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Alonso traza con su McLaren una de las difíciles curvas en el trazado urbano de Montecarlo. :: VALDRIN XHEMAJ. EFE
Alonso, un héroe en  la batalla

Alonso, un héroe en la batalla

Carlos Sainz, octavo, perdió sus opciones de podio por una nefasta estrategia en su equipo

DAVID SÁNCHEZ DE CASTRO

Lunes, 30 de mayo 2016, 00:55

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Mónaco dictó sentencia y dejó ayer a los aficionados una de las carreras más emocionantes de los últimos años. Lewis Hamilton logró su primera victoria de la temporada, segunda en Mónaco y la número 44 de su carrera deportiva, en un gran premio en el que pocos habrían podido apostar el resultado final. Junto al británico de Mercedes estuvieron en el podio (en este caso figurado, ya que en el Principado no hay como tal) Daniel Ricciardo, a quien le destrozaron sus opciones de victoria por un absurdo error en boxes (no tenían preparadas las ruedas) y Sergio Pérez, que volvió a dar una lección maestra de cómo gestionar los neumáticos en una carrera extraña.

Por detrás de los tres magníficos del podio acabó un Sebastian Vettel que pecó de conservadurismo, y un Fernando Alonso colosal. El español protagonizó una de sus mejores carreras en el Principado, con una remontada que propició su mejor resultado de la temporada y que iguala el mejor de 2015. Durante prácticamente toda la carrera tuvo que aguantar a Nico Rosberg, que por un problema de temperatura de frenos se quedó sin opciones muy pronto. Este resultado de Alonso le permite soñar con un resultado mejor en circuitos de características similares, como Singapur o Bakú dentro de un mes y, sobre todo, le permite recuperar la ilusión en un momento crítico de la temporada.

Mucha peor suerte tuvo Carlos Sainz, que acabó en una decepcionante octava posición. El madrileño apuntaba al podio cuando, mientras peleaba con Sergio Pérez, entró junto al mexicano en boxes. Mientras que el de Force India salió sin problemas, el de Toro Rosso se quedó encallado. Este problema no sólo le privó de luchar con Pérez, sino que además le mandó a pista en un momento de tráfico, que luego se vio agravado posteriormente en la segunda parada. La desastrosa gestión de Toro Rosso en esta carrera se vio apuntillada por el abandono de Daniil Kvyat, que se chocó con Kevin Magnussen.

Lluvia y espectáculo

La lluvia que cayó sobre Mónaco durante toda la mañana hizo que se saliera tras el coche de seguridad, en una nueva decisión que demuestra el exceso de celo por la seguridad que reina en la Fórmula 1. Esto ya hizo que el arranque fuese más descafeinado de lo previsto, pero fue el único momento en el que no hubo cambios.

A partir de ahí, los estrategas de los equipos tuvieron que comerse la cabeza a base de bien para no estropear las opciones de sus pilotos sobre el asfalto de la batalla. En algunos casos, como el de Sergio Pérez, salió a la perfección. En otros, como el de Daniel Ricciardo o Carlos Sainz, no. La llegada del sol propició la aparición de un carril seco en toda la trazada de Mónaco, lo que fue una bendición y una maldición a la vez. Algunos como Max Verstappen padecieron lo que supone salirse de la línea seca: un accidente. Otros, como Lewis Hamilton, pudieron aguantar mucho más de lo previsto gracias a que la zona seca del circuito estaba muy fría, lo que permitió que el compuesto ultrablando se desgastase a un ritmo mucho menor de lo esperado.

Las gomas dan juego

Las diferentes opciones de los neumáticos dio muchísimo juego. Prueba de ello es que Alonso, quinto, finalizó con neumáticos superblandos, mientras delante de él tenía a Sebastian Vettel con blandos, el mismo compuesto que Hülkenberg, que fue sexto. De hecho, Rosberg perdió este puesto por su exceso de optimismo con los ultrablandos, que desfallecieron totalmente a falta de muy pocas vueltas.

En una carrera con muchos accidentes (sólo acabaron 15 de los 22), uno de los más surrealistas lo tuvieron los dos Sauber. A Felipe Nasr le pidieron dejarse pasar por Marcus Ericsson, no entendió bien la orden y ambos acabaron estrellados contra las protecciones de la 'Rascasse'.

Viendo la imagen en su totalidad, Lewis Hamilton no sólo ganó el GP de Mónaco, sino mucho más. Le ha dado un severo mordisco a la ventaja que tenía Nico Rosberg, que sigue líder, y ha conseguido recuperar el segundo puesto en la general. La pelea entre los Mercedes apunta a ser a cara de perro, y probablemente no se decida hasta los últimos instantes. El botín de puntos de Rosberg sigue siendo muy amplio, pero una nueva carrera así y el caníbal Hamilton no dejará ni los huesos. Todo apunta a que, para conocer al campeón de 2016 en este gran circo, y nunca mejor dicho, quizá haya que esperar a la prórroga o incluso a los penaltis.

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