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¿Cómo puede afectar a España la expansión del proteccionismo?

Podría moderar las exportaciones, que se encuentran en cifras récord, y perjudicaría a la industria del automóvil y también a los servicios

DAVID VALERA

Domingo, 22 de enero 2017, 01:25

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La preocupación por la crisis y las recetas para impulsar el crecimiento que marcaron los informes de los organismos internacionales y protagonizaron las grandes cumbres empresariales y políticas en los últimos años han dado paso a los temores por una expansión del proteccionismo que pueda acabar derivando en un guerra comercial entre las dos principales economías del planeta: EE UU y China. Una situación señalada por el FMI en su último informe y que ha tenido un eco importante en el Foro de Davos celebrado esta semana, donde el presidente del gigante asiático, Xi Jinping, avisó de que un conflicto comercial no beneficiaría a nadie. Pero ¿existe realmente ese peligro? ¿Cómo afectaría a España y a su evolución económica?

«Estamos ante el mayor riesgo en décadas al orden comercial liberal», señala Federico Steinberg, investigador principal del Real Instituto Elcano. Este experto explica que el respaldo al libre comercio «pierde apoyo en Occidente», como demuestra el triunfo de Donald Trump y del 'brexit' y el auge de la extrema derecha en Francia y Alemania, que celebran elecciones clave este año. Al mismo tiempo, los países emergentes han sido «los grandes ganadores del libre comercio» al lograr potentes crecimientos para sacar a millones de personas de la pobreza y crear una incipiente clase media. En cualquier caso, las restricciones al comercio no son nuevas y llevan en aumento los últimos años. Si en 2010 había 464 normativas nuevas de este tipo en todo el mundo, ahora son 2.127, según la Organización Mundial del Comercio (OMC). Steinberg reconoce que el peligro radica en que las restricciones estadounidenses que defiende Trump sean más agresivas y contestadas por China y terceros países.

Internacionalización

Ese escenario afectaría de forma negativa a Europa y, por ende, a España en un momento en el que las exportaciones marcan récord en el país. En concreto, hasta noviembre de 2016 (último dato disponible) las ventas aumentaron un 1,6% hasta alcanzar los 233.798 millones. Este buen comportamiento, unido a un ligero descenso de las importaciones (-0,9%), ha permitido reducir un 27,1% el déficit comercial de España hasta los 16.307 millones, su nivel más bajo desde 2013.

«La recuperación económica ha tenido mucho de tirón exterior», reconoce Steinberg. De hecho, en los años de recesión, cuando la demanda interna retrocedía, fueron las exportaciones -junto con el turismo- las que aportaron gasolina al motor económico. Sin embargo, una expansión del proteccionismo dejaría en el aire la tendencia alcista del peso de las exportaciones al crecimiento (en 2015 alcanzó un 33% del PIB). También pondría en peligro una de las estrategias del actual Ejecutivo: impulsar la internacionalización de las empresas españolas. Unas 150.000 compañías realizaron una operación en el exterior en 2016. Más importante es que las sociedades que vendieron regularmente aumentaron en 10.000 tras la crisis.

España ocupaba en 2015 el puesto 18 en la clasificación de principales exportadores del mundo, con una cuota de mercado del 1,7%. El ranking que elabora la OMC está liderado por China, con unas ventas que representan el 13,8% de las exportaciones totales. El segundo puesto, a cierta distancia, es para EE UU, con un 9,1% de las ventas mundiales. Completa el podio Alemania (8,1%). En el caso de las importaciones, España se sitúa en el puesto 15 con un 1,8% de las compras mundiales. En este caso, EE UU y China ocupan la primera y segunda posición, respectivamente.

Los sectores españoles más afectados por un auge del proteccionismo serían la industria, especialmente la del automóvil (18% del total) y la textil (5,7%), dos ámbitos muy dependientes del exterior. Pero los servicios también se verían afectados (consultorías o financieros). En cualquier caso, los expertos señalan que España no sería de los países más perjudicados en un primer momento por una guerra comercial entre las dos principales potencias económicas. Y es que el 72% de las exportaciones españolas tienen como destino Europa. En concreto, un 52% de las ventas se producen en la zona euro, especialmente en Francia (15,2%) y Alemania (11,4%). Las ventas a EE UU sólo representan un 4,4%.

Alternativas

Pero ¿hay alternativas a esta deriva proteccionista? «Este auge se debe a la situación social y al aumento de las desigualdades en países europeos y EE UU», señala Raymond Torres, director de Coyuntura y Estadística de Funcas. En su opinión, el mundo se encuentra en una encrucijada en la que debe elegir entre seguir igual, lo que lleva a guerras comerciales de inciertas consecuencias, u optar por una «reorganización» de la globalización en la que se establezcan «nuevas reglas del juego». Torres se inclina por esta segunda opción, en la que el intercambio comercial entre países se condicione al respeto de medidas sociales y medioambientales. «La mundialización desregularizada no es positiva», afirma. Pero también advierte de que el proteccionismo dañaría el crecimiento al afectar a la cadena de producción de la mayoría de artículos, que fabrican partes distintas de su producto en diferentes países. «Esto podría encarecer demasiado los precios», advierte.

En el peor de los escenarios los expertos apuestan por una mayor integración en la UE, un mercado común de 500 millones de personas. En este sentido, Torres apuesta por mejorar los «motores internos» de la región a través de programas de inversión, como el Plan Juncker para ayudar a impulsar la demanda.

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