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Paula Robles y Laia Artigas, ayer en Muelle Uno
El juego del pica-pica

El juego del pica-pica

Un pequeño gran revuelo ocurrió en la sala de prensa del Cervantes. Una actriz, aburrida de las preguntas de los periodistas, comenzó a hacer cosas raras...

Juan Francisco Gutiérrez

Jueves, 23 de marzo 2017, 00:58

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Un pequeño gran revuelo ocurrió ayer en la sala de prensa del Cervantes. Una actriz, aburrida de las preguntas de los periodistas, comenzó a hacer cosas raras. Muy loco todo: se escondió bajo la mesa, hizo carantoñas, se levantó a contar las mariposas naranjas de los logos de un patrocinador... ¿Cosas del hipsterismo? No: cosas de la edad.

La actriz se llama Paula Robles, tiene cuatro años y junto a Laia Artigas forman el dúo de niñas protagonistas de Verano 1993, película de Carla Simón que fue festejada en Berlín y que, según los corrillos de la crítica a la hora del recreo, lo mismo también saca de aquí algún premio sobresaliente.

Según la directora, y pese al trasfondo trágico del guion, planteó como un juego el rodaje con sus pequeñas actrices. La más revoltosa, la gran Paula, no tiró de muletillas cuando explicó su abordaje del papel: Es que era todo mentira. Qué alivio su inocencia al huir de esa metáfora del viaje tan de moda y tan cansina, caray. Y a todo esto, dando viajes de manotazos al micrófono. Cuando le preguntaron, a propósito de una secuencia, por los platos que sabía cocinar, dijo la chavea: ¡Pues un pica-pica!. Y no por los chuches, sino porque así llaman en catalán a nuestro picoteo.

Ayer no hubo homenaje ni sarao en el que columpiarse. Por eso estas niñas correteando y posando sin malicia fueron las estrellas del patio del Festival de Málaga. Además, la Plaza de la Merced acogió otro día más el festín solidario que reúne a asociaciones y a colegiales al ritmo de Melody o María Isabel. Y acorde con el horario infantil, y pese a la presencia del Mocito feliz, todos los eventos acabaron prontito, como si hoy hubiera colegio.

Por la mañana no hubo tiempo para cuentos, pues FAPAE explicó las cuentas del cine español. La industria recaudó cerca de 200 millones de euros en 2016, unas matemáticas donde Almodóvar y su Julieta fueron los primeros de la clase. Y el resto del horario, entre pase y pase, regaló otras estampas o estampitas remarcables. Como ver a Rossy de Palma pasear con clasón seguida de una cohorte. O a un grupo de periodistas enrabietados al no poder entrar a una sala que no reservaron con antelación. Un olvido lógico este año, con poco tiempo para el baile y demasiados deberes oficiales. Por eso quizá no se entienda tanta mano dura.

Y del pica-pica cinéfilo que probé les cuento, cómo pasa el tiempo, que Ivana Baquero, la niña de El laberinto del Fauno, ha crecido y protagoniza una historia no apta para menores: Demonios tus ojos. Una desconcertante e interesante propuesta de ZonaZine, rodada en formato chico de 3:4 pero que no es un juego de niños. Y en la que también sale Nicolás Coronado, que una vez pasada lista se fue corriendo, mochila incluida, sin tiempo para la gimnasia obligatoria de la alfombra.

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