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Nico Rosberg conduce su monoplaza en el Gran Premio de Austria.
Bendita lluvia alpina
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Bendita lluvia alpina

Los primeros entrenamientos dejan claro que McLaren lo tendrá muy complicado el resto del fin de semana, salvo que llueva

David Sánchez de Castro

Viernes, 1 de julio 2016, 11:13

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«Hay que estar preparado y concentrado para cualquier oportunidad si llueve como hizo esta tarde. Deberíamos tratar de tomar ventaja de eso». Con estas palabras resumió Fernando Alonso sus sensaciones tras una jornada interrumpida por el agua, nada sorprendente, en el circuito austríaco del Red Bull Ring. El piloto asturiano no pasó del 11º tiempo del primer día de trabajo en Austria, con sensaciones encontradas. En uno de los circuitos más cortos del año (Rosberg marcó un 1:07.9, récord del circuito), las distancias entre los pilotos que no llevan un Mercedes entre manos fueron ínfimas. En esa mínima distancia, tanto Alonso como Button se quedaron lejos de la parte alta.

En McLaren no encontraron el rendimiento aquí, tal y como estaba previsto. La ventaja de no ser competitivos es que sólo es posible sorprenderse en positivo, porque por debajo todo transcurre según el guión escrito. Lo más reconfortante es que, a diferencia de hombres como Sebastian Vettel o Max Verstappen, ni Button ni Alonso acabaron con su coche roto, como sí pasó con el Ferrari o el Red Bull. En el caso del tetracampeón es complicado comenzar peor: ya lleva cinco posiciones de sanción por sustituir (por segunda vez este año) la caja de cambios y su participación en los libres fue más corta de lo previsto por un fallo en el repartidor de frenada que le hizo acabar empanzado en la grava del fondo de la antigua curva Remus.

El neerlandés de Red Bull, por su parte, pagó el pato de los nuevos pianos del circuito austriaco, muy criticados. La FIA ha subido notablemente la altura de esos gusanos para evitar que los pilotos aprovechen más allá de los límites de la pista. El resultado de este tipo de decisiones es que, en caso de que los coches vayan muy bajos, puedan saltar piezas a la mínima. Y si, además de una configuración así, colocas al volante a un piloto como Max Verstappen, es cuestión de tiempo que el incidente se produzca. El excompañero de Carlos Sainz perdió un trozo del alerón unas vueltas antes de partir, directamente, la suspensión delantera derecha al salirse en una curva. Su enfado era notable, pero se resignó: los pianos estaban igual de altos para todos.

Sainz apunta a machada

El recién renovado Carlos Sainz afronta este fin de semana el Gran Premio de Austria con ánimo de reivindicarse. En Red Bull le han confirmado que seguirá un año más en Toro Rosso, un coche que se le puede quedar pequeño a poco que consiga buenos resultados. Dos sextos puestos, el último entre Ricciardo y Verstappen, permiten pensar en un top 10 sin mayores dificultades en clasificación, si bien el condicionante de la lluvia será vital.

Sainz se crece en circuitos así, y sus sensaciones a los mandos del STR11 en los primeros kilómetros al Red Bull Ring de este fin de semana han sido más que positivas. Lograr un buen resultado ante los gerifaltes de la empresa que ha decidido, decide y decidirá su destino en la Fórmula 1 es la mejor carta de presentación para sus jefes. No obstante, y eso lo ha aprendido de su mentor Alonso, Sainz baja las expectativas. «Es una vuelta de esas que salen en los libres», destacaba sobre su gran sexto puesto, conseguido sin haber probado con los neumáticos ultrablandos. «Lo malo es que si la repito en clasificación es casi imposible que siga en el mismo sitio. Todos encuentran algo el sábado que nosotros no tenemos y en este circuito de largas rectas va a ser así. En todo caso, lucharé por estar lo más arriba posible», prometió.

El joven de 21 años tiene también una espina que sacarse en el circuito. Austria marcó el inicio de cuatro abandonos consecutivos en la pasada temporada, cuando consumó su momento más bajo tanto en lo anímico como en lo deportivo. Lograr puntuar tras la decepción de Bakú puede suponer ese turbo extra que le permita afrontar el verano con otra cara.

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