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La boda invisible de Brad y Angelina

La boda invisible de Brad y Angelina

ARANTZA FURUNDARENA

Viernes, 29 de agosto 2014, 00:05

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George Clooney debería tomar nota. Mientras él pretende parar el mundo con su pregonada boda italiana, sus amigos Angelina Jolie y Brad Pitt se han casado a la francesa. O sea, a la chita callando. Y no se ha enterado nadie (hasta una semana después). Por si alguien dudaba de la veracidad del viejo dicho 'el que no quiere no sale en la foto', he aquí una prueba inapelable. Los 'brangelinos' contrajeron matrimonio a puerta cerrada el pasado sábado, 23 de agosto, rodeados de sus seis hijos y algún que otro pariente cercano, en el castillo Miraval, su espectacular propiedad de la Provenza, un 'chateau' con sus viñedos, sus 35 habitaciones y, por supuesto, su propia capilla. A contraer matrimonio en secreto ayuda mucho el tener, además de helicóptero y avión privado, no ya una mansión gigantesca en propiedad sino prácticamente todo un pueblo.

La noticia del esperadísimo enlace la ha dado uno de los portavoces de la pareja. Los casó un juez californiano y la actriz caminó hacia el altar acompañada por dos padrinos de excepción: sus hijos Maddox y Pax, de 13 y 11 años. Las niñas Zahara y Vivienne, de 9 y 6, lanzaban al aire pétalos de flores, mientras que Nox, el mellizo de Vivienne, junto a Shiloh, de 8 años, hicieron el papel de pajes encargados de llevar los anillos. Spielberg no habría hecho un casting mejor. Ni más interracial (con niños nacidos en cuatro de los cinco continentes), ni más políticamente correcto (la mitad de ellos son hijos biológicos y la otra mitad adoptados), ni más acorde con los nuevos tiempos y sus infinitas opciones sexuales (una de las niñas se siente niño y le tratan como tal).

Los Jolie Pitt llevaban mucho tiempo hablando de su enlace, una cuestión que ya no era solo de pareja sino que había trascendido al ámbito familiar. Brad declaró hace poco que para él casarse con la madre de sus hijos empezaba a significar algo mucho más importante «de lo que hubiera imaginado», y que para sus hijos se estaba convirtiendo en imprescindible. Los niños estaban tan entusiasmados con la idea de que sus padres se casaran y tan empeñados en conseguirlo que, según Angelina, se portaban como auténticos 'wedding planners' (organizadores profesionales de bodas). «La idea que los niños tienen de lo que debe de ser una boda es tronchante», comentó la actriz en una ocasión. De hecho, incluso se planteó hacer una ceremonia estilo Disney por complacer a sus pequeños. Pero, teniendo en cuenta que a ella se la asocia con el papel de Maléfica, prefirió olvidarlo.

Los 'brangelinos' se convierten en matrimonio justo en el momento en que el vidente que pronosticó su flechazo acaba de anunciar que la relación hace aguas. Según este agorero, la culpa de la crisis la tiene él, que ya no quiere a su mujer y solo sigue con ella por los niños. Hay incluso quien sostiene que Brad y Angelina han decidido casarse para desmentir semejantes pronósticos; lo cual no dejaría de ser ridículo. Ninguno de los dos llega desinformado al matrimonio. Él ya estuvo casado una vez (con Jennifer Aniston) y ella, dos veces, una con Jonny Lee Miller y otra con Billy Bob Thornton, con cada uno de los cuales duró tres años. Pitt le regaló un 'pedrusco' de compromiso a Angelina en 2012 valorado en casi medio millón de euros. Y, con amor o sin él, semejante gasto había que amortizarlo incluyéndolo en los gananciales. Además, cuando tu finca produce el mejor rosado del mundo, una 'cuvée' denominada Pink Floyd y elogiada por los más prestigiosos enólogos, hay que buscar un motivo para brindar. Y qué mejor que una boda.

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