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Lidiane Leite presumía de su alto tren de vida en las redes sociales.
Se busca alcaldesa 'whatsappera'

Se busca alcaldesa 'whatsappera'

A sus 25 años la brasileña Lidiane Leite dirigía el Ayuntamiento desde su móvil... a 300 kilómetros de distancia. Ahora está en busca y captura por haberse embolsado tres millones de euros

Ester Requena

Viernes, 4 de septiembre 2015, 20:59

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Rubia, exuberante, adicta a los selfies y al Whatsapp. Con esta carta de presentación y solo 22 años, Lidiane Leite tuvo el honor de convertirse en una de las alcaldesas más jóvenes de Brasil por una carambola de la vida en 2012. A solo dos días de las elecciones municipales, la justicia inhabilitó a su marido por delitos de corrupción y ella decidió ocupar su lugar como candidata, logrando finalmente la vara de mando de la ciudad brasileña de Bom Jardim, con más de 40.000 habitantes. Pero su carrera política no ha llegado a los tres años. La última línea en su currículum la ha escrito la Interpol esta semana tras incluirla en la lista de delincuentes en busca y captura. La persiguen por desviar más de tres millones de euros destinados a Educación a su cuenta corriente.

La historia de esta fugitiva no es una más dentro de la corrupción política de Brasil. Ha dado la vuelta al mundo al conocerse que gobernaba Bom Jardim desde su Whatsapp, donde lucía el seudónimo de Leide Day en un guiño a la princesa Diana de Gales. Por la mañana daba instrucciones a sus funcionarios a través del Grupo de trabajo, porque ella realmente residía en un casoplón en Sao Luis de Maranhao, a casi 300 kilómetros de su ciudad. Allí correteaba por su extenso jardín, se bañaba en su piscina o a jugaba al billar en el salón de juegos de la mansión. Jornadas que completaba con fiestas donde corría el champán o posando con su personal trainer tras algún retoquito estético y navegando en moto acuática siempre con su iPhone 6 en las manos. Leide Day no dudaba en presumir de ello en las redes sociales: «Compro lo que quiero. No me importa nada lo que piensen. Un besito para los envidiosos». Ella misma soltaba sin pestañear que antes de ser alcaldesa «era pobre». «Tenía un Land Rover; ahora tengo un SW4 (un Toyota todoterreno que cuesta 70.000 euros), pero tendría que haberme comprado un coche más caro porque gracias a Dios hay dinero de sobra».

Habría que preguntárselo a sus vecinos. Bom Jardim es una de las treinta ciudades más pobres de Brasil y uno de cada tres habitantes es analfabeto.

La imagen del estado ruinoso de las escuelas de la localidad dio la voz de alarma a la Fiscalía y a la Policía Federal. Ni los profesores cobraban sus nóminas, ni llegaban las reformas acordadas, ni las comidas prometidas... Y mientras tanto la alcaldesa nadaba en la abundancia, sin atender a los niños que daban clases al aire libre para evitar que les pillara un derrumbamiento dentro de las clases. Ella, claro, no veía esas penalidades a través del Whatsapp, su curiosa forma de gobernar. Andaba más preocupada por su imagen y por los coches caros que por cumplir su programa electoral, en el que precisamente la educación aparecía subrayada como máxima prioridad.

Sin estudios básicos

Aunque en su programa también explicaba que había dejado de lado la carrera de Medicina por la alcaldía... pese a que hay voces que apuntan a que ni siquiera terminó la escuela Primaria. La única línea cierta de su biografía es cuando relata que de pequeña vendía leche de puerta en puerta junto a su madre como la única niña de cuatro hermanos. Luego conoció al empresario y político local Beto Rocha y empezó el cambio.

Ella ejercía como una especie de primera dama hasta que la denuncia de corrupción contra su entonces marido le hizo saltar a la primera línea política. Y no le tembló la mano cuando, ya imputado, lo nombró su asesor político y mano derecha en el Ayuntamiento. O mejor dicho, anunció el nombramieto en el Whatsapp, desde donde manejaba el Consistorio. La historia, digna de culebrón, incluye hasta el sonado divorcio de la pareja.

«Era demasiado joven e inexperta cuando asumió el cargo. No tenía confianza y por eso delegó muchas de sus funciones al señor Rocha», se excusa Carlos Barros, su abogado hasta hace unos días. Antes de que su cliente se diera oficialmente como prófuga, Barros aseguraba que la joven estaba «sufriendo» y que había huido de manera «impulsiva» tras conocer la detención de dos de sus colaboradores. De hecho, no ha sido su primera desaparición en estos años como alcaldesa. Ha estado hasta en tres ocasiones sin dar señales de vida y justo aparecía cuando expiraba el tiempo límite para que pudiesen cesarla... salvo esta vez. La Interpol ya busca a la alcaldesa whatsappera. No hay recompensa por su captura. Pero sus humildes vecinos sí esperan que el dinero que se haya podido llevar se destine a mejorar su precario sistema educativo.

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