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Fernando Torres
Lunes, 9 de octubre 2017, 00:26
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Se puede correr por muchos caminos; unos están marcados y otros no. Algunos deportistas compiten contra el reloj, sin importar los giros ni el trayecto: puro ritmo cardíaco, respiración y capacidad muscular. Sin embargo, existe otra manera de poner a prueba el cuerpo humano, y ayer Coín fue el tablero de juego de aquellos que no sólo corren, sino que lo hacen contra la brújula, mapa en mano y sin un camino trazado. Más de 900 deportistas participaron en en el quinto Campeonato de Andalucía de Orientación, un evento deportivo en el que se disputaron varias pruebas, todas ellas marcadas por el libre albedrío del corredor y el desconocimiento del circuito.
Ayer tuvo lugar una de las pruebas más emblemáticas del torneo, el Sprint. Tras haberse disputado la competición de Larga Distancia por Los Llanos del Nacimiento de Coín y el Trial-O, el domingo estuvo centrado en la carrera más llamativa del certamen. En dos mangas diferentes, los 400 participantes corrieron a golpe de instinto y conocimientos de cartografía. Equipados con una sofisticada brújula adecuada para uso deportivo, un portamapas en el que poder consultar los puntos de control, los corredores esperaban concentrados que llegara su turno. En pequeños grupos y con la precisión del reloj de la organización, fueron saliendo hacia el corazón urbano de Coín. Sólo varios segundos antes de comenzar a correr recibían el mapa, por lo que la salida se hacía totalmente a ciegas.
«No es cuestión de estar en forma o ir muy rápido, sino de saber hacia dónde vas y tomar las decisiones acertadas», comentaba minutos antes de la segunda manga uno de los participantes. El procedimiento parece sencillo: el mapa está compuesto por varios puntos numerados en orden ascendente. Para llegar a la meta hay que pasar por todas las balizas y ‘picar’ con un dispositivo personalizado que cada corredor lleva enganchado al dedo y que registra los tiempos y si el recorrido se ha hecho de manera correcta. «Para ir de un punto a otro hay múltiples caminos, y el problema está en que un pequeño error puede hacer que pases de ir el primero a quedar último».
Basta con girar por un callejón sin salida, o pensar que hay algún tipo de conexión entre dos calles que realmente no se comunican hasta trescientos metros más hacia el este. «Cuando tienes el corazón acelerado cuesta mucho tomar decisiones, muchas veces todo el mundo ataca un punto de control por un camino y al terminar la carrera todos coincidimos en que lo más lógico habría sido justo el recorrido contrario». José Luis Mudarra, que quedó tercero en la prueba de Largo Recorrido, explicó a SUR antes de la segunda manga cómo la cabeza juega «malas pasadas».
Podios y posiciones aparte, Coín era una fiesta, ya que, como comentaban varios corredores al cruzar la meta, «este es un deporte en el que el campeón de España puede ir al lado de uno que lo hace por primera vez». La prueba de ayer, al igual que la del resto de modalidades, contó con diferentes categorías en función de la experiencia y la edad. Lo cierto es que se podía percibir a simple vista una gran participación infantil –los más pequeños fueron, quizá, los que más enserio se tomaron el concepto ‘sprint’– y familiar. Algunos incluso fueron caminando, sin prisa, centrados más bien en conocer el municipio que en llegar primeros, a mediados de la tabla, o fuera de tiempo.
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