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Aquí Paz y después Vega

Aquí Paz y después Vega

Txema Martín

Domingo, 24 de abril 2016, 01:29

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La mañana del sábado comenzó tarde, así que a mediodía amanecimos en una sala donde se celebraba para nuestro deleite una mesa redonda con la friolera de doce cortometrajistas que iban desfilando de cuatro en cuatro como pequeños pelotones de fusilamiento. El mundo del corto es extraño y se está convirtiendo en algo cada vez más antipático, quizá porque ya estamos curtidos en un historial de ediciones en las que siempre sale a relucir por algún lado la posición victimista de sus autores y su reivindicación infinita. Con un grado de intensidad demasiado alto para un sábado por la mañana, los cortometrajistas, que cuentan con género humano propio, se explayaron denunciando una especie de conspiración mundial contra sus magnánimas obras. También dibujaron un futuro en el que los cortos son de obligado visionado, amparados en cuestiones humanitarias y en un impulso irremediable de «contar historias». Matizados por un moderador que trató de conducirnos hacia algo que no fuera una hecatombe, los cortometrajistas aconsejaron introducir a los niños en su mundo y «empujar a la gente a las salas». Los cortos, que deberían reservarse a la práctica del cine y a poco más, se convierten ahora en un fin en sí mismo pese a la evidencia de que quien hace una película normal raramente vuelve al corto.

Poco después y para compensar, mientras fantaseábamos con la posibilidad de que el año que viene el festival procediera a la quema simbólica de todos los cortos proyectados en sus veinte años de historia, fuimos al feliz encuentro con Paz Vega, que por cierto fue la anfitriona de Goldfield, una de las mejores discotecas de Madrid. Con el fondo que nos regala la primera planta del Málaga Palacio, nos quedamos embobados ante ella, una actriz que se lo curra más de lo que pudiera parecer a simple vista y que, sin ser una superdotada, si se pone en las manos adecuadas logra alcanzar cúlmenes interpretativos más que notables. Y es incluso capaz de alegrarnos el día.

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