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Cari Lapique con dos de sus cuatro nietos, Carlos y Caritina, en las playas de Guadalmina Baja
Marbella o Ibiza, esa es la cuestión

Marbella o Ibiza, esa es la cuestión

La familia Lapique Goyanes es uno de los ejemplos de quienes han cambiado las Baleares por la ciudad marbellí

rosa villacastÍN

Miércoles, 30 de julio 2014, 02:30

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A los periodistas nos encanta buscarle tres pies al gato, de ahí que desde hace un par de años lo que se intenta es comparar ciudades tan diferentes como Ibiza y Marbella. Algo que ya se intentó hacer con Palma y la polémica fracasó porque era tan ficticia como innecesaria, ya que aunque tienen un público intercambiable, lo cierto es que nada tiene que ver una ciudad con la otra.

En Palma, veranean los aficionados al mar y a la navegación, al anonimato, pero sobre todo es ahí donde pasa sus vacaciones la Familia Real y eso siempre es un plus para la promoción de las islas, mientras que en Marbella lo que busca el turista es la calidad de sus restaurantes, de sus hoteles, de las tiendas de lujo, de las fiestas, de sus palacios de las mil y una noches, pero sobre todo lo que la gente encuentra en esta zona de Andalucía es su clima, único en Europa. Un microclima que nos permite dormir a pierna suelta durante los duros meses de julio y agosto, mientras en el resto del país la gente se asfixia de calor.

Ibiza sí es diferente, no solo porque es el lugar de moda donde va la gente más joven, con muchas ganas de marcha como pueden ser las modelos y los futbolistas-, la que ocupa más páginas en el papel couché internacional, sino porque al tratarse de una isla las posibilidades de ocultarse son menores que en Marbella, por ejemplo. Y sin embargo, son muchos los que habiendo disfrutado de las delicias de las Baleares vuelven a Marbella, porque es aquí donde están sus raíces.

Un ejemplo sintomático es el de la familia Lapique Goyanes, de sus hijas Cari y Carla, de sus yernos Antonio y Pedro, y de sus cuatro nietos (Pedrito, Caritina, Carlos y Flavia), quienes un día decidieron cambiar Marbella por Ibiza, hasta que empezaron a llegar los peques y se dieron cuenta de que aquel no es lugar para niños. Y ¿qué hicieron? Volver a esta especie de tierra prometida, donde nadie es forastero, y donde pueden disfrutar de una mayor tranquilidad y calidad de vida. A la espera, eso sí, de que llegue el quinto nieto, hijo de Carla y Jorge Bengoria, quienes contrajeron matrimonio hace tres años en la Finca Cortesini. Un paraíso en medio de la nada y lugar de encuentro de quienes desean preservar su intimidad lejos de los paparazzis.

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