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La escalada de Wall Street genera algunas dudas

La Bolsa americana está ahora muy fuerte, pero los analistas avisan de una posible corrección para volver a subir luego

CRISTINA VALLEJO

Domingo, 26 de febrero 2017, 01:24

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Aunque al final de la semana comenzó a verse cierta debilidad en la Bolsa de Nueva York, el Dow Jones acumulaba hasta el viernes 10 días de ascensos sin descanso y otros tantos récord seguidos, algo que no ocurría desde 1987. Ha recorrido la distancia de los 19.000 a los 20.000 puntos a una velocidad récord y quizás bata esa marca en la conquista de los 21.000. Desde principios de noviembre gana un 16% y en este 2017 ya lleva más de un 5%. Algo parecido pasa en el S&P 500, que marca máximos cinco semanas consecutivas, mientras que el Nasdaq sube un 10% desde el arranque del año y lleva cerrando en niveles récord seis de las últimas siete semanas.

Pero, ¿está justificada esta trayectoria? Patrick Nielsen, gestor del FM Bolsa América de Mapfre, razona que si bien se hace mucha alusión a Donald Trump para explicar las fuertes subidas de Wall Street, siendo éste un factor importante, no hay que dejar de lado otros motivos. Por ejemplo, que la economía americana y global remontaron a partir de la primavera de 2016, que desde un poco antes se redujo la presión deflacionista que ejercían las materias primas y que también por esas fechas tocó fondo la recesión de los beneficios que se prolongaba durante casi un año. Luego pesó la incógnita que suponían las elecciones y, ya después, su despeje fue un catalizador en un contexto de recuperación económica.

Para Daniel Pingarrón, de IG, la fe de los inversores en las políticas económicas que ha prometido Trump es un factor esencial para explicar las ganancias bursátiles, aunque también las expectativas de subidas de los tipos por parte de la Fed, lo que propulsa a los bancos, algunos de ellos incluso en máximos históricos.

Midiendo el 'efecto Trump'

Hay analistas que le dan un papel más relevante a las políticas que se prevé que Trump anuncie. Y, además, le ponen números. Javier Castro, de Caja Ingenieros, apunta que con una rebaja de la tasa corporativa al 20%, el beneficio por acción subirá 12 dólares, un 10% respecto al de 2016. Aleksandra Tomala, de Morabanc AM, calcula que las rebajas de impuestos (del 25% al 15% en Sociedades), el impacto de la desregulación sobre los beneficios de la banca (un 10%) y la depreciación del 5% del dólar, entre otras cosas, pueden explicar una subida del 12% en el S&P 500, justo lo que ha ganado desde la victoria de Trump. Por eso, a partir de ahora la evolución de los mercados dependerá de la economía real, porque las promesas de Trump están descontadas.

Tomala coincide con Nielsen en el diagnóstico de que detrás de las subidas de Wall Street hay algo más que Trump: «El optimismo se ha extendido a la economía real. El sentimiento del consumidor está en máximos desde 2007 y el índice de sentimiento empresarial NFIB también está en niveles récord. La última lectura de las ventas minoristas parece demostrar que el optimismo se está traduciendo en datos». Así, concluye que con esta mejora de datos «cuesta hablar de una trampa de valor».

Nielsen cree que aún puede quedar potencial de aquí a tres o seis meses. Al S&P 500, hasta los 2.500 o los 2.525 puntos. Aunque puede haber alguna recogida de beneficios. «Existe cierto consenso respecto al entorno de los 2.450-2.500 del S&P 500 como resistencia. Pero en un mercado en subida libre es complicado encontrar niveles», añade Tomás García-Purriños, de Morabanc AM.

Para Nielsen es factible que se materialicen subidas de tipos más allá de las que ha descontado el mercado. Que haya dos este año no debería sorprender, pero que haya más puede desestabilizar. También que la rentabilidad del bono a 10 años se vaya más allá del 3%. O que Trump decepcione con sus anuncios de recortes fiscales. «Si las medidas de Trump son menos agresivas de lo prometido, existe el riesgo de que se rebajen las expectativas y, con ello, que el mercado sufra una corrección», apunta Castro, que añade que, a medio plazo, «el riesgo es que la aceleración de la economía que se espera con estas medidas no se produzca».

¿Corrección?

Eduardo Bolinches, de Bolsacash, lo ve claro: «Vigilemos al Nasdaq 100: es el selectivo más fuerte y sospecho que será el primero en comenzar la recogida de beneficios. Diría que el momento óptimo para ello es cuando Trump detalle la rebaja fiscal». Estefanía Ponte, de BNP Paribas Personal Investors, cree que puede decepcionar porque su partido es muy ortodoxo en lo fiscal, aunque estima que ello sólo ocasionará una corrección para luego repuntar, pues los datos económicos reales son buenos y mantiene como meta que el S&P 500 termine el año en los 2.600 puntos.

Esa caída que puede comenzar en cualquier momento podría no tener que ver con Trump. Como añade García-Purriños, puede haber tomas de beneficios o, como apunta Pingarrón, es posible que se haya descontado un escenario demasiado optimista en el que ya no caben más compras a corto plazo sin mejorar los precios de entrada. El primero advierte al respecto: «De darse retrocesos podrían tomarse como oportunidades de compra más que como indicios del fin del mercado alcista, al menos si la macro no da indicios de darse la vuelta».

Entonces, ¿está cerca el techo? «El mercado se construye día a día y la demostración de fortaleza es brutal. Plantearse un techo es perder el tiempo. Dejemos que el mercado se exprese, que lo hace de manera clara, y limitémonos a entenderlo. Dejemos que se frene y luego que tenga su recogida de beneficios sin que pierda los soportes que antes actuaron como resistencia. En el caso del Dow Jones, los 20.000 puntos», explica Bolinches. Un Dow Jones por debajo de los 20.000 implicará que se ha hecho techo, y el S&P 500 debería no perder los 2.300 para mantener su potencialidad de seguir marcando récords.

Celso Otero, de Renta 4, se sitúa, entre los analistas consultados, como el más cauto. Para él, el mercado está poniendo en precio todo lo positivo, pero sin ningún riesgo.

Menos oportunidades

Otero cada vez encuentra menos oportunidades de compra a buen precio y está optando por cubrir posiciones. Aún encuentra, no obstante, opciones de inversión. Por ejemplo, en el sector farmacéutico con Abbot y Amgen, o tecnológicas como Qualcomm, o IBM, además de firmas del sector bebidas como Monster o la cervecera Molson Coors Brewing. También Cognizant, que trabaja en 'fintech' para la banca. Otras de sus apuestas son International Flavors, Colgate y Berkshire Hatheway.

Para Nielsen, por su parte, las opciones más interesantes se encuentran en el sector financiero, por lo que ha sufrido estos últimos años y lo bien que le viene la subida de tipos. También apunta a la cadena de producción en las materias primas, así como a empresas más expuestas al ciclo, mientras que habría que aligerar la cartera de las firmas-refugio.

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