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El pertiguista Renaud Lavillenie lloró en el podio por los abucheos
El calvario de Lavillenie
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El calvario de Lavillenie

Los abucheos que sufrió Lavillenie cuando se jugaba mano a mano el título olímpico de pértiga con el saltador local Thiago Braz da Silva causaron estupor

igor barcia

Miércoles, 17 de agosto 2016, 01:13

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Esto no es fútbol. Es la primera vez que veo algo así en atletismo. Es el momento más grande de tu vida. No puedo estar contento con eso. Ahora tengo que esperar otros cuatro años para recuperar el título. Los abucheos que sufrió Renaud Lavillenie cuando se jugaba mano a mano el título olímpico de pértiga con el saltador local Thiago Braz da Silva causaron estupor tanto al francés como al resto de aficionados al atletismo. No era la primera vez que los espectadores brasileños adoptan una actitud muy poco deportiva cuando uno de los suyos está en competición. Pero lo sucedido en la final de pértiga chocaba por su excepcionalidad.

El atletismo, por fortuna, es un deporte donde se acostumbra a respetar al rival y donde el aficionado valora el esfuerzo de todos y cada uno de los participantes. No se conciben actitudes ultras como las que sufrió un Lavillenie que ha recorrido todo el planeta con su pértiga, que ha competido en mil y un lugares, y al que se le vio desconcertado y fuera de lugar después de que los aficionados le silbaran cada vez que efectuaba un salto en el que se estaba jugando el oro olímpico.

Pues bien, no contentos con el 'ejemplo' antideportivo que dieron, los aficionados del estadio olímpico de Río de Janeiro dieron un paso más en su desafortunada actuación y han vuelto a increpar al plusmarquista mundial en la entrega de medallas correspondiente a la final de pértiga. Pese a que Thiago Braz da Silva se ha esforzado en animar a la grada para que aplaudiera a Lavillenie, no ha habido forma de que se reconociera el esfuerzo del mejor pertiguista del momento, que ha pasado por un trance muy desagradable, muy poco acorde a su altura deportiva. De hecho, no ha podido contener algunas lágrimas que a buen seguro eran mezcla de tristeza y rabia por lo que estaba viviendo, un espectáculo lamentable nada más y nada menos que el reconocimiento a los medallistas olímpicos en una disciplina. Desde luego que la actitud del campeón francés ha estado muy por encima de los aficionados que le han silbado, ya que ha tenido la clase de aguantar hasta el final por respecto al triunfador Da Silva.

Esperemos que sea la última vez que se ve algo tan desagradable en un estadio de atletismo, aunque nos tememos que Justin Gatlin sea el próximo en padecer la mala educación deportiva de aquellos que van a ver competiciones de atletismo como si fueran a otro tipo de espectáculo El americano ya tuvo que padecer otra pitada, esta vez porque los ultras de la grada no olvidaban ni su pasado relacionado con el dopaje ni que era el principal rival de Usain Bolt. Habrá que ver si el estadounidense vuelve a sufrir el mismo trato en las semifinales y final de 200 o por fin los seguidores entienden que esto es atletismo y que por encima de todas las filias y fobias posibles debe imperar el respeto.

Que tomen como ejemplo la lección de las fondistas Hambling y DAgostino, unidas en la desgracia de una caída y que se ayudaron mutuamente pese al dolor para alcanzar la meta de las semifinales de 5.000 metros. Una lección del espíritu olímpico y de solidaridad en el atletismo que ha tenido premio, ya que la IAAF ha decidido repescar a ambas por su ejemplo y que puedan competir en la final. Habrá que ver si están en condiciones físicas de hacerlo, peroolajá su ejemplo se repita en más ocasiones que lo que sucedió en la final de pértiga con el francés Lavillenie y el brasileño Da Silva.

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