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Un empleado trabaja en la terminal Helios de Chemoil, un almacén de crudo en Singapur. :: How Hwee Young / efe
El tifón de los dragones asiáticos busca golpear con fuerza

El tifón de los dragones asiáticos busca golpear con fuerza

Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur y Tailandia quieren más productividad laboral subiendo la cualificación de sus trabajadores

EDUARDO S. MOLANO

Domingo, 22 de enero 2017, 01:25

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«Cuando la brisa suave se mantiene unida, puede tener el poder de un tifón». En el Sudeste Asiático este proverbio anterior se repite como un mantra. Más aún en tiempos del temido 'brexit', debido a la tradicional influencia británica que aún persiste en parte por todos estos territorios. El reciente encuentro en la capital de Malasia, Kuala Lumpur, de los dragones del Sudeste Asiático (viejos, maduros y nuevos), también conocidos como Asean, ha marcado las pautas del futuro económico de la región.

La comunidad de los Asean, una asociación creada en 1967 por Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur y Tailandia, y donde se han ido incorporando progresivamente Brunei, Camboya, Laos, Myanmar (Birmania) y Vietnam, centra de forma primordial sus preocupaciones en la generación de una mayor productividad laboral.

Desde 2007, y mientras que el crecimiento promedio en la economía global ha sido del 3,3%, en la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático fue del 5,1%. Esto ha impulsado el nivel de vida: entre 1991 y 2015, más de 86 millones de trabajadores pasaron de la pobreza a convertirse en representantes de la clase media en esta amalgama diversa de países. Sin embargo, el desempleo y, sobre todo, los trabajos de mala calidad continúan siendo algunos de los problemas de la región.

Ya el pasado año un informe de la Organización Mundial del Trabajo y el Banco Asiático de Desarrollo advertía de que aproximadamente 179 millones de trabajadores (o tres de cada cinco) se encontraban en empleos vulnerables, mientras que otros 92 millones no ganaban lo suficiente para escapar de la pobreza. De igual modo, continúan las acuciantes diferencias en los niveles salariales entre sus socios, desde los 119 dólares al mes de Laos a los 3.547 dólares en Singapur.

Un PIB «engañoso»

En esta línea, la Fundación Ibon, una organización sin ánimo de lucro dedicada a la investigación, advertía de que las loas al crecimiento del Producto Interior Bruto en los primeros meses del año en países como Filipinas (6,9%) no debían ser «exageradas», y recordaba que este Estado tiene la «tasa de desempleo más alta en Asia».

Para sus responsables, el PIB es un «indicador engañoso del desarrollo» y, aunque no hay duda de que «el crecimiento económico es importante, no debe utilizarse para desviar la atención pública de los problemas fundamentales: la desocupación crónica y la pobreza».

Por ejemplo, a mediados de 2016 la tasa de paro en Malasia alcanzaba su punto más alto desde finales de 2013: el 3,4% de la población, y alrededor del 10% entre los jóvenes. Y la tendencia es similar en otros países de la misma región.

Aunque esos números contrastan con la productividad. En Malasia el objetivo para 2016 pasaba por que dicha variable creciera a una tasa del 3,7%. En este sentido, la diferencia en los niveles educativos es un factor crítico para el empleo.

En Camboya, por ejemplo, los graduados con títulos universitarios, en promedio, encuentran un trabajo a los dos años de obtener su titulación, mientras que aquellos con educación secundaria pasan casi cinco años en esta transición. En Vietnam, por su parte, sólo una cuarta parte de los jóvenes que trabajan son capaces de encontrar un empleo formal, donde los salarios son el 45% más elevados que las ganancias en el empleo informal.

Y esa influencia resulta especialmente sangrante entre los jóvenes. En 2013, por ejemplo, el paro general de la Asean fue del 4,2%, mientras que para los jóvenes fue superior al 13,1%. Aquí, en desempleo juvenil, destacan Indonesia (cercano al 21%) y Filipinas (16%). No obstante, la paradoja del futuro es otra. Nadie duda (o espera) de la creación de empleo -en Camboya la demanda crecerá un 71% en baja calificación, en Laos 119% y en Filipinas 62%-, pero la capacitación no es suficiente.

Para 2025 se estima que en Camboya, Indonesia, Laos, Filipinas, Tailandia y Vietnam más de la mitad de todos los empleos de alta calificación serán ocupados por trabajadores con insuficiente preparación. La tendencia es especialmente dramática en Indonesia (63%). Por ello, la capacitación es, quizá, el elemento que agita en mayor medida el mercado laboral. Esto trae riesgos para los trabajadores vulnerables, poniendo de relieve la necesidad de fortalecer la protección social.

En la región en su conjunto, casi tres millones de niños en edad escolar primaria no acuden a la escuela, ya sea porque nunca se han inscrito o porque la abandonaron antes de tiempo. Para hacer frente a las lagunas que aún persisten en la educación básica universal, la orientación sobre el abandono escolar es un elemento especialmente crítico, aunque no solo para avanzar en el desarrollo social, sino también, en la misma medida, para generar los cimientos de un trabajo de calidad.

Porque el tifón económico no solo debe golpear con fuerza; para que alcance su objetivo también ha de mirar en la misma dirección.

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