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Feria de Agosto de Málaga en el Parque en 1963.
El Parque, aquel mítico Real de la Feria...

El Parque, aquel mítico Real de la Feria...

El alcalde Francisco García Grana buscaba un revulsivo para la Feria de Agosto, algo que consiguió con su espectacular nuevo emplazamiento, el que estuvo desde 1959 a 1967

PEDRO LUIS GÓMEZ

Viernes, 21 de agosto 2015, 00:22

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La Feria de Málaga tiene sus orígenes en la toma de la ciudad por los Reyes Católicos (por cierto, así fue mal que les pese a algunos, que hay que leer cada cosa que te deja sonámbulo) en 1487, aunque la fiesta quedó verificada el 15 de agosto de 1491 con su procesión correspondiente, y un presupuesto municipal de 557 maravedíes. En 1492, de nuevo se fijó la fecha festiva el 19 de agosto, conmemorativa de la entrada en Isabel yFernando, para ir evolucionando, siempre con una procesión religiosa como eje central y con el devenir de los años con adornos de las casas capitulares, juegos florales y suelta de toros, así como comidas oficiales populares (siglo XVII) de dulces y confituras. En ese siglo la procesión finalizaba en Santiago y se celebraba una misa al aire libre a la que solía acudir el más famosos predicador de todo el reino... Con avatares, la Feria de Agosto como tal se reorganiza y toma cuerpo en 1887, cuando una Málaga en ruinas buscó ideas económicas para salir de la quiebra, y se pensó en organizar un evento festivo para atraer visitantes que, con su lógica evolución, es la que ha llegado a nuestros días. Ese 1887, además de la romería a la Victoria, hubo grandes corridas de toros y se recreó la toma de Málaga, al tiempo que aparecía la figura del cartel anunciador de las fiestas, que tiene su antecedente en el que por primera vez se realizó en 1840 por el famoso pintor Martínez de la Vega para anunciar los festejos taurinos.

Con el siglo XX, la fiesta cambió de escenarios (hasta entonces se hacía en la Caleta y el Limonar) para trasladarse al Muelle Heredia y la Alameda, con mayores variantes conforme avanzaban las ediciones, como ferias de ganado, exposiciones industriales, juegos florales, la romería de la Virgen de Zamarrilla hasta la Colonia de Santa Inés, carreras infantiles, fuegos artificiales, marionetas, concursos de pintura al aire libre, y de cantes de Málaga y de carrozas... La cosa cada vez tomaba mayor cuerpo y prestancia, y su duración se iba ampliando llegando a durar hasta 16 días. Tras la Guerra Civil y años de muchas carencias, la feria se fue a Martiricos, y posteriormente a la Alameda, pero los años 40/50 fueron demoledores en cuanto a pérdida de peso en la sociedad, hasta que el inolvidable alcalde Francisco García Grana, que llegó a la Casona del Parque en 1958, decidió darle un golpe de efecto y trasladó el Real de la Feria de Agosto al mismísimo Parque de Málaga, con casetas que fueron de gran arraigo y que llegaron a sumar hasta 50 (lo que daba una idea del éxito del experimento, y una zona de recreo infantil (carricoches) en la plaza de Torrijos y Avenida de Cánovas del Castillo.

Allí, en el Parque, con su mítica tómbola a la entrada (que repetía en Navidad), la Feria vivió años de grandioso esplendor y una gran incidencia en la sociedad malagueña, con toda la ciudad volcada en sus fiestas, hasta el punto de que importantes artistas (como se ve en la foto adjunta de Bienvenido-Arenas del fondo del CTI-UMA) participaron en el diseño de las portadas y exteriores de las casetas, como la que hizo Chicano para la Peña Juan Breva. Allí, en el Parque, creció tanto que se tuvo que trasladar a nuevas ubicaciones desde 1967, su última edición en el corazón d e la ciudad, para peregrinar después por el paseo marítimo, la Alameda (cuando era un erial), Carranque y otros lugares y languidecer hasta que en la década de los 80, el Ayuntamiento presidido por Pedro Aparicio apostó por la feria ante el entusiasmo de los malagueños, que se volcaron: Teatinos fue su nueva ubicación, con la eclosión de la Feria del Centro (todo un fenómeno) y finalmente, en 1998 se marchó a un emplazamiento que entonces se dijo sería definitivo y permanente, donde se ubica el real hoy, en Cortijo de Torres, ocupando nada más y nada menos que casi 550.000 metros cuadrados.

Pero sin duda, la del Parque fue la época más recordada por los malagueños que ahora peinan entre los 50 y 70 años, y que vivieron la infancia y la juventud entre los caballitos y las casetas con las famosas actuaciones (llegó a cantar en la municipal el mismísimo Antonio Machín), con imágenes en blanco y negro igual que las que acompañan a este reportaje, que son antesala de una Málaga que se nos fue pero que queda en el recuerdo, y que SUR dentro de pocos días, en septiembre, pondrá en manos de todos sus lectores con la colección Estampas de Málaga, con fotografías inéditas de una Málaga que ya no existe pero que sí estuvo y fue, todas ellas comentadas por personalidades y representantes de la ciudad en un importante esfuerzo editorial, con la colaboración de la Universidad de Málaga y ese impresionante fondo fotográfico y documental que atesora en sus entrañas el CTI. Sin duda, una colección para guardar como reliquia, y que a muchos nos traerá la nostalgia de lo vivido y a otros sorprenderá porque por su edad nunca vivieron esas imágenes que harán las delicias de todos.

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