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R. C.
MADRID.
Sábado, 6 de enero 2018, 00:07
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El primer año de Donald Trump en la Casa Blanca se ha saldado con un éxito aparente en el mercado laboral. La todavía primera potencia económica del mundo creó 2,1 millones de puestos de trabajo durante 2017, un buen dato -aunque fueron 100.000 menos que en 2016- que el controvertido presidente de Estados Unidos atribuye a la confianza que generan sus planes para el crecimiento.
No obstante, lo cierto es que el país arrastraba una buena tendencia en ese ámbito, puesto que encadena ya siete años creando empleo a una media de dos millones anuales. Es la mejor serie desde la década de los noventa, aunque lo complicado será mantenerla con una situación de prácticamente pleno empleo y donde las principales vacantes que no se cubren son de trabajadores altamente cualificados, donde la economía de EE UU sigue adoleciendo de problemas.
Ya se observa una desaceleración en la generación de puestos de trabajo. En diciembre fueron 148.000, lejos de los 190.000 previstos por los analistas. En cualquier caso, la tasa de paro se mantuvo por tercer mes consecutivo en el 4,1%, su nivel más bajo desde diciembre del año 2000, y ello pese a que el déficit de la balanza comercial subió un 3,2% en noviembre y se teme que aquí la tendencia negativa siga
Todo eso coincide con una recuperación salarial. Los sueldos se elevaron tres décimas el último mes de 2017 y han acumulado un aumento interanual del 2,5%. Asimismo los ingresos medios por hora en diciembre para los empleados del sector privado no agrícola se mantuvieron en los 34,5 dólares.
El volumen de personas en edad de trabajar que trabaja o busca empleo continuó sin cambios en el 62,5%, lo que supone mínimos de la década de los 70. Y eso, según ha destacado la Reserva Federal, considerando que los trabajadores del 'baby boom' se están jubilando ya.
El problema, apuntan en la agencia de calificación Moody's, es que al crecer más rápido la creación de empleo que la población activa la contratación corre riesgo de estanque a no tardar mucho. «Hay ya casi seis millones de vacantes -apunta- y nunca se vio algo así».
A su vez, el número de desempleados despidió el año en 6,6 millones, cifra que supone una reducción de 926.000 personas en las listas del paro en solo doce meses. De ese volumen total, el número de parados de larga duración equivalía a 1,5 millones, 354.000 menos que quienes lo sufrían durante 2016.
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