Bravo se estrena con un borrón

El nuevo Barça se puso a prueba ante el Nápoles, al que hace tres veranos goleó 5-0 en un Gamper y, pese a que fue voluntarioso con una apuesta por el balón, no fue capaz de aprovechar sus ocasiones más claras hasta caer derrotado pese a mostrar mejores sensaciones que su rival. Lo hizo por un doble fallo de Claudio Bravo, que primero patinó en un despeje tras una cesión y más tarde fue incapaz de blocar el disparo posterior, lejano y con una rosca hacia fuera. La bola terminó entrando por alto tras patinarle en sus manos. Se quedó con gesto serio el chileno meditando si el fallo influirá en su carrera por la titularidad ante Ter Stegen. Más allá del borrón de Bravo, que en todos estos años en la Real Sociedad ya conjugaba manos salvadoras con errores groseros, Luis Enrique pudo sacar otras conclusiones del ensayo. Su equipo concedió dos tiros a puerta y recibió un gol; siendo incapaz de lograr uno en diez claros intentos. Cierto es que se topó con un inspirado Rafael, que busca aprovechar el hueco dejado por un Pepe Reina que ya habita en Múnich, pero parece que necesitará de la pólvora y mordiente de Messi, Neymar y Luis Suárez.

De inicio, el asturiano apostó por un 4-3-3 con el joven Munir y Pedro abiertos pero no pegados a las líneas, con Rafinha por detrás. Luis Enrique pide a sus interiores participación y llegada, más que ayudas a la salida de balón de sus centrales. Uno de ellos, Piqué, se mostró algo despistado cuando Callejón botó rápido una falta que dejaba solo a Insigne ante Bravo. El chileno arrancó bien en su debut, ya que sacó una mano espectacular con la izquierda tras un cabezazo a balón parado de Hamsik. La acción evidenció dos cosas: que el chileno sigue igual de ágil a mano cambiada y que Luis Enrique debe mejorar las deficiencias en la estrategia, que por el momento son las mismas que tenía con Pep, Tito y Martino.

El equipo estaba impreciso pese a la presencia de Rakitic e Iniesta, que cuando apareció centró los focos en Rafael, que sacó dos manos a manos ante Munir. El Barça también optó por lanzar desde fuera con un Pedro que sigue a lo suyo, sea quien sea el entrenador. Trabajo, intensidad, velocidad y remate. Uno se fue al lateral de la red tras un buen balón largo de Pique, con posterior control en carrera de Alba que completó un gran pase de la muerte que marró el canario, que como Rafinha también lo buscó desde fuera.

Tras una hora de juego, el carrusel de cambios varió el panorama, ya que dejó sobre el césped un once, con Montoya de capitán, que era casi un Barça B atrevido, con el talentoso Halilovic junto a Sergi Roberto, Samper, Grimaldo o Sandro buscando los espacios de un Nápoles bien colocado en las tareas defensivas marcadas por Benítez, pero que estuvo lejos de la intensidad habitual mostrada en la Serie A desde la llegada del técnico madrileño. En la recta final, con la entrada del chileno Vargas, se mostró algo más atrevido y generó algo de inquietud entre los jóvenes defensas azulgrana.

El equipo italiano es, junto a Oporto, Zenit, Leverkusen y Arsenal, uno de los posibles rivales del Athletic en el sorteo de la previa de la Champions que se celebrará mañana en Nyon. Cuando parecía que iba a terminar sin goles llegó el chutazo escurridizo de Dzemaili. Buscaron los jóvenes evitar la derrota, que el Nápoles se convierta en una pesadilla para Bravo pero Rafael frenó por dos veces el juvenil ímpetu de los canteranos, a los que les faltó serenidad a la hora de elegir las acciones.

Por el momento, el balance de estos tres tests de Luis Enrique genera dudas: un triunfo (ante el Recre por 0-1), un empate (1-1 frente al Niza) y una derrota (Nápoles, 1-0). Dos goles marcados (uno de ellos de Xavi tras un penalti) y otros dos encajados.

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