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Berenguer realiza una kata ante la atenta mirada de sus compañeros.
Medalla de oro a la superación

Medalla de oro a la superación

El parakarateca Javier Berenguer se ha proclamado subcampeón de Andalucía y ha concluido quinto en su primera participación en un Estatal

Fátima Ávila-casanova

Domingo, 26 de marzo 2017, 00:24

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Francisco Javier Berenguer, Javi para los amigos, es la gran promesa del parakárate en Andalucía;disciplina que nació hace escasamente dos años, cuando la Federación Española de este arte marcial incluyó en su organigrama el Departamento Nacional de Kárate Adaptado. Desde entonces, cada vez es mayor el número de discapacitados, tanto intelectuales como físicos, que se han animado a practicar un deporte que para muchos era un gran desconocido. No obstante, este no es el caso de Javi, quien con sólo ocho años se subió por primera vez a un tatami, recuerda: «Empecé a entrenarme cuando era muy pequeño. Estaba en el colegio, y esa era una de mis clases extraescolares».

Javi Berenguer, subcampeón de Andalucía y quinto de España, tiene síndrome de Down, algo que no le ha impedido ser el primer parakarateca malagueño, y segundo andaluz, en conseguir el cinturón negro de esta disciplina deportiva. Si algo lo caracteriza es su perseverancia y afán de superación. Durante tres días a la semana acude a las clases que imparte su sensei de toda la vida, José Manuel Ruiz, en el gimnasio que lleva su nombre, y cuando llega a casa no duda en ponerse la tablet para repasar algunos katas. «El kárate le aporta concentración. Se tiene que aprender las katas, que no son nada sencillas, y eso lo ayuda a estar atento. Además, también le permite tener más agilidad», explica su madre, Amparo Ruiza.

Hace escasamente dos años que comenzó a tomarse el kárate como algo más que una afición, y desde entonces todo han sido alegrías. Sin embargo, no se muestra muy satisfecho con el quinto puesto conseguido en el Estatal, apuntan madre e hijo:«La competición comenzó a las 8.30 horas y le tocó salir el tercero, así que no tuvo tiempo suficiente ni para calentar ni para concentrarse. En la primera kata tuvo varios fallos que no suele cometer, mientras que en la segunda, que la realizó bastante más tarde, tuvo una ejecución casi perfecta».

Debut

Esta era la primera participación del campeón malagueño en una competición de tal envergadura, por lo que reconoce que los nervios y la presión de un pabellón a rebosar hicieron mella en él. A pesar de ello, se muestra confiado en las citas de los próximos años, ya que su gran meta es clasificarse para los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020: «Mi sueño es ir a Japón, y visitar la tumba del maestro del kárate moderno, Gichin Funakoshi. Aún quedan tres años para las paraolimpiadas, así que tengo tiempo para entrenarme y conseguir clasificarme».

«Es uno más en el grupo sénior del gimnasio»

  • José Manuel Ruiz entrena a Javier Berenguer desde que este tiene ocho años, así que se podría decir que lleva prácticamente toda la vida ligado a este campeón que reside en la barriada del Torcal. Asegura que siempre lo ha tratado como a otro alumno más, y que nunca ha hecho con él distinciones «Él se entrena en el gimnasio con el resto de karatecas sénior. Las katas que realiza son las mismas que el resto de compañeros, por lo que es uno más del grupo». Berenguer es el único parakarateca que se entrena en el Gimnasio José Manuel Ruiz Fitness, ya que, como explica el profesor, no todos los síndrome de Down se aventuran a practicar un deporte como este

  • Hasta el momento, explica el maestro, solamente se practica en modalidad de kata «Supongo que no hacen kumite (combate) por su seguridad, aunque estoy seguro de que Javi podría hacerlo sin problemas. En lo que se refiere al reglamento es exactamente igual que el de resto de karatecas sénior».

  • Con respecto a Tokio, Ruiz lo tiene claro «Javi debe esforzarse un poco más y estar más concentrado. Si hace lo que le digo podría llegar a la cita de Japón».

Mientras tanto, seguirá con sus clases de kárate, con la natación, deporte que le apasiona pero en el que no compite, y con su trabajo en Aspromanis. En esta asociación malagueña realiza labores de forja y carpintería, lo que le permite poner en práctica los conocimientos adquiridos en el curso que completó en el Centro de Educación Especial Santa Rosa de Lima. «Trabaja allí de 9.00 a 17.00 horas, y después acude a sus actividades. Él se gestiona todo, va solo al gimnasio y paga las cuotas. Siempre me ha gustado dejarle libertad, nunca lo he limitado. Cuando era más pequeño también bajaba solo al parque y allí tenía amigos. Creo que eso ha sido muy importante», relata orgullosa la madre de este campeón.

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