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El vetiver, una planta con muchos usos no exenta de polémica

El vetiver, una planta con muchos usos no exenta de polémica

Esta gramínea originaria de India se emplea para frenar la erosión pero ecologistas la tildan de «invasiva»

Eugenio Cabezas

Sábado, 11 de febrero 2017, 00:36

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Las fuertes pendientes que tienen numerosas zonas agrícolas de la provincia convierten a la erosión en uno de los grandes quebraderos de cabeza de los agricultores. La pérdida de tierras fértiles es un problema que preocupa a los ambientalistas y geólogos, ya que unida al cambio climático, está modificando el paisaje en Málaga, especialmente en comarcas como la Axarquía o el Valle del Guadalhorce.

Los planes de reforestación son lentos, ya que las especies arbóreas tardan en crecer. Sin embargo, hay una planta que ha conseguido hacerse un hueco en el mercado agrícola destacando como un potente agente antierosión: el vetiver. Originaria de India (Chrysopogon zizanioides, anteriormente clasificada como vetiveria zizanioides), es una planta perenne de la familia de las gramíneas.

El vetiver puede crecer hasta los 1,5 metros. Sus tallos son altos y las hojas largas, delgadas y rígidas. A diferencia de la mayoría de las gramíneas, las raíces del vetiver crecen masivamente de manera vertical y alcanzan una profundidad de hasta 4 metros, por lo que resultan muy eficaces para frenar la erosión.

Además, se emplea para el control de aguas y suelos contaminados por metales pesados, hidrocarburos, productos agroquímicos y otros contaminantes; como planta medicinal; en perfumería y para ahuyentar polillas y otros insectos. David y Ana, un matrimonio de Texas afincado en Sayalonga desde 2007, se han convertido en uno de los principales comercializadores de vetiver en España, a través de Internet.

Sin embargo, esta planta despierta recelos entre los ecologistas, que consideran que, pese a las supuestas propiedades de esta especie para fines medioambientales, se está introduciendo una planta exótica en el ecosistema local. «Lejos de creer que es ecológicamente segura por una supuesta infertilidad de las semillas, la planta tiene una gran capacidad de propagación por vía vegetativa, con lo que potencialmente se convertiría en una nueva especie invasora, que provocaría un impacto importante, desplazando a especies autóctonas», ha asegurado el coordinador de Gena, Rafael Yus.

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