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Moli, en un gesto triunfal ayer en SUR.
Moli: «Ahora ya sí puedo decir lo de que me puedo morir tranquilo»

Moli: «Ahora ya sí puedo decir lo de que me puedo morir tranquilo»

El entrenador del UMA Antequera afirma tras el ascenso del equipo a División de Honor que esto es "lo más grande que he vivido como técnico, y hemos creado un patrimonio»,

Pedro Luis Alonso

Martes, 21 de abril 2015, 16:17

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El hombre de moda en el fin de semana deportivo en Málaga es Manuel Luiggi Carrasco (Málaga, 1952). El buque insignia del fútbol-sala en la ciudad ha hecho historia. Moli es el primer técnico local que sube a un equipo de la ciudad a la élite. Veintitrés años después, el extinto Solidian ya tiene heredero. Es el UMA Antequera, que al derrotar el sábado al Valdepeñas (7-2) certificó la proeza.

Su smartphone echa humo...

...Y todavía me quedan 80 mensajes de Whatsapp por abrir. He tenido unos 400. Esto es una locura. No me merezco tanto aprecio. Se lo merecen los chavales, aunque sea la cabeza visible. Lo que sí puedo decir es que ya me puedo morir tranquilo y que me quiere mucha gente. Me han felicitado Javier Lozano, Venancio López y casi todos los entrenadores de Primera y de Segunda.

El expúgil que nunca quiso ser técnico

  • La historia de Moli es la de un delantero de fútbol 11 que nunca se planteó en realidad ser entrenador. «Pero recuerdo que un día ensayamos una jugada, se hizo en un partido y metieron gol, y eso me enganchó de tal forma que me dije que eso era lo mío», confiesa. Entonces el fútbol-sala era solo futbito, y no existía federación como tal. Moli jugó en Tercera, en el Lucentino y el Torremolinos, y también con el Trinitaria y el Alianza. Cerca de la treintena empezó con el futbito, junto a pioneros como Pepe Arriaza, Pedro Torres, Pepe Martín y Rafael Pozo.

  • La venta de la plaza del Solidíán al Jaén, por ocho millones de pesetas, la vivió como un auténtico palo. «Era el segundo del entrenador, Agustín Díaz, e iba a ser el técnico la siguiente campaña». Después pasó por el Electro Arriaza, el Suministros Muñoz de Torremolinos y, en 1994, se vinculó con la UMA gracias a Pedro Montiel, que fue preparador físico en el Solidián. «Tenían un proyecto de pabellón para inaugurar, en Teatinos. Piénsatelo, que se puede hacer algo grande, me dijo». Comenzaron en ligas universitarias a nivel andaluz, hasta ahora. Dos detalles más su primer apellido delata su origen italiano. Su abuelo, milanés, conoció a una perota... Y su nariz, propia de boxeador, no proviene del ring, aunque admite que boxeó y ganó cinco peleas amateur tras su amistad con Heredia III.

Después de tantos años entrenando, ¿qué ha tenido de especial esta plantilla para subir?

Los jugadores van cogiendo experiencia, y yo también sobre el trato a ellos, aunque sea ya mayor. Creo que se ha dado con la tecla. No solo el hecho de que el jugador esté feliz te garantiza ser campeón... Pero nuestros fichajes, Chillo, Javi Sánchez y Porky, han dado un salto de calidad al equipo; Tete y Crispi, los dos veteranos, han sido un complemento perfecto. Crispi siempre está pendiente del juego en defensa y tiene una visión tremenda, y Tete le da sentido al juego, mueve al equipo con sus pases. Son entrenadores en la cancha. Además, los jóvenes que debutaron el año pasado han crecido.

¿Con qué División de Honor se van a encontrar? ¿Qué panorama hay en la élite tras la crisis económica?

Han desaparecido muchos equipos, porque el fúbol-sala llegó a crecer mucho, pero hay entrenadores jóvenes muy cualificados. Sepa que desde el año 2000 tienen titulación tras un curso de entrenador. Todo ha crecido tácticamente, estratégicamente (en cuanto a jugadas ensayadas), y hay un ritmo de juego que casi no permite a un jugador estar más de tres minutos en la cancha. Es la mejor Liga del mundo. Con clubes con presupuestos muy altos que luchan por el titulo (F. C. Barcelona, Interviú y ElPozo), y equipos como el Jaén, que este año ha dado la sorpresa al ganar la Copa del Rey y que demuestran que no hay enemigo pequeño.

¿Habrá revolución en el proyecto?

No. Vamos a tener la misma línea de fichajes, de trabajo y de compromiso. Tenemos que tener los pies en el suelo. La política universitaria no es pagar a los jugadores que no cobran. Trabajan para el club como monitores en la Academia Red Blue (con 140 niños). Por ello se les remunera, además de las becas que logran con los campeonatos universitarios.

Pero algún fichaje habrá, ¿no?

La semana que viene jugamos el Campeonato de España Universitario, en Cáceres, y cuando acabe empezaremos el trabajo de hablar con equipos de cantera, con los filiales de ElPozo, del Barcelona... A ver quién nos pueden ceder. Aquí van a jugar. Vamos a ser seguramente el presupuesto más bajo de la categoría. Ya lo fuimos este año en Segunda.

¿En qué momento de la temporada empezó a pensar en ascender?

Hace meses dije que mi asignatura pendiente era tener un equipo en Division de Honor. Lo llevo soñando muchos años, y este año no lo pensé. El año pasado dimos siete bajas y fichamos a tres. Todavía me pellizco. Ya podemos presumir de esto. Hemos sido campeones merecidamente. Decir lo contrario sería un insulto a mis jugadores. Se lo han currado y la UMA tiene las puertas abiertas para todos los jugadores que quieran.

¿Cómo vivió el equipo el empate en Segovia en la penúltima jornada que casi lo frustra todo?

Íbamos 2-4 y 3-5 a falta de un minuto y medio (5-5 al final). No solo te llevas un palo... Cuando acabó el partido vi a los jugadores medio llorando. Hubo media hora dramática hasta que se conoció el empate del Brihuega. De ganar no nos permitía depender de nosotros mismos. Entonces les dije: Somos campeones. Esa rabia de no poder hacer nada se mantuvo hasta el pitido inicial del partido de Valdepeñas.

La ventaja rápida en ese choque fue vital, ¿verdad?

Claro. El 1-0 obliga al rival a abrirse, más al ser un rival tan veterano, que sabe cerrarse muy bien y buscar el contragolpe. Pudimos meter tres goles rápidos porque la gente estaba muy enchufada. Tengo que agradecer a la afición de Antequera, que nos llevaron en volandas. Virtualmente ellos también hicieron goles. Fue un matrimonio, una unión perfecta.

¿Qué les dijo a los jugadores antes del partido definitivo?

Les pinté en la pared los nombres de los doce y les puse «Pase lo que pase, somos de Primera», y eso se les grabó. No les podía hablar de táctica, solo de motivación: que dependía de nosotros y que el pabellón estaba lleno, que a todos los rivales les gustaría es

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