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Álex Márquez
Los Márquez, a cazar sin ser cazados
MOTOCICLISMO

Los Márquez, a cazar sin ser cazados

Álex, el pequeño, tiene a tiro el Mundial de Moto3, mientras que el todopoderoso Marc busca pulverizar la marca que ahora comparte con Doohan.

Miguel Sesé

Viernes, 7 de noviembre 2014, 16:37

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Pedirle tranquilidad a la familia Márquez debe ser algo utópico. Ellos viven a otro ritmo, a mucha velocidad y en una persecución constante. Al fiel estilo de la película Memento, el único problema que tienen es que no saben si persiguen o si son perseguidos. A veces, las dos cosas suceden a la vez, como este fin de semana en el GP de la Comunidad Valenciana que sirve para poner el cierre a un Mundial de motociclismo que ha estado algo más descafeinado que en otras ocasiones pero que promete emociones fuertes tanto para la traca final como para el próximo curso.

Dos son los principales atractivos del fin de semana en lo que a resultados se refiere, y el primero será el que antes se resuelva. No es otro que saber si Álex Márquez puede rubricar el campeonato de Moto3, con el australiano Jack Miller como el único rival e impedimento posible para un doblete de su familia y un nuevo triplete español. Álex, con el número 12 en el carenado de su moto de Estrella Galicia, sabe que se encuentra muy cerca del sueño, pero también lo suficientemente lejos como para no poder permitirse un error. Tampoco debería caer en las provocaciones, que las habrá, de su gran rival, e incluso de héroes ocasionales que quieran pescar algo de protagonismo en río revuelto. A buen seguro que su hermano mayor le ha asesorado cómo disputar el fin de semana. Él mismo acometió una empresa semejante en 2013, renunció a irse a por un Jorge Lorenzo que se dejó el alma en el trazado del Ricardo Tormo, firmó una cómoda tercera plaza y se llevó el título a Cervera.

Ahora, Álex tiene una ventaja más comoda, y tiene más que hechas las cuentas en la calculadora. Será campeón siempre que Miller no quede entre los cinco primeros. Si éste queda quinto le valdrá puntuar (puesto 15), si el australiano es cuarto le valdrá con ser decimotercero, décimo para replicar un tercer puesto, sexto si el oceánico asciende a la segunda plaza y tercero en el caso de que el irregular canguro se suba a lo más alto del cajón. Márquez afirma que «puede pasar cualquier cosa entre todas las que todo el mundo piensa» y no le falta razón, pero posee un alto porcentaje de opciones de salir coronado. Junto a ellos habrá nervios, los de Álex Rins, que querrá ganar para ayudar a su compañero y así subir con buen sabor de boca a Moto2, y los de Efrén Vázquez, harto de reivindicar un puesto que por resultados le pertenece de cara al siguiente curso.

Marc y el subcampeonato

Ya repuestos de las emociones de Moto3, y pasando por un Moto2 en el que Rabat ya ha demostrado que él es el monarca de la categoría, llegará la esperada carrera de MotoGP, con las dos Yamaha jugándose el subcampeonato y con Marc Márquez buscando quedarse en solitario en la categoría de triunfos en un campeonato. La cifra de doce que comparte actualmente con Mike Doohan puede ser pulverizada en Cheste, un circuito al que el 93 ha llegado en todas las versiones posibles. Marc amenazó en buena parte del año con llegar inmaculado a la última cita, algo casi irreal, y muchos especularon con la posibilidad de que, si en Cheste estaba todo decidido, igual se animaba a hacer un doblete en las cilindradas intermedia y superior. Por el momento, reencarnarse en Freddie Spencer tendrá que esperar, no así derribar el registro que ya comparte con Doohan, uno de los pocos hitos a su alcance que todavía se le resisten. Mucho más a largo plazo están los multicampeonatos de otros pilotos, ahora quiméricos dada su precocidad. Mucho de eso sabe Valentino Rossi, con nueve ya a sus espaldas, ilusionado ahora por ser segundo y por delante de su compañero. Doce puntos separan al italiano y a Lorenzo, cuyo irregular principio de Mundial le ha privado de soñar con algo más que intentar sobreponerse a su colega de garaje.

Moto2 será apenas un paréntesis entre las emociones fuertes, un oasis del que se despedirá Maverick Viñales y que ha dejado la preciosa batalla entre Rabat y Kallio, aunque con menos emociones fuertes que las tradicionales persecuciones de la familia Márquez, a veces a la caza y a veces evitar siendo cazados. Su peculiar modo de vida.

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