personajes que han contado de forma franca y natural un trance por el que, para 2020, pasará una de cada tres personas.

Una imagen de Hugh Jackman recién operado de un carcinoma de piel, las cicatrices en el cuerpo de la cantante Anastacia o el pecho mastectomizado de Lorena Meritano, la mala de Pasión de gavilanes, hacen más por la normalización de la patología que muchas campañas de sensibilización. «Cuando alguien con proyección pública cuenta su caso, ayuda a vencer miedos y demuestra a los demás que el cáncer es algo con lo que se puede seguir viviendo», asegura la doctora Ruth Vera, vicepresidenta de la Sociedad Española de Oncología.

En las últimas semanas ha sido Doherty la que ha llamado la atención al compartir un momento por el que ha pasado prácticamente todo paciente oncológico. Desde entonces ha recibido una cascada de mensajes de ánimo y muestras de cariño que la han devuelto a la escena pública una década después de su papel en la serie Embrujadas. Durante el proceso no ha abandonado su actividad en las redes, donde hasta hace poco compartía detalles de su rutina como cualquier usuario anónimo. Pero ahora su vida es esto: «Jornada de quimio. Un día que a muchos de nosotros nos da pavor. Tenemos fuerza para pasar por ello, pero de vez en cuando una sólo quiere esconderse en la cama y esperar a que el día se acabe». Cualquiera que haya recibido tratamiento oncológico sabe de lo que habla.

Doherty cuenta las cosas sin restarle dureza a la situación, pero sin cargar las tintas. Quizá por eso resulta fácil empatizar con ella. Comunicar a los demás que tienes cáncer es un trago difícil, pero ineludible. «Es importante hacerlo bien», reconoce Vera. La oncóloga recomienda «hablar con sencillez, llamar a las cosas por su nombre pero sin dramatizar, hacer hincapié en el tratamiento, que tendrá efectos secundarios aunque también expectativas de curación y no ocultar información». Lo contrario «he visto pacientes que no querían que se enteraran ni sus vecinos de escalera y llegaban a extremos delirantes» puede crear una sensación de estrés y ansiedad.

Acallar rumores

En el plano público, la recomendación es la misma. «El secretismo sólo contribuye a aumentar las especulaciones», advierte Vera. A finales de junio, Bimba Bosé zanjaba el debate sobre su supuesta recaída del tumor de mama que le diagnosticaron hace dos años con unas contundentes declaraciones. «Nunca he tenido una recaída porque nunca me he recuperado. Tengo metástasis en los huesos, en el hígado y en el cerebro», detallaba en una entrevista la modelo, actriz y cantante. Su sinceridad desarmó a la prensa del corazón, acostumbrada a envolver ese tipo de informaciones en paños calientes.

La sobrina de Miguel Bosé no lo decía con ningún ánimo de dramatizar «hay que perderle el miedo a la palabra metástasis» e insistía en que, lejos de tirar la toalla, seguía volcada en el tratamiento. Hace tan solo unos días compartía una imagen suya dentro de una cámara hiperbárica. «Soy feliz. ¡Me cuidan un montón! No dejes de probarlo», decía el pie de foto con una positividad digna de elogio.

«La fotografía puede tener un gran valor a la hora de aceptar los cambios que experimenta el cuerpo y reforzar la autoestima», destaca la psicóloga, fotógrafa y antropóloga donostiarra Oihana Marcos, que organiza sesiones de fotografía terapéutica.

Con un poderoso retrato en el que se veía su cráneo surcado por cicatrices anunciaba David Delfín en la revista Vogue que le habían detectado tres tumores cerebrales y que se disponía a plantarles cara. «¿Miedo? De momento, no. Tengo espíritu de supervivencia. N paro de pensar en todo lo que quiero hacer», se sinceraba. «Es grave, soy consciente. Y sé que es una lucha real, son tumores de grado tres que lo que quieren es seguir adelante... pero tenemos que pararlos».

Pau Donés también mostró las costuras de su cuerpo en la portada de un suplemento dominical, meses después de explicar con un vídeo y una foto en la camilla del hospital que suspendía su gira para ser operado de un tumor en el colon. Desde entonces ha documentado el proceso en sus redes sociales. «El cáncer no es una guerra, sino un compañero de viaje al que no hay que dejar que moleste mucho». En abril anunciaba exultante que estaba «¡limpio!».

A Concha Velasco contar que tenía un linfoma le ayudó a mejorar su estado de ánimo. Al conocer la noticia se derrumbó, pero, en los días siguientes, los mensajes de ánimo le ayudaron a recuperar la confianza en sí misma. «Estoy abrumada por tantas llamadas e impresionada por el cariño de la gente». Medio siglo de carrera y más de cien películas la han convertido en una de las actrices más reconocidas de nuestro cine. Su enfermedad no ha hecho sino amplificar el cariño de la gente. «No pretendo ser un ejemplo de nada. Lo que intento es lanzar un mensaje en positivo», asegura.

Luz Casal compartió con el público su experiencia como mejor sabe hacer. Nueve meses después de suspender su gira europea para tratar un tumor de mama, publicaba un disco con el elocuente título Vida Tóxica. El primer sencillo, Sé feliz, era toda una invitación a disfrutar cada día. Desde entonces se ha convertido en una firme activista en favor de la normalización de la enfermedad: «La popularidad hace que tu problema se extienda y la gente se una a ti. Ojalá en el futuro se pueda decir con soltura que se tiene cáncer y que no pasa nada». A pesar de haber pasado por dos episodios oncológicos, asegura: «Ha traído cicatrices, dolor y ciertas incomodidades, pero si tengo que ponerlo en la balanza, pesa más lo que hay a favor. Porque de una experiencia dura, sales fortalecida».

Al margen de cómo se desarrolle la enfermedad, todos ellos han salido victoriosos. Porque, como apunta el oncólogo Juan de la Haba, «vencer al cáncer significa ser capaz de vivir con intensidad a pesar de la enfermedad». En otras palabras, cultivar la sensación de vivir.

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