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Ángel de los Ríos
Lunes, 21 de diciembre 2015, 01:41
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«Quería compartir este día compartir este día con ella», afirma Marina Lago, estudiante de la UMA, que a sus 21 año se ve «en pañales» democráticos. Pero a quien acompañaba a las urnas a primera hora del 20-D era a su bisabuela Lola, «la yaya Lola». 99 años de vida en los que «desde que le permitieron hacerlo no ha dejado de acudir a las urnas ni una sola vez». Y ayer, se encontraba con 3 generaciones en la mesa de la Peña Victoriana El Rocío de Málaga: abuela, madre, nieta. Marina quería compartir con SUR.es esta carta para plasmar ese momento que Lola no se quiso perder: «a ver si van a perder por un voto y va a ser el mío».
100 AÑOS... Y PENSANDO EN EL FUTURO
Ella es Lola, más conocida como 'la yaya', tiene 99 años y desde que le permitieron hacerlo no ha dejado de acudir a las urnas ni una sola vez. Este año ha sido muy especial, ya que su nieta Angelines ha sido elegida para formar parte de la mesa electoral y por tanto abuela (acompañada por su hija) y nieta se han visto frente a las urnas.
Tres generaciones de mujeres ejerciendo su derecho a voto.
Como testigo de este hecho puedo decir que sin duda ha sido toda una lección de vida. A mis 21 años y aún en pañales en esto de las votaciones, he reflexionado sobre tantos jóvenes que pierden la ilusión ante las urnas, como dejan de acudir a votar admitiendo que otros elegirán por ellos, lo que me recuerda a una conversación que tuve con mi bisabuela la víspera de las elecciones en la que decía " a ver si van a perder por un voto y va a ser el mío".
Creo que a veces se nos olvida que esta democracia con la que hemos nacido muchos de nosotros, ha sido posible gracias a que mucha otra gente luchó y se dejo en ocasiones la propia vida para conseguir que hoy hombres y mujeres podamos votar y elegir a quien nos representa en el Gobierno.
Una vez más tengo que darle las gracias a mi yaya, por enseñarnos tanto con sus acciones, por darnos esperanza y por animarnos a no rendirnos nunca porque si ella no lo ha hecho debe ser porque efectivamente merece la pena.
Marina Lago
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