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Juan Vázquez posa en el centro con su grupo de entrenamiento en el polideportivo de Álora que lleva su nombre.
Un obrero del atletismo

Un obrero del atletismo

El veterano aloreño Juan Vázquez ha sido tres veces campeón del mundo de maratón en su grupo de edad

miguel céspedes

Lunes, 30 de noviembre 2015, 07:36

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Con un pantalón corto, luciendo la camiseta del equipo de atletismo Guadalhorce-Álora y sus fieles compañeras, las zapatillas de deporte, nos recibe el veterano corredor perote Juan Vázquez en la plaza Fuente Arriba del municipio. Listo para entrenarse otro tarde más, su medicina diaria. Presenta un estado de forma envidiable, digno de quien ha sido tres veces campeón del mundo de maratón en su grupo de edad. Si no fuera por su escasez de pelo, sería difícil acertar que ya ha cumplido los 54.

Cuando aquel joven vecino aloreño se movía a toda prisa por las calles de la localidad del Valle del Guadalhorce en la década de los 70, no sabía lo que era el atletismo. Pronto se toparía con un profesor de Educación Física, Eugenio Hidalgo. «Me inculcó la disciplina y la técnica necesaria para ser un gran deportista», agradece Vázquez. Tenía 14 años y, desde entonces, no ha dejado de correr al máximo nivel.

Su nombre figura en el libro de honor de los ganadores del Maratón de Málaga, que el domingo cumplirá su sexta edición. Venció la primera de ellas con un registro de dos horas y veintisiete minutos. Y es que correr 42 kilómetros y 195 metros al ritmo que lo hace Vázquez con su edad está solo al alcance de unos privilegiados. Cuesta trabajo encontrar jóvenes atletas locales que estén capacitados para hacerle sombra.

Ayuda a la favorita

Este fin de semana no competirá por las calles de Málaga. Hará de liebre durante parte del trazado a la favorita femenina, para que consiga el récord de la carrera, que ostenta la keniana Beshadu Bekele desde 2013 (2h.44:23). «En invierno soy más propenso a lesionarme, y preparar un maratón exige mucho», explica un Vázquez que dosifica su participación en maratones, las cuales suele preparar en menos de dos meses y con un volumen inferior a cien kilómetros semanales.

Los vecinos del municipio se paran para felicitarle por su tercer título mundialista, conseguido el pasado mes de agosto en Lyón. Ya guardaba en su particular museo las medallas de oro conseguidas en San Sebastián (2005) y Riccione (2007), donde, además, fue el ganador absoluto de las pruebas. Él se ruboriza mientras apura un refresco. Campeón y humilde.

Vázquez recuerda que su trayectoria tuvo un parón cuando cumplida la veintena empezó a trabajar en la construcción. «Yo soy duro de cabeza, pero entre las presiones del entorno y que me eché novia... Paré unos años. La sociedad ayudaba poco en aquella época y empecé a abusar de la cerveza y de las copas», confiesa. Afortunadamente para el atletismo hizo una apuesta con un amigo en uno de aquellos festivales. «Me picó para que hiciera la carrera de El Corte Ingles tras ocho años sin entrenarme. Recuerdo que cuando volví a entrenarme aquel febrero hice diez minutos y acabé asfixiado. Terminé la apuesta y lo hice entre los diez primeros», comenta.

Aquel trance pasó para el sobresaliente atleta y nunca más se desvinculó del deporte que lo hace feliz. Ahora trabaja en el área de Deportes del Ayuntamiento de Álora y se entrena un par de horas junto al numeroso grupo de corredores que se reúnen cada tarde en el polideportivo que lleva su nombre, en la pista de atletismo situada a más de 200 metros sobre el nivel del mar y rodeada de una frondosa vegetación. Un lujo para los amantes del tartán.

Su estilo de vida se lo debe en gran parte al apoyo de su mujer, Antonia, y de sus hijos, Ismael y Clara. «Sin ellos nada de esto hubiera sido posible. Llevo entrenándome todos los días desde pequeño. Es algo natural para mi familia», reconoce antes de lamentarse: «Este hobby me cuesta dinero y creo que me merezco algún patrocinio. No recibo nada pese a mis méritos deportivos».

Es habitual verlo en los podios de las carreras populares de la provincia cada fin de semana. Vázquez aclara: «Me cuesta parar, salvo que esté lesionado. Antes me entrenaba todo los días, ahora intento descansar un día a la semana en el que meto algo de bici». Incombustible, aunque dice que nota la edad: «Me cuesta más recuperar. Las tiradas largas me hacen mucho daño y los entrenos rápidos los tengo que espaciar tres o cuatro días». Cualquiera lo diría.

Sobre la actual moda del running, el triple campeón del mundo de maratón opina: «Antes uno era el tonto del pueblo, y ahora es raro el que no corre. Lo veo bien, pero a algunos se les va la pinza con el tema. Hay que poner un límite. Quienes no somos profesionales tenemos cosas más importantes en la vida», concluye.

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