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Las manos que mecen la banca española

Las manos que mecen la banca española

El aterrizaje de Mutua y Slim en CaixaBank reordena el rompecabezas del accionariado de las entidades

josé m. camarero

Sábado, 24 de septiembre 2016, 00:37

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CaixaBank ha protagonizado en 24 horas uno de los cambios más importantes del sector bancario en España en los últimos meses tras incorporar a su accionariado a Mutua Madrileña y el empresario mexicano Carlos Slim. La aseguradora se hizo ayer con un 2,1% del capital de la entidad por 280 millones después de que la entidad anunciase el jueves la venta de casi un 10% de sus acciones propias.

Mutua se sitúa como segundo accionista de referencia en el banco, sólo por detrás del núcleo duro que conforma Criteria Caixa, que controla un 48%. También ha participado en esta operación el empresario mexicano Carlos Slim a través de Inbursa, una sociedad con la que habría adquirido unos 100 millones en títulos bursátiles del banco. Ambos Mutua e Inbursa mantienen su pretensión de mantenerse como inversores con vocación a largo plazo en el grupo que sigue bajo el control de la Caixa.

Se trata del último movimiento que protagonizan grandes grupos institucionales en un sector financiero dominado oficialmente por fondos internacionales, conglomerados bancarios de otros países e inversores que, en gran medida, proceden de América Latina;pero que oficiosamente dirigen las cúpulas históricas que han venido haciéndolo durante los últimos años.

Son varias las circunstancias que confluyen en torno al sector bancario español, más allá de la composición que aún tienen las antiguas cajas. El puzzle en el que se configuran estas relaciones de poder muestra a protagonistas como el fondo Blackrock, con presencia en cuatro de los cinco grandes grupos:Santander, BBVA, Popular y Sabadell, según consta en los registros de la CNMV. Otro grupo global como JP Morgan ha ido adquiriendo posiciones en el sector, al igual que Invesco o el inglés Shilchester, entre otros.

Pero el brazo ejecutorio en cada una de las entidades se mantiene firme. Popular protagonizó la anterior operación de calado a la de CaixaBank en su estructura interna. Con la ampliación de capital por 2.500 millones lanzada en junio corría el riesgo de que se diluyera el control de sus grandes accionistas. No fue así. Todos acudieron a la operación.

La dirección se mantiene intacta en torno a la Sindicatura de Accionistas, una firma en la que se integran las antiguas familias de la entidad, con más de un 9% del accionariado. Alrededor se sitúan otros inversores que han mantenido el apoyo en el consejo sin ambages:la aseguradora alemana Allianz, la financiera gala Caisse de Credit Mutuel y el conglomerado de inversores mexicanos que se aglutinan en torno a un 4% de la sociedad.

El silencioso poder latino

La presencia de magnates latinoamericanos también se ha ido consolidando en el sector con el paso de los años. Además de las participaciones que los mexicanos ya tienen en Popular la familia del Valle aglutina hasta un 4% o la que el empresario también oriundo de ese país, Carlos Slim, habría adquirido en CaixaBank, en el caso de Sabadell la cuota americana viene de la mano de Jaime Gilinski.

Se trata de uno de los empresarios más ricos de Colombia, que accedió a la entidad catalana hace tres año hasta hacerse con un 7,5% de su accionariado, aunque posteriormente fue deshaciendo posiciones hasta el entorno del 5% actual. Jaime Gilinski habría urdido algún conato de venta de Sabadell para ofrecérsela a otros grupos financieros españoles en el marco del proceso de consolidación que no acaba de arrancar en el sector. En la frustrada fusión, según fuentes del mercado, a la que le sucedió la macroampliación de la entidad financiera presidida por Ángel Ron, el inversor colombiano habría protagonizado movimientos para que los gestores incrementasen la rentabilidad de esas firmas y optimizar sus posiciones ante una integración que no llegó.

También son los inversores internacionales los que controlan el accionariado de los dos grandes bancos españoles, donde sus máximos responsables apenas ostentan una mínima participación. Tanto en Santander como en BBVA son estos grupos los que mantienen las mayores cuotas de poder, con cambios significativos que protagonizan los fondos de forma temporal tomando posiciones que refuerzan su valor. En Santander, un 17% de su control ya se encuentra en firmas americanas.

El único grupo que mantiene un control diferenciado es Bankia, por sus históricas características. Por ahora, el Estado ostenta más de un 64% de participaciones y un poder que podría diluirse a medida que se avance en la privatización que aún espera la llegada de un Gobierno nuevo, o renovado.

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