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La mano que mece a Pedro Sánchez

La mano que mece a Pedro Sánchez

El líder socialista hablando en ‘Sálvame’, ‘El hormiguero’, hasta con Risto Mejide... Detrás anda Verónica Fumanal, su nueva jefa de comunicación

isabel ibáñez

Martes, 30 de septiembre 2014, 01:29

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Estamos en el Parlamento catalán en 2001, con Jordi Pujol de presidente y Artur Mas como su delfín, cuando Pasqual Maragall (PSC) decide referirse al pelo de éste: «Usted nació peinado, aunque sus asesores trabajen para que de vez en cuando se despeine un poco». Mas se la devuelve afirmando que es un «argumento político pobre» y el presidente de la Cámara, Joan Rigol, más bien calvo ya por aquel entonces, interviene: «No sabe usted la suerte que tiene de que se puedan meter con su peinado». Recuerda la anécdota el catalán Toni Aira, director del máster de Comunicación Política e Institucional de la Universidad Pompeu Fabra (IDEC): «Ahora Mas está castigado, pero cuando llegó era un hombre guapo y sus oponentes tenían ahí una forma de desgastarle, diciendo que no había contenido. Eso mismo es lo que le pasa a Pedro Sánchez».

En ello anda el último fichaje de Sánchez, Verónica Fumanal, su nueva dircom, asesora de comunicación, aragonesa de 32 años afincada en Cataluña. El público la conoció por la irrupción en directo que el secretario general del PSOE hizo en Sálvame (cuando Jorge Javier Vázquez dijo que no volvería a votar a ese partido si no prohibían el Toro de la Vega). Fuentes socialistas insisten en que fue una decisión de Sánchez, pero Verónica Fumanal estaba ya por ahí, con sus contactos televisivos, sus aires nuevos, su dinamismo... Era de esperar que rápidamente se buscara el nexo, no hay que olvidar la afición que existe aquí a construir (y destruir) mitos. Y ya está creado el personaje. Acapara incluso el interés de Jaime Peñafiel, que titula una de sus columnas: Cuidado, Arriola (asesor de Rajoy), que viene la Fumanal.

Hay que decir que el equipo de comunicación que asesora a Sánchez lo componen una decena de politólogos, periodistas, abogados que se reparten las tareas. Y hay quien considera que se está sobrevalorando la figura de Fumanal de un modo que no corresponde a la realidad, pero éste es su momento. La asesora contesta al teléfono, pero enseguida corta al periodista diciendo que no va a hacer declaraciones. Prefiere mantenerse en la sombra, quizá porque ya está demasiado expuesta a la luz. ¿Quién es Fumanal? Licenciada en Ciencias Políticas, directora de la agencia de comunicación Politikom, exhibe una larga trayectoria en asesoría a políticos, debates televisivos y escritos en prensa. Estuvo en el principio de Ciutadans, dando a conocer a Albert Rivera, «hasta que éste decidió dar el salto a Madrid relata Aira con la oposición de Fumanal. Ella insistió tanto que empezó a resultarle incómoda. Al final decidió irse y empezó a trabajar con Jaume Collboni (PSC), cuyo marido trabaja en la produtora de Sálvame». Se dice que estuvo detrás de aquella campaña donde Rivera posó desnudo contra el nacionalismo... «Hablamos de un personaje sin opciones de gobernar que debía darse a conocer. Por eso se podía permitir aquello. Es muy diferente al caso de Pedro Sánchez», asume Aira, que conoce a Fumanal porque la invitó a dar una clase en el máster que él dirige: «La apludieron mucho».

Después del momento Sálvame, el líder socialista apareció en El Hormiguero y en el programa de Risto Mejide, todo en pocos días. Ignacio Martín Granados, politólogo y miembro del consejo directivo de la Asociación de Comunicación Política (ACOP) considera «correcta» la labor de Fumanal porque «ha situado a Sánchez en el espacio mediático y conseguido que se hable de él. Respecto a la presencia continuada en los medios de comunicación, sobre todo televisivos, es normal que se haya planteado con un candidato que busca darse a conocer, y que quien lo haya diseñado sea una persona joven, sin complejos y habituada a otros lenguajes como los de la televisión e internet. Habrá gente que critique su presencia en programas de poco o ningún contenido político, pero ha conseguido que espectadores que no consumen información política le conozcan y escuchen su mensaje».

