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Marta Mangué (d) abraza a Carmen Martín tras la victoria.
España espanta su pesadilla
SEMIFINALES

España espanta su pesadilla

Las 'guerreras' se aseguran la medalla en el Europeo tras vencer con autoridad a Montenegro en un gran partido de Silvia Navarro

Javier Bragado

Viernes, 19 de diciembre 2014, 19:28

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Si hay un enemigo al que miran con ardor las guerreras es Montenegro. El conjunto balcánico ha sido el muro contra el que ha chocado la selección española en su búsqueda de cada éxito reciente. Sólo en el Mundial de 2011 lograron las ibéricas derrotar a este adversario, porque en cada enfrentamiento en el torneo europeo salieron con el sabor amargo en la boca por la derrota y por la forma en que cayeron.

«No dejaremos que nos saquen del partido», repitieron las pupilas de Jorge Dueñas antes del duelo de semifinales. Sabedoras de la defensa aguerrida y al límite de las de Dragan Adzic, apretaron los dientes y miraron a los ojos de sus rivales en lugar de a los árbitros. De nada sirvió a las montenegrinas alcanzar el cuello de las españolas con sus manos cuando se acercaron a su portería. De poco sirvió a las balcánicas adelantar su línea en busca de pases perdidos, porque España resolvió el obstáculo con astucia y estrategia.

Ante los pasos adelante de las montenegrinas, Dueñas ordenó a Elisabeth Chávez incrustarse en la trinchera que abandonaron las líneas enemigas. Ahí la pivote canaria se movió con rapidez y alegría para descerrajar la portería de las balcánicas. Ni siquiera necesitaron recurrir a su cañonera habitual, Nerea Pena, quien reservó sus habituales uno contra uno en una primera mitad en la que sólo lanzó en dos ocasiones. El trabajo se completó con un gran rendimiento en defensa con la figura agigantada de Silvia Navarro, quien durante los primeros ocho minutos no recogió ningún balón de su propia portería. Sus compañeras levantaron una barricada de brazos con Lara González y Patricia Elorza como pilares y los momentáneos marcajes a Ktarina Bulatovic lograron reducir a la mejor lateral derecho del Europeo de Hungría a sólo tres tantos en la primera parte.

Con la retaguardia bien resguardada y con un alto porcentaje de efectividad en ataque (46% en la primera parte), el enfrentamiento se deslizó con rapidez hacia los deseos españoles (3-7 en el minuto 16). El resultado al descanso (8-13) se explicó por el excelente trabajo español y por la deriva montenegrina, ya que sus jugadoras optaron por jugadas individuales para enfrentar la frustración provocada por las españolas. Sólo una exclusión de dos minutos de Lara González redujo la ventaja antes del paso por los vestuarios.

La segunda parte duró realmente varios días. En tiempo real sólo los 30 minutos a reloj parado reglamentarios. Sin embargo, en la mente y en la pista transcurrió con el recuerdo del encuentro contra Rumanía, cuando las de Jorge Dueñas desperdiciaron su ventaja de cinco goles (14-9) para sucumbir con humillación y desesperación (20-22). En esta ocasión las españolas se concentraron ante las subcampeonas olímpicas y aguantaron de pie cuando les temblaron las piernas. La victoria no fue fácil, porque las de Adzic, herederas de la mentalidad yugoslava, tuvieron fe en la remontada y cada gol de desventaja descontado aumentó su confianza.

Por Silvia Navarro

Como ante las rumanas, las españolas atravesaron el desierto con más de doce minutos sin anotar hasta que apareció la elegida para el rescate: Nerea Pena. Sin embargo, echaron de menos las actuaciones anteriores de Pena, Carmen Martín y Marta Mangué, porque las españolas sólo marcaron seis veces en un segundo período de pesadilla ante quienes defendían el título de campeonas de Europa. Hasta el final Montenegro trató de asustar, pero con Silvia Navarro -detuvo 19 lanzamiento en total, uno de penalti- y la defensa, los instantes de terror se disiparon, aunque hubo momentos de vellos erizados (17-18, a falta de dos minutos). «Nuestra defensa y recuperaciones fueron suficientes para mantenernos», aseguró Dueñas en la rueda de prensa posterior. «Hicimos un gran trabajo en la primera parte pero ellas hicieron un gran trabajo en la segunda», reconoció Pena.

Espantada la pesadilla montenegrina, el monstruo que despertó a quienes se colgaron el bronce olímpico después de perder contra las balcánicas, el sueño español se abre de par en par. Seis años después de su única final continental, las de Dueñas optan a su primer título europeo gracias a su carácter para superar sus miedos y enmendar sus errores. Pero sobre todo, pueden ganar el título europeo por el elemento diferencial de Silvia Navarro y por la facultad de su entrenador para hallar en cada partido la pieza que debe encajar para ganar el partido. La siguiente exigencia será el domingo en una final a la que España acudirá sin pesadillas y con el premio doble de una medalla de oro que clasificaría directamente para los Juegos Olímpicos de Río.

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