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Nadal, durante el partido contra Berdych.
Berdych borra del mapa a Nadal
cuartos de final

Berdych borra del mapa a Nadal

Después de 17 victorias seguidas del balear ante el checo, el de Manacor fue arrollado por 6-2, 6-0 y 7-6 y dijo adiós a Australia, que se queda sin españoles

victorio calero

Martes, 27 de enero 2015, 07:19

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Son más de ocho años de dictadura de Rafa Nadal ante Berdych que se acaban. 17 partidos después, una versión perfeccionada e irreconocible del checo, que no se arrugó en los momentos decisivos, trituró al balear. Frente a la presión de no haber conseguido un triunfo en los últimos años, convicción y agresividad. Por eso venció el número 7 del mundo, por eso le metió un 6-0 al balear en el segundo parcial, algo que no lograba nadie en un Grand Slam desde el 2006. No fue el Rafa Nadal de los dos últimos partidos. Le costó moverse. Tieso, sus sensaciones, especialmente en los dos primeros sets, fueron horribles. Las piernas no le dieron para coger su derecha ni para meterse en la pista. Ahí perdió el partido.

«Jugué muy mal»

  • "Me siento bien, solo que no era mi día. No jugué con la intensidad adecuada, con el ritmo adecuado, y el rival jugó mejor que yo", declaró Rafa Nadal tras la derrota ante Tomas Berdych.

  • "No fue un partido más o menos. Jugué muy mal. Se puede decir eso. No hay problema", explicó el balear. "En el deporte, llega un momento en que el rival juega mejor que uno", agregó.

  • "No estoy muy contento. No competí como quería competir en los dos primeros sets y eso es algo que no me gusta", señaló el tenista de Manacor. "Eso es deporte. He perdido el tercer set. Él está más feliz que yo en el vestuario", dijo resignado.

  • A pesar de la derrota, Nadal, que disputó el torneo después de tres meses de ausencia debido a una lesión, dijo se va con algunas buenas sensaciones. "Tengo que ver las cosas positivas. Sin estar en mi máximo nivel pude llegar a cuartos de final", dijo Nadal. "No es para nada un mal resultado para mí llegar hasta aquí con sólo cinco partidos en siete meses", destacó.

  • "La temporada es larga, los comienzos son difíciles. Tengo que estar listo para aceptar todas las situaciones y tratar de ser fuerte", concluyó.

Una batalla ganada por el checo desde el servicio y la línea de fondo. Desde ahí comandó Berdych. Fueron pocas las bolas que tocó Nadal metido en la pista. Eso, y que el tenista de la República Checa ganó el 82% de puntos con su primer saque, una barbaridad -no ha perdido todavía su saque en todo el torneo-. De ahí salen los 46 ganadores del vencedor por los 24 del manacorense. Una sangría que no pudo parar. Así se despidió, por 6-2, 6-0 y 7-6(5). Así dijo adiós a Australia, de donde sale con las dudas iniciales y tras haber perdido 840 después de su final del año pasado. Derrota que deja el torneo sin presencia española.

Poca historia tuvieron los dos primeros parciales. Si quería tener alguna opción, el checo sabía que no podía especular, que necesitaba ir a por Nadal desde el primer punto. No podía dudar ni esconderse, tenía que asumir el riesgo de recibir por el camino algún passing-shot de esos espectaculares a los que acostumbra el español. Y ese riesgo le dio grandes réditos. Beneficios en modo de tiros ganadores y, sobre todo, de oportunidades al resto. Nadal no estaba en el partido. Su tenis se embarullaba cada vez que tenía la opción de llevar la iniciativa. Sus derechas se perdían al mismo ritmo que su revés se atascaba.

El balear había comenzado demasiado frío. Poco hiriente desde el fondo; menos aún con su servicio. De los seis primeros juegos con su saque, cuatro los cedió. Cada vez que probaba algo se diluía. Por eso se dejó por el camino el primero y se bloqueó en el segundo. Si el acto inicial fue malo, el siguiente fue peor. Sus piernas no marchaban, su tenis estaba desaparecido. El temporal Berdych iba a más gracias a su agresividad con la derecha y especialmente su servicio; ni un ápice de debilidad con su mejor arma. Así empezó a amasar puntos gratis. Así le metió un rosco al balear en el segundo acto.

Reacción tardía

Los 91,4 centímetros de altura que tiene la red parecía que se habían convertido en 91 metros. Al pupilo de Toni Nadal le costaba un mundo pasarla. Sus bolas se quedaban estancadas con demasiada facilidad y asiduidad mientras el martillo pilón de Berdych no paraba. Ni siquiera algún que otro ¡vamos! aislado del balear ofrecía alguna señal de esperanza, algo que hiciese pensar que podía cambiar el partido. Y eso que el tercer set empezó más parejo. Pero Nadal no encontraba la forma de meterle mano al servicio del número 7 del mundo. Los ganadores seguían cayendo uno tras otro. También con presión.

Con 4-4 en el tercer set, Nadal tuvo dos oportunidades de rotura. Demasiado tarde. Dos opciones para ver la luz que aplacó el checo con su servicio. Bajo presión supo continuar con su recital. Ni una sola grieta, ninguna debilidad. La cabeza, que le había fallado en anteriores duelos ante el español, se mantuvo firme. Y eso que Nadal no se lo regaló. Después de salvar dos bolas de partido con su saque y 6-5 en contra, volvió a levantar otra más en el tie-break. Pero ya no pudo con la cuarta. Berdych había sido mucho más que el de Manacor durante el partido y no perdonó. Había vuelto a borrar del mapa a Rafa Nadal ocho años después.

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