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Saracho asume la costosa herencia del 'ladrillo'

Deberá acelerar la venta de inmuebles y mejorar la cobertura de los fallidos hasta el 50%, como ocurre en la media del sector financiero

JOSÉ M. CAMARERO

Sábado, 3 de diciembre 2016, 00:26

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El presidente electo del Banco Popular, Emilio Saracho, tendrá que solucionar en pocos meses el problema de activos inmobiliarios que se ha ido gestando durante años en el balance de la entidad. Más allá de la reducción de costes, la transformación de oficinas o la gestión del negocio con unos tipos de interés en mínimos, Saracho hará frente a la delicada situación inmobiliaria que ha lastrado al Popular; y sobre todo a las promesas que el grupo había anunciado al mercado para ganar una credibilidad que ha ido perdiendo con el paso del tiempo. Ayer sus acciones volvieron a caer un 4,6% tras el repunte del jueves.

A diferencia de la competencia, el nivel de cobertura que tiene Popular sobre sus inmuebles tóxicos apenas supera el 34% del total, mientras que en otras firmas ese ratio supera el 50%, como en Bankia (60,5%) Sabadell (53%) y CaixaBank (52%); o se aproxima a esa media, como en Santander (47%) y Bankinter (48%).

Además, Saracho se encuentra con una entidad en la que el 13% de todos sus activos son problemáticos. La intención del banco pasaba por por disminuir esa proporción a la mitad en dos años. Pero la empresa no resulta nada fácil. A pesar de las ampliaciones de capital -la última, en junio, por 2.500 millones-, el banco no ha sido capaz de proteger en mayor medida esos 34.000 millones que tiene en activos tóxicos mediante mayores dotaciones. El último plan estratégico presentado por la firma apuntaba a reducir ese pozo sin fondo en un 45% en poco más de dos años. El objetivo supone deshacerse de unos 15.000 millones, de los que 6.000 se conseguirían a través del proyecto Sunrise, con la salida al mercado -venta- de esa parte de su cartera mediante una especie de banco malo que debería estar en funcionamiento en menos de cuatro meses. Pero aún se desconoce cuándo será la junta que ratifique a Saracho, en el primer trimestre de 2017. Algunos analistas consideran que Emilio Saracho tendrá que revisar ese plan, para incrementar el importe del que se desgajará el banco en los próximos meses. Además, el nuevo presidente deberá impulsar la comercialización de inmuebles que aún tiene en su cartera, una de las consecuencias de la crisis.

La mitad, en suelo

Hasta septiembre, el Popular había conseguido 1.554 millones con la comercialización de inmuebles, prácticamente la misma cuantía que en los nueve primeros meses de 2015. En los dos últimos ejercicios, el banco ha acelerado la venta de estas propiedades, al alcanzar 1.500 millones en 2014. Además, a medida que se ha activado esta política activa, Popular ha logrado duplicar las ventas de suelo, otro lastre que acapara el 44% de las propiedades problemáticas de la entidad. Pero en los dos años anteriores, las ventas se encontraban paralizadas, por la propia dinámica del mercado y ante la imposibilidad de realizar más provisiones para poder sacar al mercado otros inmuebles, aunque fuera a costa de hacerlo asumiendo más minusvalías. En 2013 apenas superó los 774 millones y en 2012 no alcanzó los 400 millones. Se trata de una evolución muy diferente a la de otros grandes bancos -Santander, BBVA y CaixaBank-, donde el año pasado consiguieron comercializar inmuebles por un valor superior a los 2.000 millones en cada caso.

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