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ALBERTO GÓMEZ / ALEJANDRO DÍAZ
Viernes, 6 de enero 2017, 00:24
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El golf aún está lejos de igualar los premios de sus campeonatos, pero la proyección de los circuitos femeninos, especialmente el americano, ha aumentado de forma extraordinaria en los últimos años, de forma similar a la popularidad que el tenis adquirió en los noventa. En España, sin embargo, el golf sigue arrastrando la etiqueta de ser un deporte elitista y excesivamente complicado. «Es mucho más caro hacer surf o esquiar. Falta cultura deportiva, conocimiento. Hace dos meses, antes de ir a los Juegos Olímpicos, me preguntaron si esto era un deporte», contaba hace poco sorprendida Marta Figueras-Dotti, precursora del golf español y referente europeo. Recién nombrada vicecapitana del combinado que dirigirá Annika Sorenstam en la Solheim Cup, versión femenina de la Ryder, Figueras-Dotti recuerda que cuando comenzó a jugar torneos 'amateurs' en los setenta era considerada un bicho raro: «Siempre hemos ido por detrás y aún falta mucho camino por recorrer, pero la evolución ha sido importante. El golf femenino está creciendo». El auge de este deporte resulta evidente en Estados Unidos y algunos países asiáticos, donde el impacto económico y mediático de los torneos femeninos aumenta cada año, un crecimiento que en el sur de Europa es mucho más discreto, aunque en algunos países como Francia, donde se disputa uno de los cinco 'majors' de cada año, las mujeres ya atraen a los campos a miles de aficionados. El Open de España femenino que se disputó en septiembre en Marbella es un ejemplo del impacto mediático y económico que generan estos campeonatos, aún lejos de las cifras de los circuitos masculinos pero cada vez más atractivos para patrocinadores y público. Perteneciente al Circuito Europeo, el segundo más importante del mundo tras el 'tour' americano, el torneo reparte 300.000 euros en premios, una cantidad muy inferior a los dos millones de euros que ofrece el Open de España masculino. Frente a esta desigualdad salarial, los resultados hablan por sí solos. Cuatro de las cinco victorias profesionales del golf español en 2016 fueron cosechadas por mujeres, entre ellas Azahara Muñoz. La malagueña, junto a Carlota Ciganda, se ha convertido en el referente de miles de niñas que comienzan a practicar este deporte con la esperanza de que en el futuro sean más visibles que hasta ahora. De momento, buena parte de la actualidad del golf profesional español habla en femenino. Y en plural.
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