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D. VALERA
Viernes, 24 de febrero 2017, 00:25
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España batió todas las previsiones de crecimiento de 2016 realizadas por las instituciones y centros de estudio. Unos pronósticos que demostraron ser de media cuatro décimas más pesimistas respecto al comportamiento real de la economía. De hecho, el promedio de estas proyecciones para el PIB fue del 2,8%, frente al 3,2% confirmado por el INE. Curiosamente, fue el Gobierno el que más se acercó a esa cifra con un desvío de sólo dos décimas, al igual que el Instituto de Estudios Económicos, Intermoney o Repsol, seguido del desfase de tres décimas de la CEOE, según se recoge en la Diana Esade publicada ayer y que analiza el grado de acierto en los pronósticos de los distintos organismos. El estudio también muestra que el mayor desatino se encuentra en organismos internacionales como la Comisión Europea (un desvío de seis décimas) y el FMI (con siete décimas).
En cualquier caso, el desfase de las previsiones el año pasado fue tres veces inferior a los 1,2 puntos porcentuales registrados en 2015. Si se analizan las previsiones de los últimos tres años, el menor desvío (0,6) es para el Centro de Estudios de la Universidad Rey Juan Carlos y para Funcas. El Gobierno se sitúa en el 0,77 y los peores resultados son para la OCDE con un punto y el FMI con 1,23. «Se han hecho las previsiones teniendo en cuenta los escenarios más pesimistas», señaló Verdeguer para justificar el desfase de todas las estimaciones.
Los datos confirmados también dejaron atrás las previsiones sobre la evolución del empleo. Así, el promedio de las estimaciones era que el paro acabase en el 20,5% en términos EPA, mientras que en realidad descendió hasta el 18,6%. Una vez más, el Gobierno y la Universidad Rey Juan Carlos fue quienes más se acercaron, aunque con una clara desviación de 1,07 puntos. En este caso, la CEOE erró en 1,57 puntos.
El estudio también analiza la elasticidad del empleo medido según su avance en relación al comportamiento del PIB. En este caso, la previsión media de los analistas era más optimista con una elasticidad del 0,95% frente al 0,72% real. Es decir, se creó menos empleo del que se estimaba para ese avance del PIB. De hecho, mientras que la economía creció un 3,2% en 2015 y en 2016, la creación de empleo se ralentizó de un 2,9% al 2,3%, respectivamente. Una ralentización que Verdeguer achacó a que en las actividades donde hubo más actividad económica, por ejemplo la industria, generaron menos puestos de trabajo.
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