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P. RÍOS
BARCELONA.
Lunes, 23 de octubre 2017, 01:10
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Luis Suárez falló ante el Málaga un gol de esos que aparece en los resúmenes de fin de año de las situaciones cómicas del mundo del deporte. Sergi Roberto cruzó todo el campo y le dejó el balón a un metro de la portería y con el guardameta en el otro poste, pero el uruguayo envió el esférico fuera con la izquierda. No afectó al resultado (2-0), pero sí a su autoestima dañada por un partido en el que no le salió nada de nada. Sólo lleva tres goles en seis jornadas de Liga (se perdió dos por lesión y una por descanso), pero más que el dato inquietan las sensaciones. Y para encontrar explicaciones, todo empieza y acaba por lo mismo: la rodilla.
El uruguayo se lesionó la rodilla derecha en la vuelta de la Supercopa de España ante el Real Madrid. Se le diagnosticó un mes de baja, pero a las dos semanas ya estaba jugando en el Barça y en una selección de Uruguay que lo necesitaba para clasificarse para el Mundial de Rusia. No fue un regreso limpio. Siempre con su mejor actitud, pero con menos acierto y mucho más torpe en sus movimientos, sobre todo con balón. Poco a poco se ha ido sabiendo que un quiste en esa rodilla le molesta, pero no le impide jugar porque es un futbolista que soporta bien el dolor. Entre rumores de operación, la Federación de Uruguay (AUF) ha aceptado la solicitud del Barcelona y lo liberará de los amistosos previstos para el 10 y 14 de noviembre ante Polonia y Austria.
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