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CaixaBank cierra su renovación con una presidencia de tintes más técnicos

Jordi Gual completa un cambio generacional, junto a Gortázar, para hacer frente a la unión bancaria, los tipos al 0% y los nuevos competidores

JOSÉ M. CAMARERO

Jueves, 30 de junio 2016, 00:29

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madrid. El nuevo tándem de CaixaBank, la tercera entidad por tamaño de España, ya ha quedado definido para afrontar los muchos retos a los que el sector bancario, en general, y la firma de origen catalán, en particular, tienen ante sí. Lo hará con un relevo generacional, pero también estructural. El que a partir de hoy será el nuevo presidente del grupo, Jordi Gual, de 49 años, aterriza en el cargo apenas dos años después de que el actual consejero delegado, Gonzalo Gortázar, de 51 años, lo hiciera en sustitución de Juan María Nin (63). Una sucesión en diferido, liderada por el propio Isidro Fainé (74), quien seguirá atento a los movimientos de sus sucesores desde la presidencia de la Fundación La Caixa e indirectamente CriteriaCaixa, que controla casi un 47% del banco.

Pero la edad de su cúpula es solo un exiguo condicionante que definirá el futuro de la entidad. El perfil de Jordi Gual no es precisamente el más habitual en las presidencias de la banca española: economista, ligado a los grandes centros de estudios internacionales, apegado a una escuela de negocios como el IESE donde ejerce como profesor, en contacto con los grandes ámbitos de análisis y decisión europeo, y eterno asesor del hasta ahora presidente en las grandes decisiones que ha tomado el grupo en los últimos años de crisis económica y recuperación posterior. El sucesor ostentará oficialmente un cargo institucional -la presidencia de CaixaBank no incluye funciones ejecutivas-, pero su currículum eminentemente técnico le servirán para guiar a la entidad en un complejo sector que está a punto de abrirse al resto de la Unión.

Con La Caixa reconvertida a CaixaBank, una caja de ahorros transformada en la fusión de hasta siete entidades, antes más local y ahora cotizada, inicialmente concebida para ahorradores y ya con participaciones en otras compañías estratégicas, un consejero delegado con un perfil netamente financiero y un presidente eminentemente técnico se encargarán de transformar esta nueva realidad. Aún no es tiempo para hablar sobre fusiones, porque los propios responsables del sector reconoce que el momento que viven los bancos es demasiado delicado como para lanzarse a una operación que, en cualquier caso, llegará a partir de 2017. Pero sí tendrán que hacerlo -el grupo ha actuado en varios frentes- en torno a la digitalización, los nuevos jugadores de Internet, la baja rentabilidad de los activos y una cartera inmobiliaria de la que se debe desprender para sanear aún más su capital.

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