Con ocho años, a mediados de los 60, recuerda que estudiar y ayudar en la casamata familiar del Camino de Antequera, «con mucho espacio para criar gallinas», fueron el paisaje cotidiano hasta más allá de la adolescencia. «Los fines de semana y los veranos consistían para mí y mis hermanos en preparar pedidos o cuidar los pollos, en casa antes o después de estudiar, que eso no se discutía», describe una agenda infantil nada infrecuente entonces. «El hermano que me sigue es abogado justo porque no quería saber nada de alimentación», ilustra una rebeldía refractaria al negocio familiar que él, sin embargo, supo digerir para «hacer lo que más me gusta».
Atarazanas
El abuelo fue un comerciante de Huétor Tájar que probó suerte en la Málaga del 42, y su padre tuvo hasta cinco puestos en el mercado de Atarazanas, donde Sergio lo aprendió todo de la anatomía del pollo y mucho de la psicología de la clientela. «Con 18 años me podía haber quedado con un puesto, un medio de vida seguro pero yo aspiraba a más, y no me seducía nada quedarme allí, además de que algo que no puedas trabajar tú en un mercado donde no hay caja registradora, puede ser incontrolable», justifica el horizonte que le impulsó a estudiar.
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91
millones de euros facturaron las 52 tiendas de la cadena Maskom en 2017. Suman 46.900 metros de superficie de ventas que ofrecen más de 8.000 referencias de productos. El almacén central ocupa diez mil metros.
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616 trabajadores
Tras recientes aperturas -dos de ellas, centros Maskompra- la plantilla total se sitúa en 616 trabajadores, un 80 por ciento mujeres.
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Un pionero de las centrales de compras
Maskom está integrada en Euromadi, la central de compras que ya representa el 25 por ciento de la distribución española. Cuberos fue impulsor en Málaga de la primera organización de este tipo.
En los cinco años que ejerció de enfermero a veces le reconocían, entre alarmadas e incrédulas, clientas habituales que eventualmente pasaban por el paritorio. En aquellos contratos sanitarios buscó una plaza segura que no llegaría, «un paracaídas –explica– por si el negocio no me permitía salir adelante». De un puesto alquilado en su súper pronto dio el salto al primer negocio propio y la parte –el carnicero– acabó compró el todo. «Al riesgo no le he tenido miedo, sólo respeto», se remonta a aquella lejana firma de 86 letras de 85.000 pesetas del año 78 con las que se lanzó al agua como empresario.
«Los fines de semana y los veranos consistían para mí y mis hermanos en preparar pedidos o cuidar los pollos en casa»
Los siguientes años los pasó arañando horas al sueño entre el negocio y los turnos y guardias de hospital encadenando contratos pero con la vista siempre puesta en abrir más tiendas. No fue hasta 1988 cuando se lanzó a comprar el segundo súper y a preparase para una gestión más profesional. Se forma en Administración y dirección de Empresas y como analista financiero. «En 2018 haremos 30 años como Maskom. Es verdad que empecé diez años antes, pero hasta entonces no comenzó de verdad el crecimiento de la empresa, a supermercado por año en los primeros tiempos», describe el arranque de una expansión que no ha parado y que, entre los grandes saltos, anotó la compra de cinco centros Cayetano y Euromarket, en 2013, que elevó de golpe la facturación en 15 millones.
El perímetro de tranquilidad respecto a la banca ha sido norma en una expansión tranquila, que sumó dos recientes aperturas de Maskompra, un concepto que acerca al público las ventajas de la compra mayorista. «Le tengo mucho respeto a los bancos porque he conocido casos cercanos de empresas que quisieron crecer a base de crédito», asegura este firme defensor de la autonomía financiera y también del tamaño para tener voz propia ante los proveedores. Si a finales de los año 70 ya estaba en la primera central de compras del sector en la provincia –Detallistas de Alimentación de Málaga– hoy Euromadi, de la que es consejero, aglutina una parte del sector y acaba de centralizar toda la logística de congelados en Madrid. «Esa unión es importante. Si no, las empresas familiares como la nuestra estaríamos muertas en el sector», asegura.
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