Borrar
Las multinacionales refuerzan su control sobre los cines malagueños

Las multinacionales refuerzan su control sobre los cines malagueños

Los grandes complejos están en manos de mejicanos o franceses, que llevan con discreción un negocio que crece en espectadores, aunque la rentabilidad la siguen dando las palomitas

J. J. Buiza

Domingo, 28 de febrero 2016, 01:13

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

En 2015, las salas de cine en España crecieron alrededor de un 8%, tanto en recaudación como en espectadores, aunque hace años que la rentabilidad de este negocio la dan las palomitas, refrescos y chocolatinas: los «consumibles», como se dice en el argot del mundillo.

Es curioso que el alimento que se empezó a comer en los cines de Estados Unidos allá por la época de La Gran Depresión precisamente porque era el más barato se haya convertido en la clave de un sector, el de la exhibición, que solo en España mueve unos 90 millones de euros al año. «Enrique González Macho, el que fue presidente de la Academia de Cine, dijo una vez que se ganaría lo mismo poniendo una barra de palomitas en vez de un cine. Su margen es prácticamente del cien por cien, y las películas apenas de un 20%», apunta una fuente que ha trabajado para uno de los principales operadores.

No da su nombre porque en las empresas del ramo se resisten a dar cifras de venta, de público y mucho menos de beneficios. Las grandes multinacionales han irrumpido en el negocio con fuerza, pero con discreción. Se imponen los acuerdos de confidencialidad. Este periódico contactó con las principales firmas que tienen presencia en la provincia para saber de sus proyectos, pero no obtuvo respuesta.

El desembarco más reciente ha sido el de Cinépolis, la cadena mejicana que se hizo este verano con Yelmo Cines España, incluidas las 49 salas de Málaga: Plaza Mayor, Vialia y Rincón de la Victoria. El líder de la exhibición cinematográfica en América Latina (con más de 4.300 salas) enmarcó esta adquisición como un «paso fundamental» en su estrategia de expansión internacional.

Unos meses antes, el grupo MK2, con sede en París, había adquirido las 120 salas de Cinesur, la cadena de la sociedad andaluza Sánchez-Ramade. La operación, con la que MK2 daba el salto por primera vez fuera de Francia, incluía tres de los cinco complejos malagueños: Málaga Nostrum, El Ingenio (Vélez) y Miramar (Fuengirola). El de Marbella acabó cerrando y el de La Verónica de Antequera aún funciona, pero fuera de la red. Tanto Yelmo como Cinesur mantienen sus marcas comerciales, precios y ofertas.

Uno de los grandes operadores en España, Cinesa, con más de 500 pantallas en 40 multicines repartidos por todo el país, controla La Cañada. Cinesa, que hunde sus orígenes en la Barcelona de mediados del siglo pasado con la apertura del famoso Windsor, compite en Marbella con Teatro Goya, que en 2014 se hizo con la gestión del complejo Gran Marbella de Puerto Banús tras alcanzar un acuerdo con la antigua concesionaria, Manuel Salvador S. A. Fundada en 2011 en Madrid, donde cuenta con otro gran espacio de siete salas, esta firma compagina la proyección cinematográfica con la celebración de eventos, reuniones y exhibiciones privadas.

Amén de las cuatro salas del Albéniz, de propiedad municipal, el complejo más antiguo de Málaga, el del centro comercial La Rosaleda, continúa en manos de Unión Cine Ciudad. Este grupo andaluz, presente en nueve provincias (Málaga, Cádiz, Cantabria, Ceuta, Tarragona, Huelva, Córdoba, Jaén y Sevilla) explotaba también en su día los cines del entorno de la plaza de la Merced (Astoria, Victoria y Andalucía), hoy abandonados.

En Fuengirola, además del Cinesur de Miramar, opera el Alfil, de ocho salas, propiedad del grupo de empresas familiares del mismo nombre, con sede en Marbella, fundado en los 50 y que se dedica también a la construcción, promoción, arrendamientos y hostelería. Es el único multicines en manos de un grupo malagueño. El mapa comercial de cines de la provincia lo completan pequeños exhibidores en Ronda y en Coín (Pixel Digital Cinema, en el centro comercial La Trocha).

En los últimos tiempos, los exhibidores se han estrujado el cerebro para atraer a su clientela a base de promociones, tarjetas de fidelidad, bonos, días del espectador y descuentos para parados, estudiantes y mayores.

Los cine clubes, las sucesivas Fiestas del Cine, la proyección de espectáculos deportivos o las óperas son otras de las fórmulas que se han ideado para atraer espectadores. «El sector se ha tenido que enfrentar a la crisis, a la subida del IVA al 21% y al auge de la piratería casi todo al mismo tiempo. Y eso ha coincidido con la inversión que se ha hecho en muchas salas para contar con la última tecnología digital. Se va haciendo más difícil que esto sea rentable», apunta una fuente.

Renovación tecnológica

Renovarse o morir se ha convertido en una máxima. El estreno de las grandes superproducciones garantiza una buena taquilla y para eso hay que contar con los mejores medios. En Yelmo presumen de tener en Plaza Mayor la «tercera pantalla más grande de Europa», en su sala Ultra HD, que, además de sus dimensiones, destaca por su «la resolución, la iluminación, la ganancia». «Todo está mejorado para ver lo que el director de la película quería exactamente que se viera», añaden.

«La única forma de competir es con la calidad en el servicio. Los precios tienen que ser parecidos, porque los costes son altos, y a eso se añade lo que se llevan las distribuidoras y el IVA. Aquí estamos dando la mejor calidad de imagen y de sonido que hay en el mercado», comenta Noel David Pérez, administrador de Pixel Digital Cinema, que explota el cine del centro comercial La Trocha y está además especializada en asesoramiento y suministro de soluciones digitales para salas de cine, desde proyectores a sistemas de 3D, gafas incluidas.

Los éxitos de las Fiestas del Cine han llevado a muchos a pedir un abaratamiento generalizado de las entradas, pero los exhibidores se defienden. Primero porque sería «irreal» pensar que las salas se iban a llenar todos los días, aún con localidades a 2 euros. Y segundo porque, descontando impuestos, derechos de autor y lo que se lleva el estudio distribuidor, la sala se queda con poco más del 30%.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios