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J. A. BRAVO
Martes, 21 de febrero 2017, 01:13
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madrid. Ayer se formalizó el relevo al frente del Banco Popular pero la autocritica siguió brillando por su ausencia casi total y eso enfadó mucho a los accionistas minoritarios, tanto que por momentos pareció que, durante la junta general de accionistas que la entidad celebró para confirmar el nombramiento de Emilio Saracho como nuevo presidente -refrendado por el 98% de los asistentes- y la salida de Ángel Ron, la cúpula y sus inversores, al menos los pequeños, tuvieran partituras muy distintas para lo que debería haber sido una misma música.
La melodía de los segundos fue crítica, mucho por momentos. Estos señores «no pueden irse de rositas después de haber dejado el banco hecho una mierda», dijo literalmente uno de la treintena de pequeños socios que tomaron la palabra. Algunos propusieron al resto que se unan para interponer una demanda de responsabilidad contra Ron y su cúpula. Pero desde el banco se niega que haya existido algún fraude. Lejos de ello, su vicepresidente, Roberto Higuera, que poco antes había contestado a un accionista critico con sus perdidas -sus títulos valen hoy un 90% menos que cuando compró- que si no quería riesgos escoja deuda alemana, incluso defendió la «generosidad, entrega y dedicación» de Ron.
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