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ROMA.
Martes, 14 de noviembre 2017, 00:45
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Debacle, desastre, drama, tragedia... Cualquier término se queda corto para describir el fracaso sin paliativos de Italia (0-0), un país con cuatro títulos universales en sus vitrinas, sólo superada por la pentacampeona Brasil, que no participará el próximo verano en la Copa del Mundo de Rusia. Tras no poder con España en la fase de grupos, le apeó Suecia, que hizo historia y vuelve a la élite tras perderse los dos últimos certámenes en Sudáfrica y Brasil. Huérfana de juego, nerviosa, precipitada, sin fe y víctima de una pésima gestión de Giampiero Ventura desde el banquillo, Italia no pudo marcarle a la correosa Suecia tampoco en San Siro, lloró sus miserias y se quedará sin competir en un Mundial por primera vez desde Suecia 58, la edición que descubrió a Pelé con sólo 17 años.
Han tenido que pasar nada menos que 60 años para que los 'azzurri' no jueguen la fase final del gran certamen futbolístico. Tras 14 ediciones seguidas compitiendo en Mundiales, Rusia echará de menos a este combinado siempre competitivo pero ahora plano, sin estrellas, sin jugadores capaces de decidir partidos, eliminatorias o finales.
Tampoco la Italia que venció a España en los octavos de final de la Eurocopa de Francia tenía grandes jugadores desequilibrantes, pero estaba mucho mejor trabajada por Antonio Conte. Nada que ver el hoy técnico del Chelsea con el inmovilista Ventura, al que se le expulsará del cargo por insistir en los tres centrales, prescindir de Insigne, no saber cambiar la dinámica del juego y, en definitiva, pasar a la historia por ser el seleccionador que no clasificó a Italia para un Mundial.
El duelo evidenció desde el principio los lastres que arrastraron a Italia a una situación extrema. La 'azzurra' es una selección competitiva pero sin magia. Le falta un 'fantasista' que surta de balones a los delanteros y más creación en el centro del campo. También pegada.
Ventura hizo caso omiso a las peticiones de casi todo el país, incluidos Pirlo y Sacchi, e insistió en el dibujo con tres centrales y en dejar como suplente a Insigne. Si había que morir, quería hacerlo el veterano técnico fiel a sus principios.
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