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Los bancos centrales quieren poner fin a su intervención para evitar otra burbuja

JOSÉ M. CAMARERO

Lunes, 27 de junio 2016, 03:00

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Los grandes bancos centrales del mundo -con el Banco Central Europeo (BCE), la Reserva Federal (FED) y el Banco de Japón a la cabeza- quieren poner fin a las políticas monetarias que ellos mismos han desarrollado durante los últimos años de crisis. Y lo hacen porque han advertido que el sistema «se ha sobrecargado durante demasiado tiempo», las economías se han hecho muy dependientes de todos sus estímulos y, sobre todo, se han alcanzado «unos niveles de endeudamiento históricamente altos». Por eso, su margen de maniobra es ya «extremadamente estrecho».

Esa es una de las principales consideraciones incluidas en el informe anual del Banco de Pagos Internacionales (BEI), el organismo con sede en Basilea (Suiza) que aglutina a la mayor parte de las autoridades monetarias del mundo. En su análisis indica que el contexto económico actual se mueve en una situación de «incómoda coyuntura por la persistencia» de tipos de interés «excepcionalmente» bajos. No lo menciona expresamente, pero el temor a que la burbuja de deuda siga creciendo y pueda explotar subyace a lo largo de todo el documento.

El BPI considera que ya ha llegado el momento de dejar paso a otro tipo de medidas, más allá de las estrictamente monetarias -inyecciones de liquidez, compras masivas de deuda, etcétera- que han animado los mercados bursátiles y han descargado el peso de la losa de la crisis de los gobiernos. Es necesario «reequilibrar urgentemente las políticas para conseguir una expansión más solida y sostenible», anticipan.

Lo hacen justo cuando los miembros de la FED de Estados Unidos siguen planteándose si ha llegado el momento de subir los tipos de interés; o cuando el BCE había previsto poner fin a sus programas dentro de un año. Pero el 'brexit' podría modificar todos estos planes. El propio BPI ha reconocido que tendrán que «cooperar» ante los efectos de la salida de Reino Unido fuera de la UE.

La institución reconoce que los vientos de cola con los que cuentan parte de las economías mundiales «no han generado el impulso esperado» a su crecimiento. Ni los bajos precios del petróleo ni los de otras materias primas, que han abaratado todo tipo de costes entre familias y empresas, consiguen aflorar mayor confianza. «Posiblemente -señala el BPI- porque parte del sector privado aún puede estar manteniendo balances no saneados».

Sin el apoyo de las autoridades monetarias, los responsables de los bancos centrales instan a los gobernantes a actuar en los impuestos que todos y cada uno de esos países tiene margen para modificar. Y no precisamente para disminuir la carga fiscal. El 'banco de bancos' recomienda poner fin a algunas de las grandes desgravaciones tributarias de las que gozan los contribuyentes -sobre todo las entidades- en relación con los préstamos o emisiones crediticias. Para el BPI, la contribución más importante de las autoridades para prevenir otra crisis sería «la eliminación de las disposiciones tributarias que incentivan indebidamente la deuda frente a los recursos propios». Este tipo de beneficios fiscales, dice, «generan un excesivo apalancamiento y una mayor fragilidad financiera» en cada país.

Todo un «círculo vicioso»

Para el Banco de Pagos Internacionales es imprescindible acabar con el «círculo vicioso» que se ha creado entre la deuda pública y las propias entidades financieras. Y es que los bancos han vivido una etapa en estrecha relación que, ahora, podría «debilitar sus balances», así como «obtener pérdidas» en los títulos de deuda soberana que han ido adquiriendo en los últimos años.

Por todo ello, el BPI apuesta por «abandonar el actual tratamiento favorable que recibe la deuda pública en la regulación del capital de las entidades financieras. Esto es, que el riesgo de esos activos soberanos de cada país se vea reflejado de forma proporcional -Alemania mantiene la triple 'A' crediticia frente a la degradación del bono español, por ejemplo- en sus balances.

En lo relativo a la banca, el BPI reconoce que ahora las entidades necesitan «seguir ajustando sus sistemas de negocio al nuevo modelo de mercado». Entre los problemas más importantes, el 'banco de bancos' señala a una de las incertidumbres que aún arrastran del pasado, como la morosidad de sus créditos, «a la que hay que hacer frente en unas condiciones macroeconómicas complicadas». Unos bancos más seguros y fuertes, concluye, contribuirán a una economía» más resistente.

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