Luego está lo de la camisa blanca (aunque la lleva antes de que surgiera Fumanal): «Responde a que ahora todos quieren ser Obama, parecerse a él», asegura Martín. «Ya sea instintiva o deliberadamente, Sánchez ha copiado muchas de las formas de proceder de Obama, aunque su buena imagen ayuda (vestimenta, camisa blanca remangada, algo que no imaginaríamos en Rajoy), comunicación directa, espontaneidad, uso de las redes sociales, asistencia a programas de infoentretenimiento en prime time. Si ha conseguido ganar dos elecciones y entusiasmar al resto del planeta con sus formas es normal que todos quieran reproducir los métodos de Obama». Del que Fumanal es una apasionada. De todos modos, Martín hace un inciso: «Conocí a Sánchez el año pasado y puedo afirmar que apenas ha cambiado. Mantiene su estilo en el vestir y en el trato es una persona correcta, aunque ha potenciado, es lógico, su proximidad personal y acercamiento a las personas».

Un Rajoy a lo Cary Grant

Forma parte de la estrategia de Sánchez el no citar a Podemos, formación que ya le ha robado apoyos y amenaza con seguir haciéndolo. Y hay quien afirma que Fumanal quiere convertirle en el nuevo Pablo Iglesias. «Se equivocarían considera Toni Aira. Lo que sí estan haciendo es que el discurso de Sánchez suene menos al político de siempre. He notado claramente la mano de Fumanal en la conexión de Sánchez con el lenguaje de la calle cuando le dijo a Rajoy lo de Quite su mano del cuello de la clase trabajadora».

En el equipo de Rajoy sobresalen Carmen Martínez de Castro, secretaria de Estado de Comunicación, de la que el periodista Carlos Herrera, quizá un tanto exagerado, dijo que ha llegado a conseguir que Rajoy «parezca Cary Grant», en esa onda de intentar humanizar a los políticos en tiempos de descrédito. El presidente tiene otro gran valor en Pedro Arriola, experto en encuestas, el mismo que le aconsejó la retirada de la reforma del aborto en base a los informes que prometían una pérdida de votos si seguía adelante. Y Rajoy no dudó en hacerle caso pese a que ello supusiera la defenestración de Ruiz-Gallardón. También tiene a su lado a Jorge Moragas, director de gabinete de la Presidencia del Gobierno, que con su dominio del inglés llega a hacerle de traductor. En su labor de preservar la imagen del líder, le retira el puro encendido del cenicero de su despacho cuando van a hacerle fotos para una entrevista (en la época en la que fumaba). No son infalibles, claro, seguro que alguien fue llamado al orden cuando no avisaron al jefe de que viajaba en coche sin cinturón de seguridad mientras le grababan en vídeo.

Los asesores saben que el atractivo físico es una baza a favor que tiene su hándicap: que solo sea envoltorio, si contenido. Toni Aira señala que «el prejuicio a la belleza está ahí y es inevitable, le pasó a Mas y le pasa a Sánchez. A Mas le llamaban el Ken de la Barbie, le menospreciaban, y necesitó su tiempo para demostrar que había algo más». En esa labor estuvo David Madí. Mas lo definió como su «colaborador más cercano, más valiente y más querido». Empezaron a trabajar estrechamente en 2002, fue su mano derecha hasta que éste llegó a president, en 2010. Entonces Madí dijo que había cumplido su objetivo y que retornaba a la actividad privada. Hoy tiene su consultoría y asesora a empresas como Telefónica.

«Imagen peliculera»

«En comunicación, Madí arriesgó mucho reconoce Toni Aira. Todo el mundo pensaba que al ganar las elecciones obtendría un buen puesto, pero se fue, decía que estaba harto de ser el malo de la película y que quería quitarse ese sambenito». Suele pasar con el asesor, según Ignacio Martín: «Tenemos una imagen peliculera, la del supergurú pagado de sí mismo, pero abundan más los días interminables, llamadas a deshoras, reuniones con vecinos, preparación de informes... Mucho trabajo gris en la sombra, el verdadero truco del éxito». Aun así, Madí ha pasado a la historia como el gurú de Artur Mas. «Y Verónica Fumanal podría serlo de Sánchez, aunque no sé si llegará a tener tanto control», dice Aira.

«Hay una cosa que no puedo cambiar: mi cara. (...) Si tuviera un tic (se refiere a Pujol), pero no lo tengo», le confiesa Mas a Pilar Rahola en el libro La máscara del rey Arturo (2010). En él asegura que su físico no le ha ayudado y que «la simbiosis de verle guapo y con aires de ser el primero de la clase es letal». Parece que estuviera hablando de Pedro Sánchez.

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