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Amistad y devoción al ritmo de la música latina

Amistad y devoción al ritmo de la música latina

La brasileña ‘Redemoinho’ enfrenta a dos antiguos colegas mientras ‘Gilda’ descubre a la «santa argentina» de la cumbia

Regina Sotorrío

Jueves, 23 de marzo 2017, 00:57

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La sección oficial descubrió ayer al espectador del Festival de Málaga dos realidades latinoamericanas casi desconocidas a este lado del charco. Por un lado, el director Jose Luiz Villamarim mostró a la clase obrera brasileña en Redemoinho, un sector de la población casi invisible para el cine y la literatura, que se mueve tradicionalmente entre la élite y las favelas. Por otro, el público y la prensa conoció a Gilda, una cantante argentina de cumbia fallecida en accidente de tráfico en 1996 y venerada como una santa, que ahora revive la directora Lorena Muñoz.

La proyección de Redemoinho (Remolino) convenció a la crítica, pero decepcionó en su presentación. El festival convocó una rueda de prensa con el director Jose Luiz Villamarim, que solo hablaba portugués, sin traductor. La conferencia no duró más de 12 minutos por la imposibilidad de entender el discurso del realizador. Sí quedó clara la intención de Villamarim de retratar en su película a personas «normales y corrientes» que ni viven en la miseria del extrarradio ni en el lujo de la playa de Ipanema. A él, dijo, no le interesa «la relación de los personajes en función de la lucha de clase sino en función de los dramas personales que surgen».

La película una adaptación del libro Inferno Provisório de Luiz Ruffato transcurre en Cataguases, una ciudad con un tren que la atraviesa por la mitad y que pasa «casi por dentro de las casas». Y ese sonido hace las veces de banda sonora en la película, donde en lugar de música hay ambiente y silencio. En Redemoinho se reencuentran dos amigos, uno que se fue a la gran ciudad y otro que se quedó. «Y este siempre cree que el que se fue está mejor». Pero, ¿quién tomó la decisión correcta? Es puro cine de autor, con encuadres muy cuidados y de enorme sobriedad. Cine también realista, donde se plasma «el mundo machista brasileño».

Pero para historia real la que cuenta Gilda, no me arrepiento de este amor, proyectada fuera de concurso. Lorena Muñoz asumió «el riesgo» de hacer un biopic de una artista venerada «como una santa» en Argentina y buena parte de Latinoamérica. Hasta la directora confesó llevar una estampita de ella en su cartera.

Ella es Míriam Alejandra Bianchi, Gilda, una cantante de cumbia que se ganó el afecto del público con sus letras románticas y su actitud humilde. Murió en el mejor momento de su carrera, en un accidente de tráfico en 1996 que también se llevó por delante a su hija, a su madre y a buena parte de la banda. A partir de entonces, el pueblo la proclamó santa, levantando un altar en el punto exacto donde ocurrió la tragedia. «Era como una especie de predicadora amorosa. Antes de cada canción lanzaba un mensaje al público y le aconsejaba. Ese acercamiento que tiene con la gente que sufre la aproxima mucho a lo espiritual», argumentó Muñoz.

Hasta seis intentos hubo de otras productoras de hacer una película sobre la reina de la cumbia, pero el hijo siempre se negó a ceder los derechos. Muñoz y la actriz Natalia Oreiro la protagonista le convencieron tras tres encuentros en los que le trasladaron su motivación para hacer el filme: como su madre, querían vivir de su arte. «Valió la pena la espera», les dijo finalmente el hijo.

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