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J. A. BRAVO
MADRID
Sábado, 23 de septiembre 2017, 00:14
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La recuperación de la economía, aunque en términos de Producto Interior Bruto (PIB) parece haber alcanzado velocidad de crucero, empieza a manifestar algunas debilidades que ya padecía a principios de la crisis. Y es que aunque las exportaciones españolas han crecido hasta niveles récord, el déficit comercial no deja de agrandarse tras ajustarse los dos últimos años.
En 2016 esa diferencia entre lo que vendemos y lo que compramos en otros países se redujo un 22,4% hasta los 18.753 millones de euros, la cifra más baja desde 2013. Esa cifra era inferior en 81.262 millones al desequilibrio existente en 2007. A su vez, la tasa de cobertura ha subido del 64,9% hasta el 93,1%.
Pero esa tendencia ha cambiado con fuerza desde principios de 2017, pues el valor de las importaciones -que el año pasado aún era un 4,1% menor que en el nivel precrisis- ha pasado de bajar cuatro décimas a remontar un 11,7%. Son los datos registrados entre enero y julio, que también reflejan un descenso de la cobertura referida hasta el 92,5% (hace doce meses llegaba al 94,7%).
En total, en España se gastaron 176.252 millones de euros en compras bienes y servicios en el extranjero en los siete primeros meses del año, frente a los 163.065 millones obtenidos vendiendo fuera parte de la producción nacional, un nuevo máximo para ese período en la serie oficial. Las exportaciones, de hecho, crecieron a un ritmo del 9,1%.
El Gobierno, con todo, mantiene que el crecimiento de la economía -de un 0,9% entre abril y junio, su mayor ritmo desde el verano de 2015- está «equilibrado» entre consumo, sector exterior, gasto de administraciones públicas e inversión bruta. Pero mientras el consumo de los hogares sube a un ritmo anual del 2,5%, el sector exterior no está aportando más de siete décimas al PIB.
Las ventas españolas, sin embargo, no van mal e incluso crecen por encima del promedio de la Eurozona (7,5%) y la UE (7,8%). Solo Reino Unido, entre las grandes economías de la zona, presenta una evolución mejor (19,3%) e incluso la locomotora alemana crece menos (6,4%).
El problema es que algunos sectores importantes ya no aportan igual. Por ejemplo, la automoción ha reducido la suya una décima hasta julio, debido fundamentalmente al descenso de las ventas a Reino Unido y Turquía. Y eso cuando supone casi una quinta parte de las exportaciones (17%) no es algo menor.
La recuperación económica, a su vez, ha elevado las importaciones, que se han visto penalizadas este año por el encarecimiento de la energía. Por eso, el valor de la compra de este tipo de productos (petróleo, carbón, electricidad...) ha aumentado un 4.8%.
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