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MANUEL SÁNCHEZ
Domingo, 30 de abril 2017, 01:14
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Barcelona. Como si de una rutina se tratase, Rafa Nadal ha vuelto a una final sobre tierra batida. La número 58 de su carrera a nivel ATP sobre esta superficie y la décima en esa segunda residencia que tiene en el Real Club de Tenis de Barcelona. Nadal buscará su título número 10 sobre la arcilla del Conde de Godó tras vencer al argentino Horacio Zeballos por 6-3 y 6-4.
El argentino es uno de esos jugadores que incomodan al balear, zurdo como él y sin nada que perder y mucho que ganar. Nadal, que no es de los que se confían, salió apretando y fuerte al saque, aguantó sus dos primeros servicios, pese al fuerte viento que azotaba la Ciudad Condal y consiguió romper el saque de su adversario en el cuarto juego, y encima en blanco. El viento, en lugar de favorecer los efectos de Nadal, los minaron y el revés a una mano del argentino no se convirtió en el blanco de los ataques del balear, porque Zeballos los contrarrestaba con paralelos muy peligrosos.
Esto impidió a Rafa cerrar antes el set y tener que pelear en el noveno juego, con 5-3 a favor para conseguirlo. Salvó el manacorense tres pelotas de rotura y se enfundó el primer parcial a la primera oportunidad que tuvo.
No aprovechó Rafa bolas de rotura en el primer juego ni en el tercero, y el festival de reveses a una mano del argentino alcanzó su culmen en el cuarto juego con Nadal al saque cuando conectó un passing espectacular que le dio dos oportunidades de break. El balear las salvó y tuvo que esperar hasta el octavo juego para certificar la rotura, cuando Zeballos no acertó a golpear una bola y se llevó las manos a la cabeza, al saber que había entregado el partido.
Un hueso austriaco
En la final (16.00 horas) le esperará un hueso duro de roer como el austriaco Dominic Thiem, que consiguió su primera victoria ante un número uno al apartar al británico Andy Murray por 6-2, 3-6 y 6-4.
El jugador de 23 años, que utiliza el revés a una mano, como ya le ocurrió a Nadal con Monteiro en segunda ronda y con el propio Zeballos, posee un cara a cara negativo con el manacorense, con el que perdió en Roland Garros 2014 y en Montecarlo 2016, y cuya única victoria fue en las semifinales del torneo de Buenos Aires. Por lo tanto, la final de Barcelona será su cuarto enfrentamiento, todos ellos sobre tierra batida.
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