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Los jugadores del Real Madrid celebran el primer gol.
El Madrid tira de oficio y de balón parado
13ª jornada

El Madrid tira de oficio y de balón parado

Los blancos no brillan en Ipurua, pero responden a la exigencia con un gol tras un córner y con un penalti inexistente

Amador Gómez

Domingo, 29 de noviembre 2015, 01:47

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El Real Madrid tiró de oficio y de balón parado para derrotar al Eibar en el complicado campo de Ipurua y rehabilitarse en cierta manera tras las derrotas ante el Sevilla y el Barça y su contradictorio partido frente al Shakhtar. Además de lograr una victoria obligada, después de encajar 10 goles en tres encuentros, por fin consiguió dejar también su portería a cero. Los blancos, sin fútbol y con muchas dudas, al igual que Rafa Benítez continúa con decisiones sorprendentes, con James de nuevo como víctima, no brillaron en Ipurua, pero entre tanta bruma, al menos sumó tres puntos gracias a su esfuerzo y a un gol tras un córner y otro después de un penalti inexistente, ambos en el tramo final de ambas partes.

Con una jugada ensayada, según se encargó de destacar Benítez, y en el momento más oportuno, sin habérselo entonces merecido, el Madrid se fue con ventaja al descanso y puso asegurar así el triunfo gracias a un cabezazo de Bale desde la posición de delantero centro ahora teóricamente destinada a Cristiano Ronaldo. Sin movilidad de los atacantes y con el equipo blanco muy lento y completamente atascado ante la presión del Eibar, sólo había dispuesto el Madrid de una clara ocasión de gol en el primer tiempo, malograda por el desesperado Cristiano en un mano a mano con Riesgo, pero sacó petróleo tras un saque de esquina. Gracias a un gran centro de Modric, el mejor del equipo de Benítez junto a James en un centro del campo al que anuló durante todo un tiempo el conjunto de Mendilibar, bastante más sacrificado en la primera parte la recuperación que un Madrid que, sin fluidez ni dominio, buscó siempre con balones largos a Cristiano sin ningún resultado.

No hubo chispa ni profundidad en el equipo madridista, que no logró imponer su superioridad hasta la recta final, aunque tampoco sufrió atrás dada la inoperancia ofensiva de un Eibar que jugó de tú a tú al favorito durante más de media hora, aunque era la calidad la que auguraba que el partido se inclinaría hacia los blancos. Sobre todo, gracias a James, a quien, tras ser señalado por Benítez a causa del desastre del clásico, el técnico tenía reservada una plaza en el once, al igual que otra en el banquillo para Benzema, algo esperado debido a la situación anímica que está atravesando el francés. Sin embargo, el colombiano volvió a ser sustituido al comienzo del segundo tiempo y el enésimo desaire de Benítez provocó que James abandonase el césped con muy mala cara.

La sorpresa tampoco fue que, ante la baja de Marcelo, Danilo se cambiase de banda y jugase por la izquierda, donde se mostró nulo, sino que Benítez dejó fuera del once al hombre del equilibrio, Casemiro, para apostar por Kovacic junto al incansable Modric y a Kroos, otro que sufre un preocupante bajón. La intención del Madrid, pese al intercambio de posiciones de Bale y Cristiano, era un 4-3-3 con James por la derecha, el portugués por el centro, y el galés por su posición natural, la izquierda. Sin embargo, no había movimiento de los delanteros entre líneas y el Madrid no creaba fútbol que pusiese en problemas al Eibar. El conjunto guipuzcoano tenía muy claro cómo debía jugarle al Madrid en un terreno de tan pequeñas proporciones y, dado que el juego se desarrollaba casi siempre en muy pocos metros en el medio campo, logró aguantar durante casi una parte completa en la que los blancos no respondieron a la exigencia con fútbol, aunque sí con experiencia y eficacia.

Pese al golpe recibido y a que el Madrid dio un paso al frente en el inicio del segundo tiempo, el Eibar volvió a animarse y fue aún más atrevido, jugando en campo contrario e intentando sorprender con disparos lejanos a Keylor Navas. Dejó el equipo de Benítez durante una larga fase el balón a un equipo al que le gusta, no sólo destruir, sino también jugar al fútbol, pero arriba el Eibar no tenía punch. Así, el Madrid salió airoso de ese período, hasta que el Eibar, agotado, se fue desinflando, y los blancos por fin se hicieron dueños de un partido que pudieron cerrar con un penalti no señalado a Cristiano y otro gol perdonado por el portugués. En este caso, casi a portería vacía frente a Riesgo, algo incomprensible para Cristiano, que antes no fallaba oportunidades tan claras. Lo logró con un penalti regalado por Gil Manzano, ya que Lucas Vázquez se tiró y el luso negado con el gol no falló desde el punto fatídico. Para el final quedó la lesión muscular de Carvajal, la decimosexta ya que sufren los madridistas esta temporada. Otro fenómeno a estudiar.

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