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Vista de uno de los cultivos de okra que la asociación Real de Rehabilitación de Marginados tiene en Antequera.
La okra, un nuevo cultivo que se cuela tímidamente en el campo malagueño

La okra, un nuevo cultivo que se cuela tímidamente en el campo malagueño

También se conoce como quimbombó, gombo o dedos de dama y se cultiva ya en pequeñas parcelas en Guadalhorce y Antequera

Agustín Peláez

Domingo, 11 de octubre 2015, 01:02

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Su cultivo no es nuevo en Málaga. Sin embargo, es un auténtico desconocido. En Antequera, la Asociación Real de Rehabilitación de Marginados (Remar) lleva cinco años cultivando okra, un producto que comercializa por todo el territorio nacional. Remar destina una media de tres hectáreas a este producto y cosecha en torno a unos 9.000 kilos. En el Valle del Guadalhorce, también hay pequeños productores que llevan cultivando okra tanto en ecológico como convencional desde hace más de una década, aunque sigue siendo un cultivo minoritario. En la provincia apenas se extiende por unas seis hectáreas.

Su nombre científico es Abelmoschus esculentus. Se trata de una planta fanerógama tropical de fruto comestible, originaria de África, perteneciente a la familia de las malváceas y similar al algodón. Su cultivo se ha ido extendiendo por las regiones de clima cálido y templado cálido, siendo ampliamente cultivada en numerosos países del Medio Oriente, Asia, África e incluso América.

El color principal del fruto es un tono entre verde y verde oscuro, con pocas variedades que son de color blanco. La forma de la okra puede ser corta y achatada o larga y delgada, con uno tamaño promedio de 10 a 25 centímetros. Al ser un vegetal altamente perecedero, debe ser consumido entre 7 a 10 días después de su recolección, para preservar la calidad.

Los egipcios la utilizaban en su dieta. En nuestras latitudes, su tallo central es robusto y puede alcanzar los 1,75 metros de altura (hasta tres metros en zonas tropicales). Es una planta anual o perenne de porte erguido, cuyo cultivo se realiza a principios de junio. Generalmente desarrolla ramas que nacen de las axilas de las hojas del tallo central.

En la mayoría de las variedades la recolección se puede iniciar a los 55-60 días después de la siembra.

Se suele preparar cocida y aliñada con limón, en numerosos guisos, aportándole textura y sabor al caldo, así como rebozada, servida con huevos, patatas u otras verduras. También asada o frita ya que así no desprende el líquido mucilaginoso que suelta al hervirla en agua. Es un vegetal ideal como guarnición. Las semillas maduras, tostadas, pueden utilizarse para preparar un sucedáneo del café, en algunas zonas.

El fruto contiene una sustancia mucilaginosa (de textura gelatinosa) útil para espesar sopas y ragús. De hecho, hay consumidores que lo usan como espesante natural. Al menos, así lo explica el gerente de Remar, Fernando Paguillo.

Su precio para el agricultor oscila entre los 2 y 3 euros el kilo. En el mercado su precio para el consumidor ronda los 4,5 euros el kilo. El problema, según el gerente de Remar, es que se trata de un cultivo muy sensible al frío y al exceso de calor. De hecho este año, la producción ha sido menor debido a las olas de calor que se han producido durante la temporada veraniega.

Quienes apuestan por su producción en Málaga consideran que se trata de un cultivo rentable para el agricultor y que está ganando adeptos entre los consumidores.

La okra es también apreciada por sus características para usos terapéuticos. El líquido mucilaginoso que desprende la vaina de la okra es muy apreciado para la regeneración de la flora intestinal. Lo suelen utilizar personas con problemas de diabetes, gástricos, faringitis y estreñimiento.

Según Fernando Paguillo, la okra es un producto desconocido para la mayoría de los consumidores, salvo para las personas originarias de países de África. La producción mundial es de unos 5.000.000 toneladas. A nivel internacional se suelen comercializar en fresco y congeladas.

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