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Proyecto Extiércol de agricultura ecológica.
Emprender para mejorar el mundo

Emprender para mejorar el mundo

Quieren solucionar problemas de su entorno, pero no con donativos ni subvenciones sino creando beneficios. Son los emprendedores sociales

Nuria Triguero

Domingo, 2 de agosto 2015, 00:18

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Acostumbrarse a hablar de márgenes de beneficio y costes le ha costado. En el mundo asociativo, el ánimo de lucro está mal visto. «Subvenciones y donativos, de ahí no se salía», afirma. Pero Juan Carlos Espejo y sus compañeros de la ONG Prodiversa se dieron cuenta en 2010 de que si querían seguir ayudando a las personas en riesgo de exclusión social, tenían que cambiar el chip. «Hasta entonces nos centrábamos en problemas familiares, sociales y educativos. Pero llegó la crisis y nuestros usuarios pasaron a tener un gran problema: el paro», cuenta el director de la asociación. ¿Cómo reintroducir en el mercado laboral a quienes habían sido expulsados? La solución que idearon era arriesgada: crear puestos de trabajo montando una empresa. Pero una empresa «de verdad», insiste, porque el objetivo era que se mantuviera en el tiempo y para eso no podía depender de subvenciones. Así nació Acompanya, una firma de catering que sirve 1.300 comidas diarias, es rentable y tiene contratadas a nueve personas en riesgo de exclusión.

emprendedores sociales

Dar solución a un problema social desde un enfoque emprendedor. Esta es la filosofía de los emprendedores sociales. Un fenómeno en auge, ya llamado cuarto sector, en el que confluyen tanto agentes del tejido asociativo como empresarios con conciencia social. Quizá el ejemplo más representativo en España es La Fageda, una empresa catalana de yogures que factura más de 15 millones y da trabajo a 236 empleados, de los cuales 116 tienen algún problema mental. Es un negocio rentable al servicio de una causa: devolver la dignidad a personas con discapacidad o enfermedad psiquiátrica severa.

Nani Soriano, gestora cultural y de innovación, señala que el emprendimiento social puede adoptar muchas configuraciones: una SL, una cooperativa, una asociación... «Pero al revés no es cierto», advierte. «No toda cooperativa ni toda asociación es emprendimiento social. Tiene que existir un impacto social, pero además un riesgo y una sostenibilidad más allá de ayudas públicas». ¿Y el lucro, está permitido? «¿Por qué no? Cuanto más beneficio haya, más reinvertirá y más podrá contribuir a ese fin social», afirma Soriano, que fue la responsable de poner en marcha el centro de innovación social La Noria, donde se celebran encuentros sobre emprendimiento social y que ha sido caldo de cultivo para algunas iniciativas, como Ecohuerto El Rabanito.

Inversores con conciencia

  • Las empresas sociales también necesitan financiación. Por eso la Fundación Innoves ha puesto en marcha en Málaga la primera red de business angels dedicada a proyectos de innovación social en Andalucía. Entre los aspirantes a encontrar inversores hay empresas malagueñas como Evovelo, Bidupp o Garbionda. El director de la fundación, José Carlos Rodrigo, insiste «No pedimos donativos, sino una inversión que va a generar rentabilidad. Buscamos a gente a la que le importa el retorno de su inversión, pero también el uso que va a tener su dinero».

En Málaga pueden encontrarse diferentes ejemplos de emprendimiento social. Para empezar hay 11 empresas de inserción social. Acompanya es una de ellas. Todas tienen rasgos comunes: son propiedad en al menos un 51% de entidades sin ánimo de lucro y un alto porcentaje de los empleos que crean están destinados a colectivos en riesgo de exclusión: ex reclusos, víctimas de violencia, parados de larga duración... Pese a estas características, no gozan de más incentivos fiscales o subvenciones que las empresas normales. De hecho, su patronal está batallando para al menos tener algún tipo de ventaja en los concursos públicos.

Hay otras iniciativas que escapan a este formato: desde empresas sin vinculación a ONG, pero cuyo objeto es desarrollar un producto o servicio que solucione un problema social como Evovelo y su coche movido por energía solar hasta iniciativas surgidas del activismo o el asociacionismo, como Proyecto Extiércol.

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