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La economía de EE UU se acelera en el primer año de Trump en el poder

El PIB avanzó un 2,3% en 2017, lo que supone ocho décimas más que en el último curso de Obama, aunque el ritmo cayó en el cuarto trimestre

D. VALERA

MADRID.

Sábado, 27 de enero 2018, 01:05

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La primera potencia mundial pisó el acelerador económico en 2017. En concreto, el PIB de EE UU avanzó un 2,3% el pasado curso, lo que supone un alza ocho décimas superior al registrado en 2016. Dicho de otra forma, el primer año del polémico Donald Trump en la Casa Blanca puede haber perjudicado las relaciones diplomáticas del gigante norteamericano con muchos países, incluidos sus aliados, y emponzoñado la política estadounidense, pero en el terreno económico lejos de afectar a la recuperación, ha potenciado el crecimiento del país. Al menos de momento y gracias a un contexto de bonanza del comercio mundial.

De hecho, el comportamiento de la economía estadounidense en 2017 fue bastante más elevado que en el último año de mandato de Barack Obama (1,5%), aunque se mantuvo en la línea de 2015. Una evolución positiva sustentada en el consumo interno (avanzó un 3,8%) y en la inversión empresarial (se disparó un 6,8%). También ayudó el empuje del sector exterior, algo paradójico en una administración que se caracteriza por defender el proteccionismo.

En cualquier caso, hay que fijarse en la letra pequeña para comprobar algunos síntomas no tan positivos. Para empezar, el crecimiento del PIB en el cuarto trimestre se ralentizó con un avance del 2,6% en tasa anualizada, frente al 3,2% y 3,1% de los dos trimestres anteriores. Es más, los expertos y el propio Gobierno esperaban un avance alrededor del 3% para el final del año que no se ha producido. Asimismo, a pesar del tirón, la economía estadounidense todavía está lejos de situarse en el ritmo de crecimiento del PIB del 3,3% que experimentó antes de la crisis.

Sin embargo, todo apunta a que ese mal final de año puede ser algo coyuntural. Y es que las previsiones de cara a 2018 son todavía más positivas que los resultados del pasado ejercicio. Así, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que EE UU crecerá este año un 2,7%. Todo esto a falta de saber qué impacto concreto tendrá la reforma fiscal que implica una fuerte bajada de impuestos para las rentas más altas y las empresas (Sociedades se reduce del 35% al 21%). Los más críticos consideran que puede sobreestimular una economía que ya crece a buen ritmo y que tiene una tasa de paro de apenas el 4,1%. Por su parte, tanto el Gobierno estadounidense como algunas firmas, como Goldman Sachs o JP Morgan, estiman que podría impulsar la economía hasta el 4% durante algún trimestre de 2018.

Defensa del proteccionismo

Consciente de este músculo, Tump emplazó ayer a la comunidad internacional en su intervención en el Foro de Davos a que inviertan en el país: «Ahora es el momento perfecto para que ustedes lleven sus empresas, sus empleos y sus inversiones a EE UU. Es el sueño americano, donde cada uno puede prosperar». El mandatario defendió ante un auditorio plagado de la élite empresarial internacional su política proteccionista encuadrada bajo el lema 'America First', aunque quiso matizar que eso no significa cerrarse al exterior. «EE UU primero no quiere decir EE UU en solitario», explicó. Eso sí, dejó claro que para hacer negocios con ellos deberán aceptar sus reglas comerciales.

«Apoyamos el libre comercio, pero tiene que ser justo y debe ser recíproco, porque al final, el comercio injusto nos mina a todos», resaltó el presidente estadounidense en un intento de justificar su decisión de retirar a EE UU del tratado comercial del Pacífico y de haber congelado -prácticamente enterrado- el acuerdo de libre comercio con la UE (el controvertido TTIP).

Para dejar ver que su política no está reñida con los negocios, el presidente estadounidense presumió de haber acometido una «desregularización histórica» que facilita la actividad de las sociedades. De hecho, cargó contra los «burócratas» y defendió el buen clima empresarial en el país y que ejemplificó con el buen comportamiento de Wall Street (un alza del 20%) desde su llegada a la Casa Blanca.

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