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EN LA MESA
Tony Soprano tiroteado por langostinos

EN LA MESA Tony Soprano tiroteado por langostinos

JULIÁN MÉNDEZ

Domingo, 31 de julio 2016, 01:13

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El bonachón de James Gandolfini, porca miseria, tuvo el mismo fin que uno imaginó en tantas y tantas ocasiones para el pantagruélico y voraz Tony Soprano. Los devotos de la serie de la HBO tenemos pocas dudas de que el mafioso de Nueva Jersey dedicado a la gestión de residuos salió tan indemne de la emboscada del capítulo final como del plato de aros de cebolla que cenaba junto a los suyos. Pero el corpachón de James Joseph Gandolfini Jr. no pudo escapar del infarto que le acechaba tras una más que copiosa cena en el restaurante Tazio de Roma. Al día siguiente debía volar a la bella Taormina para recibir un premio en su festival y quiso darse un homenaje. Había leído buenas críticas en la revista 'Wine Spectator' sobre la cocina del chef Niko Christian Sinisgalli que, con solo 27 años, lo estaba petando en el restaurante y champanería del Hotel Exedra. El local estaba decorado en honor del paparazzo Tazio Secchiaroli, personaje digno de la Dolce Vita.

El actor se metió entre pecho y espalda un plato de langostinos a la plancha con mahonesa y chiles, un enorme trozo de foie gras y, para pasar el trago, dos cervezas heladas, dos piñas coladas y cuatro chupitos de ron. Fuera, en Roma, había 40 grados. A Tony, la pasión por la comida le venía de lejos; su madre, Santa, era cocinera en un instituto y el padre, albañil nacido en Borgotaro, guisaba en camiseta de tirantes, italiano de manual.

Tras cenar, Gandolfini subió a su habitación. A las diez de la noche, Michael, su hijo, avisó de que le había encontrado inconsciente en el suelo del baño. No probaría más los ziti al horno con tres quesos ni el pollo caciatore de Carmella, tampoco los cannoli que Artie Bucco le preparaba en su Nuovo Vesuvio (que alumbró el libro 'The Soprano's Family Cookbok') ni los bocatas de pastrami en la trastienda de Satriale's. Deseo que lea estas líneas con uno de sus Partagás serie D número 4 de roja vitola. Larga vida, Tony.

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